La triatleta catalana ha concedido una entrevista al diario L’Esportiu, donde habla de los planes que tiene en su futuro como triatleta, donde Tokyo se va materializando cada vez más en un horizonte que se desvaneció por completo el 24 de abril de 2018, cuando sufrió un tremendo atropello que con los meses se convertiría en un pulso para volver a ser deportista.
Recogemos las preguntas y respuestas más destacadas de la entrevista
El confinamiento nos cogió en Estados Unidos. En ese momento no sabes qué hacer; la incertidumbre a veces te hace sentir miedo e inseguridad, y decidimos coger, lo antes posible, un vuelo y volver a Banyoles.
La experiencia de vuelta fue muy extraña; todos los que estábamos en ese vuelo volvíamos a casa y no teníamos la certeza de estarlo haciendo bien. En aquel momento los Estados Unidos estaban mejor y sabíamos que íbamos a un lugar donde había un confinamiento más duro.
Al final lo que uno quiere es estar más cerca de casa. Tengo la suerte de vivir el confinamiento con Mario. Lo hemos vivido bastante bien, acostumbrados a viajar; nos ha servido para descansar, y personalmente este parón me ha ido muy bien.
Las primeras dos semanas de confinamiento fueron de desconexión total. De no hacer nada. Llegamos medio resfriados, habíamos vivido dos semanas muy estresantes y decidimos que haríamos las cosas con más calma.
Poco a poco, fuimos introduciendo la bici, con el rodillo, y al cabo de dos semanas compramos una cinta para correr.
Al final poder salir fuera es una felicidad enorme. Para nosotros, que estamos acostumbrados a estar fuera, a ir en bici y correr, de vez estar cerrados dos meses pues es un choque muy fuerte.
El hecho de no poder entrenar en la piscina ha sido la parte más dura, ya que no teníamos capacidad para paliar las pérdidas de forma, aunque pudimos instalar una piscina desmontable en casa, además del trabajo de gomas.
Sí. No nos gusta decirlo mucho, porque la situación es sensible y no quieres sentir superior a nadie, pero el hecho de poder tener las facilidades para poder entrenar, en mi caso en el CN Banyoles y con la posibilidad de nadar en el lago, nos facilita poder hacer nuestro trabajo.
Han cambiado en volumen. Nosotros estamos acostumbrados a entrenar casi 30 horas semanales, y ahora la semana que hemos hecho más entrenamientos han sido 20 horas.
Cada semana intentamos hacer más, pero el volumen de entrenamientos ha bajado mucho, también porque no podíamos hacer natación.
No estaba nada preparada. En diciembre me llamó el seleccionador para que fuera a la Copa del Mundo de Cape Town, ya que ellos contaban conmigo para el ciclo olímpico y eso me hizo poner las pilas.
Decidí que era mi oportunidad para volver a competir al máximo nivel, después de perder casi todo un año de puntos olímpicos, aunque sabía que todavía me faltaba rodaje.
El resultado estuvo bien, estaba contenta y satisfecha aunque mi condición y las sensaciones de competición no fuesen ni mucho menos óptimas
A mí me ha beneficiado, tenía pocos meses para demostrar mucho.
Todo este tiempo que se ha ganado juega a mi favor porque hace que tenga más confianza, tenga más tiempo para pensar las pruebas que quiero hacer, y que a fin de cuentas, pueda continuar recuperándome y cogiendo el punto de forma ideal.
Cuando se haya definido el calendario de pruebas que clasifiquen, hablaremos con mi entrenador para estar en esas pruebas, aunque a día de hoy todo sea un poco confuso.
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