La correcta posición del ciclista sobre la bicicleta tiene tres puntos de apoyo fundamentales: el sillín, los pedales y el manillar. Y el primero de ellos es, probablemente, el más delicado de todos a la hora de sustituir, por lo que vamos a daros unos consejos para facilitaros tan ardua tarea.

Y es que, a pesar de la amplia gama de sillines existente en el mercado actual, tanto para carretera, como para mountain bike o triatlón, lo cierto es que el sillín perfecto para todo el mundo no existe.

Existen algunos sistemas de biomecánica ciclista que permiten realizar tests pormenorizados de sillines e, incluso, un análisis detallado de las presiones que el ciclista ejerce al sentarse sobre el sillín, lo que facilita sobre manera la elección de un componente tan decisivo para la salud, comodidad y rendimiento del ciclista.

El sillín es, probablemente, el componente más personal de la bicicleta, cuya adecuación a la fisonomía del ciclista depende de múltiples factores que debemos tener en cuenta a la hora de adquirir uno nuevo:

  • Anchura: lo primero que debemos conocer es la distancia existente entre nuestros isquiones o isquios, es decir, los apéndices óseos que nos sirven de apoyo a la hora de sentarnos. Es importante conocer esa medida para encontrar el sillín con la anchura adecuada. De lo contrario, tendremos molestias desde la primera salida y que pueden derivar en lesiones ciclistas. Existen muchos métodos ‘caseros’ para medir esa distancia entre isquios: sentándonos sobre una lámina de cartón donde se marquen los huesos, sobre la arena de la playa… Aunque lo más recomendable es averiguarlo mediante un estudio biomecánico con tecnología de sensores de presión sobre el sillín (http://www.younextbike.com/tecnologia-exclusiva/).
  • Modalidad practicada: muchos ciclistas principiantes todavía creen que cuanto más acolchado sea el sillín, más cómodos van a sentirse sobre él. Nada más lejos de la realidad. Cada modalidad ciclista tiene sus propios sillines y conviene seguir esta clasificación, porque nada tiene que ver un sillín de paseo (este sí, más acolchado) con uno de carretera o mountain bike (más rígido y ligero)… y mucho menos con uno específico de triatlón, donde la posición del ciclista es más agresiva.
  • Sin punta, planos, cóncavos y con canal antiprostático: si queremos afinar aún más en la elección del sillín correcto, conviene tener en cuenta estos cuatro tipos. Los primeros están especialmente aconsejados para los que sufren de entumecimiento o adormecimiento de genitales; los segundos, para personas con poca flexibilidad, permiten cambiar de postura con mayor libertad; los terceros, para ciclistas con mayor flexibilidad, no permiten variar la posición con tanta facilidad; mientras que los últimos descargan presión de la zona del perineo, evitando posibles problemas de próstata en el futuro (si bien sobre este punto hay diversidad de opiniones).
  • Materiales: tanto la estructura como la cubierta del sillín han de estar fabricados en materiales ligeros, flexibles, resistentes y duraderos. Hemos de tener en cuenta que este componente no solo sirve para sentarnos sobre él, sino también para filtrar buena parte de las irregularidades del terreno, por lo que merece la pena invertir en materiales de calidad. A la larga, nuestro cuerpo nos lo agradecerá.
  • Prueba antes de comprar: si tenéis esta posibilidad, cada vez más presente en las tiendas especializadas, recurrid a ella porque puede ayudaros a salir de dudas definitivamente sobre cuál es vuestro sillín adecuado.