Devolución del Encuentro de Primavera Amari Yoga

Encuentro de Primavera en Amari Yoga Mayo 2022

Me decía una alumna, como tantas otras personas que pasan por aquí, que lo que hago no es yoga.

Porque se sorprenden de las cosas que hacemos y, sobre todo, de cómo las hacemos.

El ritmo, el contenido humanista, el trabajo intenso, divertido y profundo adaptado a grupos heterogéneos donde lo mismo hay profesores y profesoras de yoga de otras escuelas que un carpintero, que una profesora de infantil…

y tengo la habilidad de satisfacer a todos ellos a la vez.

ME DICEN QUE NO ES YOGA LO QUE HAGO.

Porque hacemos más cosas que posturas.

Y porque cuando hago

secuencias de asanas, encadenándolas armónicamente, les voy llevando por un viaje donde se agudizan los sentidos

y te vives desde un cuerpo más ligero, lubricado por dentro.

Se abre un mundo de sensaciones en cada sesión donde voy señalando, no cómo alinear el cuerpo, sino como sentir el alma a través de él.

Pero antes de hacer una secuencia de asanas, que es lo que casi todo el mundo piensa que es el yoga, hemos hecho un montón de cosas.

Cantar un mantra de apertura.

Pero no un mantra cualquiera, sino uno que te centra.

Que te da propósito.

Después otro que te celebra, que te acoge, bálsamo para una vida de altibajos a veces sin sentido.

Y después un mantra sinfónico que te levanta hasta lo más alto del cielo e, inevitablemente, se derraman lágrimas de gozo y de alegría por saborear esa sensación de haber llegado a meta.

Esa sensación de “ya está”.

Todo está bien.

La vida es el objetivo.

La vida es el regalo.

Lo único que tengo que hacer es juagar con ella.

Puedo tomar iniciativa. Puedo transformar lo que no me gusta. Puedo construir mis sueños paso a paso cuando marco la dirección a la que quiero llegar.

No es necesario que me quede esperando a que pase algo excitante.

Lo puedo provocar.

Lo puedo hacer realidad.

Porque da igual lo que haga, que trabaje en una cosa o en otra, porque al fin y al cabo voy a transmitir mi esencia haga lo que haga.

Voy a brillar y hacer que los demás se sientan mejor cuando están conmigo.

¿Cuál es mi misión?

Me preguntan a menudo.

Vivir, les respondo.

No cometer el error de llegar a tu último día aburrido.

Sería tremendo, estar en tus últimas respiraciones lamentándote de no haber vivido. De no haber jugado con los retos que tu vida te ha planteado.

Vive y no pienses tanto, hombre. Juega con lo que te sucede.

Sácales jugo a las situaciones y dale color a la rutina. Sé travieso, un poco, y revuelve a los que tienes cerca, para que ellos se animen también, y el juego se haga grande.

ME DICEN QUE NO ES YOGA LO QUE HAGO,

pero ayer estuvimos dos horas seguidas respirando y explorando nuestros cuerpos sutiles.

Estuvimos meditando, no en plan adusto y serio de cara a la pared, sino flotando en un mar sedoso y dulce de sensaciones ligeras y nuevas.

Después hicimos karanas exigentes y, sudando la gota gorda, celebramos ese momento danzando con sentido, con guía.

No era sólo bailar desde la alegría que te desborda, no.

Era algo más.

Era representar a través de la danza la necesidad de estar solos de vez en cuando, en nuestro mundo interno.

Pero al escuchar la llamada de la tribu, del colectivo, acudíamos con ganas a formar parte de algo más grande.

Y estábamos a gusto todos juntos, para después estar a gusto en nuestra individualidad.

ME DICEN QUE NO ES YOGA LO QUE HAGO

pero movimos nuestra consciencia a otra dimensión llena de posibilidades.

Rompimos el corsé mental que hace que nos creamos que las cosas

“son como son y que siempre ha sido así y que no se pueden cambiar”.

Pues no, vimos y sentimos que las cosas pueden moldearse de muchas maneras.

Y que tenemos la capacidad de construir una realidad nueva no con superpoderes, sino con consciencia.

ME DICEN QUE NO ES YOGA LO QUE HAGO

porque no explico las posturas, porque no paro la sesión, de golpe, para mostrar algo o para decir si la mano se pone aquí o allá.

Porque simplemente voy creando la secuencia en directo y la guío para todo el mundo igual, aunque cada cual la haga a su manera.

No enseño cosas para que las repitan después.

No quiero que hagan exactamente lo que hago yo.

No quiero darles un pez, quiero que pesquen.

TAL VEZ NO SEA YOGA LO QUE HAGO .

Pero ¿ qué es? ¿Una mezcla de biodanza, cinco ritmos, expresión corporal, asanas, prananayama, meditación, danza, chamanismo autóctono…

todo eso batido y servido con más o menos gracia?

No. Tampoco es eso.

Porque hay orden. Hay sentido. Hay guía superior. Hay una consciencia más grande que la mía que me inspira, me sugiere, me sopla al oído que vaya por aquí o que vaya por allá, haciendo lo adecuado en cada momento.

Hay transformación rápida.

Hay sabiduría y hay profundidad.

Lo que pasa es que le han dejado todos esos juguetes a un crío y los combina como quiere.

Y hay pureza. Y hay inocencia. Y cariño sin empalagar.

Hay brillo en la mirada y plenitud en el corazón.

Hay mucha alegría, y la fraternidad no se obliga, se manifiesta sola.

No hay ni una queja, ni una mala cara aunque nos caiga la lluvia en medio del bosque o aunque oigas al de al lado roncar.

Esto es lo que tengo, esto es lo que soy. ¿Será Yoga? Yo creo que sí.

Omkar Carabia Nuin Mayo 2022

Nos vemos en las 4 semanas de verano. Un sueño al alcance de la mano.

Omkar Carabia Mayo 2022

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Director de Amari Yoga

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