Vamos a ver el tercer error de nuestra coleccion de los errores típicos en el entrenamiento: acabar por orgullo.
Bueno, mejor que refórmule la pregunta, porqué seguro que la respuesta es que sí. Probemos así:
Hay una cosa que no me canso de decir: nuestro cuerpo es inteligente. Nos manda información para que seamos conocedores de cómo se encuentra. Así pues, cuando nos encontramos cansados (y cuando nos encontramos “mal” en un entreno), tenemos que pensar que nuestro organismo nos está mandando un aviso.
Una cosa es que durante el entrenamiento nos encontremos cansados, fatigados, que nos cueste un poco respirar, estas son sensaciones normales y que forman parte del juego. Pero otra cosa completamente distinta es que nos encontremos raros, como si estuviéramos enfermos, en esta situación debemos plantearnos seriamente el hecho de finalizar el entreno antes de lo previsto.
Si por ejemplo estamos trabajando la fuerza en el gimnasio, y vemos que en cada serie de las n repeticiones que queremos hacer, tenemos que ir reduciendo el peso de la carga, este hecho nos está lanzando una señal muy clara.
Si nuestro cuerpo nos informa que no puede mover esa carga, nos está avisando que está fatigado (posible indicador de que hemos iniciado la sesión con un peso superior al que podemos cargar), o bien nos puede estar mandando una señal de aviso indicando de que no puede trabajar (muchas situaciones de sobreentreno y fracturas por stress se producen por no estar atentos a estos primeros indicadores durante la sesión).
No te estoy diciendo que no te canses en los entrenos, sinó todo lo contrario, que seas consciente de cómo te estás fatigando para poder identificar el momento en que superas ese umbral y estás empezando a hacerle un flaco favor a tu organismo
Además, aquí también interviene un factor psicológico del entrenamiento: para ciertos deportistas, el hecho de encontrarse mal durante un tiempo prolongado del entrenamiento, les supone llegar a casa con la sensación de no haber conseguido el objetivos de la sesión, de no haber entrenado correctamente, y esto en ocasiones se traduce en que la siguiente sesión de entrenamiento la afrontarán con poca motivación (ya que el último entreno acabó muy mal).
En cambio, el hecho de dejar a medias una sesión de entrenamiento, puede provocar que nos sintamos con una deuda pendiente, que al día siguiente nos encontremos con un punto extra de motivación, ya que tenemos el reto de superar el entreno que el día anterior se nos escapó.
Así que… error de entrenamiento número 3: encontrarte mal en la sesión y querer acabar sí o sí, incluso a un ritmo extremadamente lento o sin técnica.
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