La británica suma un nuevo éxito en el atletismo en una carrera deportiva donde su paso por el duatlón fue clave para vivir su presente actual.
Terminó el Mundial de Atletismo disputado en Tokio y la última jornada acabó con una medalla con sabor a duatlón, la de plata que Georgia Hunter-Bell se colgó en la final del 800m que conquistó la keniata Lilian Odira.
El subcampeonato mundial es el quinto éxito de la británica en los dos últimos años y cuyo regreso al atletismo profesional tal y como explicamos jamás se hubiese producido sin el Mundial de duatlón de Ibiza 2023, donde su triunfo en los Grupos de Edad fue determinante para que Hunter-Bell aceptase la propuesta de su entrenador de toda la vida de tornar al tartán y posteriormente acceder al grupo de alto rendimiento de Manchester en el que comparte pista con Keely Hodgkinson y con ello pedir una excedencia laboral en su trabajo dentro del mundo de la ciberseguridad para volcarse por completo en la actividad deportiva.
Desde entonces, el rendimiento y progresión de la inglesa ha sido imparable. Primero llegó el subcampeonato mundial indoor en los 1500m en Glasgow, después la argenta en el Europeo al aire libre de Roma y posteriormente cerró el ciclo inmaculado de 2024 con el bronce en los Juegos Olímpicos de París y el récord nacional (3:52.61).
Un hito que al igual que sucediera con el evento ibicenco lo cambió todo de nuevo en la vida de la deportista. Probar las mieles del olimpo atlético en la capital gala, despejó las dudas de una Georgia que tal y como confesó aquel verano afrontó aquel compromiso como un punto de inflexión en su carrera profesional: apostarlo todo al atletismo, compaginarlo con el duatlón, decantarse por el duatlón o regresar a su trabajo y abandonar la practica deportiva de élite. La respuesta fue evidente y la refutó en el Mundial en Pista Cubierta de Nanjing con la consecución del bronce solo por detrás de las etíopes Gudaf Tsegay y la hoy sancionada Diribe Welteji.
De la mano de esas preseas, y en apenas 24 meses, la plena dedicación de Hunter-Bell le hizo pasar de una mejor marca personal de 4:12.16 a esa plusmarca nacional de 3:52.61, una mejora extraordinaria de casi veinte segundos (-19.55).
Con ‘todo’ hecho en el 1500m, esta decidía fiarlo todo este verano en los 800m y su arriesgada jugada le salía bien en el Nuevo Estadio Nacional / Estadio Olímpico de Tokio donde tras una semifinal en la que presentó su candidatura al podio, la ratificó en una final incendiaria en la que Mary Moraa marcó un paso de 26.46 en el 200m, un 55.73 en los 400m y tras lo cual Hodgkinson se puso en cabeza para lanzarse a por una victoria que parecía suya antes de que la a la postre ganadora Odira emprendiese una remontada inesperada para dejar abierta de par en par la lucha por la plata entre las británicas, donde la mejor gestión de Hunter-Bell unido al hundimiento de una Hodkinson que ya lo había dado todo, llevó a Georgia a su último éxito internacional, el primero en los 800m y una mejor marca personal de 1:54.90, casi segundo y medio más rápido de lo que comenzó el curso (1:56.28) en el London Athletics Meet en julio.
Un resultado que le ha valido los elogios y admiración de su compañera y amiga: “Ella para mí es la mejor 1500/800 del mundo. Tenerla este año como estándar para regresar de una lesión realmente me ayudó” y que abre la puerta a otra pregunta, qué hará ahora Georgia Hunter-Bell, en qué prueba se centrará.
La británica lo tiene claro, todo dependerá de la decisión que tome Faith Kipyegon, si quedarse en esas pruebas o pasarse a otras como más metros: “Si decide subir al 3000m u otra, me encantaría entrar en los 1500 metros pensando que puedo ganarlo, y siendo una corredora de 800 metros de 1:54, espero haberme puesto en una muy buena posición para ganarlo. Si se queda unos años más, es difícil, así que no lo sé”.
Sea cual sea su decisión, lo que no cambiará será que sin Ibiza y sin aquel Mundial de Duatlón la historia de Georgia Hunter-Bell hubiese sido otra muy diferente.
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