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¿Dónde esta la frontera entre hábito y adicción al triatlón?

Cada vez más gente practica deporte y parece que con más intensidad y dedicación. Positivo, ¿no? Pero también cada vez se oye más el concepto de adicción al triatlón, al deporte, quizás alguna vez has pensado que algún compañero es adicto al deporte, o tú mismo has pensado que quizás te estás obsesionando. ¿Qué nos engancha al deporte?

Hacer deporte, sobretodo un deporte que nos gusta, estimula la producción de endorfinas. Las endorfinas vienen a ser como una droga natural, unos neurotransmisores que producen sensación de satisfacción, placer y analgesia, ayudando a bajar la ansiedad e incluso a sentirnos más felices, por lo que nos deja con ganas de volver a repetir la experiencia.

Dicho esto, ¿dónde está el límite entre engancharse al deporte de manera saludable, es decir, crear un hábito, o engancharse problemáticamente, es decir, lo que sería propiamente una adicción?

Una adicción, según el DSM-V, se define por una conducta en la que cada vez se emplea más tiempo, ocupa mucho tiempo de nuestra vida (incluso más del previsto), hay una incapacidad por controlar o abandonar la actividad (a pesar de intentarlo), se reducen significativamente otras actividades sociales o laborales y se continúa haciendo a pesar de haber consecuencias negativas. A esto, hay que añadir que podemos considerar el deporte como un problema cuando aparecen trastornos alimentarios, hay una clara distorsión u obsesión por la imagen.

¿Algo más claro? Es posible que podamos identificar alguna de las partes, pero ojo! deberíamos ser más cuidadosos a la hora de juzgar y decir que alguien es adicto, y al contrario, tener conocimiento para poder detectar cuándo empieza a salirse de lo “normal”.

También debemos tener en cuenta distintas situaciones como si se dedica profesionalmente, las aspiraciones y el realismo de estas, así como su situación personal. La frustración e insatisfacción en distintas áreas de nuestra vida como por ejemplo en el trabajo, familia, amigos, puede hacer que encontremos en el deporte esa válvula de escape que nos hace sentir mejor, evadirnos, sentirnos realizados, etc. Y es muy lícito, siempre y cuando tengamos conciencia de ello y no estemos buscando solucionar las cosas metiendo la cabeza bajo tierra. Lo que resultaría un factor de riesgo para hacer del deporte una adicción, además de acabar siendo un detonante que tarde o temprano hará explotar todo aquello a lo que no hemos querido hacer frente.


 

Raquel del Águila

Raquel del Águila, 1986. Licenciada en psicología por la UAB y coach especializada en deporte. Monitora deportiva y triatleta de media y larga distancia.

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