Así empieza un viaje a la luna y a la meta.
Aterrizamos en Arrecife, Lanzarote. Con ganas de ver que nos puede ofrecer esta bonita isla de la que tanto se habla en el triatlón. Tocaba descubrir un poco la isla antes de la gran cita Ironman 70.3 Lanzarote. Nos alojamos en Soo, una pequeña localidad al lado de la La Santa. Por la tarde nos pasamos a ver las instalaciones del Club La Santa, realmente espectacular! Estiramos brazos en la piscina olímpica nueva, que deja sin aliento. Invita a nadar sin duda. Recogida de dorsal y aún con la cabeza en otro lado y es que venía con molestias en la ingle y sólo pensaba en encontrar un fisio por allí. Enseguida me pasaron el contacto de Osteo43, un gran osteópata de Barcelona que reside en Lanzarote y desde hace años está al frente de la consulta. Pude coger la última hora de viernes, un poco justo pensando que el sábado era la carrera. Viernes tocaba rodar una horita para mover las piernas, llevo una semana casi de descanso pues el finde anterior estuve en la Rapha Womens Prestige con mis chicas de Barcelona girls on wheels en las Dolomitas! Impresionante experiencia pero machaca las piernas de cualquiera. Así que el descanso fue merecido.
No hacía mucho viento ni demasiado calor los días previos, tengo mejores sensaciones que el día anterior. Aprovecho el resto de la mañana para acercarme a una competición de surf de pros Sub23 de Europa. Una pasada, siempre está bien ver otros deportes. Por la tarde tocaba dejar la bici y las bolsas de run y bike en la zona de boxes. Hacía tiempo que no hacía un triatlón de larga y ya no se que poner en cada bolsa. Pegatina arriba y pegatina abajo, me da la sensación de que sobran algunas, es como cuando montas un mueble de Ikea y te sobra una pieza. Siempre con el miedo de dejarte eso que te va a salvar el dia. Pero eso no existe.
Ya con todo en boxes me siento mucho más aliviada y rápido al osteópata!! Sin duda, un gran profesional con experiencia que me arregló lo que pudo para poder competir 15 horas más tarde. Cenita prontito en el apartamento, he de decir que no fui a la pasta party porque estás situaciones suelen agobiarme un poco y cansarme más de la cuenta, pero eso va a gustos. Menú de siempre y a la cama!! Por desgracia no era demasiado cómoda y doy mil vueltas pero consigo descansar.
Todo listo y pistoletazo de salida!! Salida muy estresante y confusa, nadie sabe en qué rumbo va y solo hago que encontrarme con piernas y brazos azotandome. Almenos me ayudó a despertar y empezar hacer de culebrilla hacia los lados para evitar golpes pero siempre está el típico que te sigue y luego pretende desviarte de tu trayectoria porque no mira hacia la boya, peculiaridades del triatlón, sigo a mi ritmo crucero y voy dejando boyas atrás hasta que ya veo la última, me doy ánimos, pienso “un tramo menos”. La salida del agua se me hace interminable pero llego a la T1, sin darme cuenta estoy ya con la bici en la mano. La organización muy bien coordinada te ayudaban a ser rápido recogiendo la bolsas de transición.
Bici en mano y ya más contenta me toca la mejor parte, la que disfruto más. Salgo de pie en la bici motivada y con ganas!! Pero me dura poco, a los pocos metros después de un trayecto de sube y baja me doy cuenta que no llevo la bicicleta adecuada, por primera vez en mi vida ciclista deseo tener en las manos una cabra, me había olvidado los acoples en casa y los heche más de menos que a nada. El viento empieza a participar en el triatlón, aún no lo habia sentido antes pero allí estaba. Pedaleo a buen ritmo pero veo que necesito acoplarme para poder ser más aerodinámica y atravesar el viento sin desgastarme tanto. Intento pensar en otras cosas pero el ruido del viento no deja que puedas pensar en nada más. Todo sube pero parece llano asi que estás en desconcierto continuo. Rectas interminables de alquitrán negro carbón que te sacan fuerzas antes de empezar. Sólo pienso en que llegue el puerto, se que eso me animará.
Finalmente allí estaba el primer puerto el de Tabayesco y su enlace hacía la subida a Haria, el viento nos da una tregua durante la subida, la disfruto más que nadie, empiezo a poder pasar ciclistas y me siento dentro de un juego, me pongo puntos por cada ciclista que me ha avanzado en las largas rectas con sus aviones. Pero se acaba demasiado rápido quiero seguir subiendo, pero se acabó, bajada 4 curvas divertidas y otra vez mi enemigo, el viento de cara. Nunca había pedaleado de bajada, no sabes si vas para adelante o para atrás, si sube o baja. Sólo veía cabras con nórdicos e ingleses encima como me pasaban como aviones.
Todo era negativo, no encuentro motivación en las subidas al pueblo de la Santa ni tampoco en las bajadas. No hay ganas para seguir. Alberto que me anima sin cesar pero le pido que deje de hacerlo. Paso a paso voy avanzando pero cada vez me bloqueo más y estoy más enfadada conmigo por hacerlo. ¿Qué me pasa? ¿Que está faltando? Son los entrenos que me he saltado y las escusas que he puesto a mi pobre entrenador Richard Calle que ha intentado todo para animarme a correr. Empiezo a caminar a paso lento, pero la cabeza va a mil por hora, intento arrastrarme hasta los avituallamientos y me tiro 2 y 3 vasos de agua por la cabeza, no quiero comer, solo beber. Me parece un infierno, quiero parar, quiero abandonar. Pero ya solo estoy a una vuelta de la meta, paso por el reloj y eso aún me desanima más. Siempre decimos que no vamos con un tiempo en mente, pero no es verdad. Sí lo tenemos, sí esperamos de nosotros mismos hacerlo un poquito mejor que la última vez, pero no contamos en que cada prueba te pone unos límites distintos y a veces no te los esperas.
Alberto me sigue un tramo en bici y le pido que me cuente cosas, le pregunto ¿Quién ha ganado? ¿Cómo han ido las chicas españolas, y los chicos? Eso hace que se me pase más rápido el tiempo, ya llevo demasiado en el run, ya veo que mi parcial será de ponerse a llorar. Pero tengo que acabar. Último avituallamiento, me vuelvo a tirar un vaso de agua por el cuerpo y cabeza. El sol me abrasa y me incomoda cada vez más. Doy las gracias a esos jóvenes voluntarios que me esperaban con vasos de agua con una sonrisa en la cara en cada uno de los múltiples avituallamientos del sector de run. Aunque eché de menos que ofrecieran sales o isotónico, me lo dejé en la bici y lo eché de menos al correr. Entro en el estadio con mirada baja y se que ya voy camino a la meta. No creo que esté acabando, no disfruto esos últimos metros. El final es agridulce ese último tramo de correr, me costo tanto que no siento que fuera un buen resultado. Pero dos días más tarde sé que sí fué un buen resultado pero por primera vez mi cabeza no me apoyó sino que me pasó una mala jugada.
Cate
El joven triatleta repasa su trayectoria y nos habla de sueños tachados, de sus nuevos…
El belga se deja ver en la modalidad de moda entre los triatletas y hoy…
La de la británica es la otra gran historia que deja la última competición del…
En 2026 se realizarán pruebas directamente en competición, con el objetivo de encontrar una solución…
a temporada 2025 ya es historia, pero no ha sido una más. Ha sido un…
La prueba formará parte del circuito oficial de Copas del Mundo de World Triathlon y…