Hay distintos grados de deshidratación, pero se considera grave cuando se pierde más del 5% de peso corporal. Por ejemplo, una persona de 60kg, que ha perdido más de 3 kg.
El efecto de la deshidratación en nuestro rendimiento variará mucho según las condiciones climáticas: a más temperatura peor serán los efectos, ya que a nuestro cuerpo le costará más refrigerarse para mantener su temperatura normal (37º):
Sorprendentemente, estos rangos de deshidratación parecen no tener ningún efecto negativo en corredores de 100m lisos, deporte básicamente de potencia muscular. La potencia y fuerza muscular empiezan a verse afectadas a partir del 3-4% de la pérdida de peso corporal, que equivale a 1,8/2,4kg en alguien de 60 kg.
Así como parece ser bastante fácil controlar el nivel de deshidratación de un deportista a través de cambios de peso corporal, la pérdida de electrolitos es mucho más difícil de cuantificar, siendo el sodio (Na) y el cloro (Cl) los minerales más relevantes, ya que son los que perdemos en mayor cantidad en forma sal (NaCl) a través del sudor.
La pérdida de sal entre deportistas en condiciones parecidas de esfuerzo, puede variar muchísimo: por ejemplo, dos jugadores de fútbol en el mismo partido, pueden perder desde 2g el que menos, hasta 10g el que más. Esto es fácil de apreciar, ya que los deportistas de sudor salado, dejan marcas blancas de sal en sus ropas.
Sólo será necesario recuperar electrolitos durante el ejercicio, cuando este sea de más de 2h de duración, en los que podemos perder gran cantidad de sal (electrolitos).
Si bien en ocasiones es muy importante mantener una buena hidratación y reposición de los electrolitos durante el ejercicio, hay otras en las que no es necesario. No se precisa ningún tipo de hidratación durante los entrenos o competiciones de corta duración, a no ser que estemos entrenando más de una vez al día y necesitemos una rápida recuperación. En principio, con el agua ingerida post ejercicio “Ad Libitum” (a gusto) y el sodio que nos aporte la comida siguiente, recuperaremos el agua y los electrolitos perdidos. La absorción de agua y sodio durante las comidas es muy completa, y nos garantiza una muy buena reposición. La rehidratación durante las comidas es igual o mejor que con suplementos o bebidas isotónicas. El sodio de las comida refuerza la retención del agua para una mejor hidratación.
Casos en los que no seria necesaria una hidratación extra:
En conclusión, sólo cuando la duración del ejercicio exceda los 60 minutos y la temperatura sea elevada, la pérdida de líquido y electrolitos por sudor alcanzará niveles suficientes para tener un efecto negativo en nuestro rendimiento y precisar de hidratación durante el ejercicio.
Carles Rosés Pol – Alimmenta
Susan M. Shirreffs & Michael N. Sawka (2011): Fluid and electrolyte needs for training, competition, and recovery, Journal of Sports Sciences, 29:sup1, S39-S46
Ron Maughan: Fluid and carbohydrate intake during exercice. Louise Burke & Vicki Deakin: Clinical Sport Nutrition. 4th edition. Mc Graw Hill; 2010. p. 330-358.
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