En este artículo, los compañeros de Efecto Dorsal te ayudarán a saber elegir en qué tipo de terreno debes correr en función del tipo de sesión que quieras llevar a cabo. ¡Aplícate lo que te explicamos y sufrirás menos lesiones!

Siempre suele haber incertidumbre respecto a los terrenos para correr, ya seamos atletas experimentados o principantes en el mundo del running. Por ello, queremos arrojar un poco de luz en este asunto, así que vamos a hacer un breve repaso de los diferentes tipos de terreno que podemos encontrar cuando salimos a entrenar. Después de leer este texto sabrás qué tipo de superficie es la óptima para cada uno de tus entrenamientos.

Hormigón: aquí incluimos hormigón como tal: aceras, baldosas… Son materiales realmente duros, y que no absorben el impacto, con lo que nos devuelve toda la fuerza que ejercemos. Puede llegar a ser muy lesivo, sobre todo si el suelo no es regular. Además suele ir muy acompañado de obstáculos a evitar. Lo mejor, a ser posible, es evitarlo siempre.

Asfalto: sí, es cierto que es algo más blando que el hormigón, pero tampoco es para echar cohetes. El asfalto devuelve prácticamente toda la fuerza ejercida, con lo que las articulaciones no están para nada a salvo. Al igual que con el hormigón, su ventaja suele ser que es (por lo general) muy regular. No obstante, lo ideal es correr en él sólo cuando competimos en carreras en ruta si disponemos de otras superficies para nuestros entrenamientos.

Pista: entendemos pista como pista forestal. La de atletismo (tartán) la veremos luego. Las pistas son una gran opción para rodajes largos. Tienen un impacto muy agradecido para las articulaciones y allí se pueden sumar muchos kilómetros porque el grijo suelto, amortigua bastante la caída. De todas formas, ¡atentos al suelo!, sobre todo en días de lluvia.

Cinta: a caballo entre el tartán y la pista. Es un terreno muy cómodo a nivel de articulaciones y muscular. Es un terreno semiblando, donde las articulaciones no se cargan tanto, sin embargo, a nivel mental puede ser realmente duro para algunos. Otra de las ventajas es que la pisada es totalmente regular porque no hay peraltes, resaltos, baches… Como curiosidad, el uso en cinta de la cadena posterior (sobre todo isquios) es menor que en la vida real. Puede ser una ventaja a nivel de recuperación de lesiones o sobreesfuerzos, pero debemos ser conscientes de que abusar de la cinta puede ser contraproducente: nuestra técnica allí no es exactamente igual que en otros terrenos y acostumbrarnos a ella puede traernos problemas cuando pasemos a otros terrenos.

Tartán: la clásica pista de atletismo. Uno de los mejores (por no decir el mejor) terrenos para correr. Es un terreno semiblando, agradecido para las articulaciones, y muy estable. Además, si tu ayuntamiento tiene un mínimo de cariño, es un terreno muy llano, sin agujeros ni partes abruptas. Con ello, quitamos una preocupación de las que podríamos tener en la pista forestal antes citada. El único pero que encontramos, es que si entrenamos siempre haciendo las vueltas hacia el mismo sentido, podremos acabar generando descompensaciones en el tren inferior y teniendo una pierna más fuerte que otra. Sin duda, la mejor opción para series a intensidades altas.

Césped: abarcamos aquí también el cesped artificial. Es una de las mejores superficies para recuperar lesiones y hacer rodajes largos. El pero viene cuando buscamos superficies largas y regulares de este tipo. Es difícil encontrar tramos muy largos de césped regular. Al final, muchas veces se acaba dando vueltas en un campo de fútbol o similar encontrándonos así con el mismo problema del sentido de vueltas del tartán.

Arena (de playa o similares): es un terreno delicado. Si se trabaja con cuidado, puede devolver grandes beneficios, pero si abusamos de el, el riesgo de lesión es altísimo. En arena blanda, conseguiremos algo más de tracción y no cargaremos tanto la muculatura. El problema en este caso es que la parte de la orilla siempre está un poco peraltada y tenemos que tener cuidado y cambiar de dirección con frecuencia. En arena seca, la cosa cambia. Se fortalece mucho la musculatura y ligamentos, pero la intensidad del entreno aumenta enormemente.

Barro: Muy similar a la arena. Bajo impacto pero alto desgaste muscular. Debido a la falta de tracción se hace un uso acusado de la cadena posterior en el impulso de la zancada. Es un terreno muy agradecido para las articulaciones pero con una alta carga para los músculos.