En enero reparto ladrillos para construir tu realidad

Estoy en el cuarto de estar de mi casa, en Irotz.

Me he sentado cómodamente en el sofá dispuesto a leer el libro de Julia Cameron

que ha llegado justo esta tarde.

Me ha producido placer el hecho de sentarme tranquilo, cálido,

con el árbol de Navidad parpadeando a mi izquierda.

Es un lujo placentero poder hacer esto mientras espero la hora de ir a buscar a Nebai.

Mientras Zuriñe acuesta a Adur y Nila estudia en Barcelona.

No obstante, he sentido un pinchazo de culpabilidad,

pensando en quien no puede disfrutar de este lujo.

Y me he quedado pensando unos minutos que estaría dispuesto a renunciar a mi comodidad si alguien solicitase mi ayuda.

Y he pensado a ver quién, en este momento, podría necesitar de mí.

He pensado en hospitales, en ongs, en voluntariados…

y también he pensado en que si alguien me llama salgo de casa en su ayuda.

Pero me he dado cuenta de que no es fácil que me llame nadie.

De que quizás tendría que salir a buscar a gente a la que pueda ayudar.

He seguido sentado, caliente.

Satisfecho de la vida que tengo, y con la sombra de cómo darme más al mundo.

He abierto el libro de Julia y me he emocionado con sus primeras frases.

Y he pensado que qué pena que haya quien no lea.

Que haya quien no disfrute de este lujo.

De abrir un libro, de subrayarlo, de olerlo, de hacer los ejercicios que propone…

Y me he dado cuenta de que yo estoy aquí caliente porque he leído mucho

y porque también he tiritado de frío y de miedo de madrugada,

con un incontenible castañeteo de dientes, en la barricada, en la lucha por que nadie más pase frío.

Y he cerrado el libro para escribir tres folios, a mano, en mi cuaderno de trabajo.

Y sé que esto construye mi vida.

Y que la siguiente pandemia o confinamiento me pillará igual de bien que la anterior.

Porque el disfrute de abrir un libro,

El gozo de llenar tres páginas de palabras,

purifican mi mente igual que

Un chaparrón purifica el aire.

Y que esto hace posible vivir donde vivo.

Hacer lo que hago.

Porque cada decisión que tomo,

influida por lo que leo,

es un ladrillo que configura mi realidad.

 

Si quieres poner unos cuantos ladrillos en tu realidad más idílica,

El 21 de enero, en Arbizu, tienes una cita.

Omkar Carabia, 9/12/2022

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Omkar Carabia

Director de Amari Yoga

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