Estas son algunos de los pasos a seguir para no caer en errores que puedan comprometer el compromiso individual con el triatlón o el nivel del próximo curso.
Llega el final de septiembre y con él, para muchos triatletas de nuestra comunidad, el final de la temporada. Ironman, half, olímpicos o sprints: da igual la distancia, porque todos comparten la misma sensación tras cruzar la meta. Orgullo, cansancio… y una pregunta inevitable: ¿y ahora qué?
El final de un objetivo deportivo no solo es un cierre físico, también es un proceso mental que, si lo gestionamos bien, marcará la calidad de la próxima temporada.
A NIVEL FÍSICO: RECUPERAR SIN PERDER EL TONO
Después de competir, el cuerpo necesita un respiro. Pero eso no significa apagar motores por completo. De hecho, uno de los errores más frecuentes es el parón excesivo el cual nos genera rigidez y bajón físico o al revés, volver demasiado pronto al ritmo de entreno normal con el consiguiente riesgo de lesiones.
Aquí va una recomendación de cómo encarar las primeras semanas:
- Primera semana (recuperación activa). Movilidad, paseos, natación regenerativa y algo de bici suave. El objetivo no es sumar kilómetros, sino moverse ligeramente para recuperar.
- Segunda semana (reinicio ligero). Carreras cortas de 30’, fuerza básica (core, gomas, propiocepción) y entrenamientos lúdicos. Es el momento de “volver a ser deportista” sin la presión del cronómetro.
El equilibrio está en escuchar el cuerpo: no acumular fatiga, pero tampoco caer en el sedentarismo.
A NIVEL PSICOLÓGICO: GESTIONAR EL VACÍO
La llamada “depresión post-meta” es más común de lo que parece. Tras meses de preparación, horarios estrictos y disciplina, la falta de un objetivo puede generar sensación de vacío.
- Normalizar el bajón, es parte del proceso. No significa que “te guste menos” el triatlón, sino que tu cerebro necesita reacomodarse.
- Mirar hacia atrás: dedica unos días a revisar entrenamientos, fotos y sensaciones de carrera. Poner en valor lo conseguido ayuda a cerrar la temporada con satisfacción, así como analizar la competición principal en busca de aprendizajes y/o mejoras.
- Mirar hacia adelante sin prisa: no hace falta fijar el próximo objetivo en caliente. Puedes empezar con retos pequeños: una carrera popular, una travesía, un trail corto.
- Desconectar del reloj: permite entrenar por placer, sin datos, sin potenciómetro ni pulsómetro. Redescubrir el deporte sin presión es clave.
EL VERANO, ALIADO PERFECTO
El periodo estival invita a actividades que, además de regenerar, enriquecen el bagaje del triatleta:
- Paddle surf o kayak para mantener contacto con el agua.
- Salidas en bici con amigos, sin series ni vatios.
- Caminatas en montaña o trail suave como alternativa a la carrera.
El objetivo no es mejorar marcas, sino recargar la mochila física y mental de cara al próximo curso. Algo similar sucede en los meses otoñales e invernales.
LA POSTCOMPETICIÓN: MUCHO MÁS QUE UN ALTO, UNA ETAPA IMPRESCINDIBLE
La post competición no es un parón es una época de asimilación. Quien sabe descansar y gestionar este periodo llega al inicio de la siguiente temporada más fresco, motivado y con ganas de volver a construir.
En definitiva, cuida el cuerpo, escucha la cabeza y aprovecha el verano para reconectar con el deporte de la manera más sencilla: DISFRUTANDO.