Solveig Løvseth ha desvelado su meticuloso plan nutricional en Kona: más de 130 gramos de carbohidratos por hora para conquistar el título mundial

UNA CAMPEONA FORJADA EN DETALLE

Con tan solo 26 años, la noruega Solveig Løvseth sorprendió al planeta triatlón al coronarse campeona del mundo en su primera participación en el IRONMAN de Kona 2025. Su victoria no solo se sustentó en una estrategia de carrera impecable, sino también en una planificación nutricional tan precisa como científica.

El calor sofocante de Hawái, la humedad extrema y los 226 kilómetros de esfuerzo exigían algo más que fuerza y resistencia: requerían un plan de combustible perfectamente calibrado.

LA CIENCIA DETRÁS DEL RENDIMIENTO

Løvseth siguió una pauta de alta ingesta de carbohidratos, clave para sostener el ritmo durante más de ocho horas de competición. Los carbohidratos son el principal combustible del cuerpo en pruebas de resistencia, y una deficiencia puede ser letal para el rendimiento.

Durante las 24-48 horas previas a la carrera, la noruega realizó una carga de carbohidratos intensiva, con comidas ricas en hidratos y bajas en grasas y fibra para maximizar las reservas de glucógeno. Antes de la salida, ajustó su ingesta entre 1 y 4 g de carbohidratos por kilogramo de peso corporal, dependiendo del momento de la comida previa a la competición.

132 GRAMOS DE CARBOHIDRATOS POR HORA: UNA CIFRA RÉCORD

Según los datos de su equipo de nutrición, Solveig consumió 132 g de carbohidratos por hora a lo largo de la prueba, una cifra que roza los límites superiores de lo fisiológicamente tolerable.
En el segmento ciclista, donde registró el mejor tiempo del día con 4:31:53 en los 180 km, alcanzó un promedio de 145 g/h, transportando dos botellas de mezcla concentrada para evitar detenerse en los puntos de avituallamiento.

Durante el maratón, su ingesta fue de 139 g/h, repartidos en cinco softflasks preparados con antelación, cada uno con 60 g de carbohidratos. Esta estrategia, posible gracias a meses de “entrenamiento intestinal”, permitió a Løvseth mantener un ritmo constante mientras rivales directas comenzaban a resentirse del calor.

HIDRATACIÓN DE PRECISIÓN

Tan importante como el combustible energético fue su control hídrico y electrolítico. Løvseth realizó una prueba de sudoración personalizada para adaptar su plan de hidratación a las condiciones tropicales de Kona.

Durante el segmento de ciclismo bebió 1,2 litros por hora, mientras que en la carrera a pie aumentó el consumo hasta 1,5 L/h para contrarrestar las pérdidas por sudor en las horas más calurosas del día.
Con una tasa de pérdida de 1044 mg de sodio por litro de sudor, su reposición alcanzó una concentración relativa de sodio de 850 mg/h, lo que le permitió mantener la estabilidad del volumen sanguíneo y evitar los temidos calambres y la fatiga térmica.

EL PODER DE LA CAFEÍNA

Løvseth también incorporó cafeína como herramienta ergogénica para potenciar el rendimiento mental y físico. Ingerió geles de cafeína en tres momentos clave: antes del inicio, a mitad del tramo ciclista y una hora después de iniciar el maratón.
Esta dosificación estratégica le permitió aprovechar los efectos estimulantes en la parte final de la prueba, donde la fatiga mental es tan decisiva como la muscular.

ADAPTACIÓN AL CALOR: EL CUARTO PILAR

Más allá de la nutrición, la campeona noruega dedicó gran parte del año a entrenar en condiciones de calor extremo, replicando la humedad y las temperaturas de Hawái.
Este proceso de aclimatación no solo mejoró su tolerancia térmica, sino que también afinó su capacidad para regular la ingesta de líquidos y sodio bajo estrés ambiental.

UNA VICTORIA TAN CIENTÍFICA COMO FÍSICA

La hazaña de Solveig Løvseth en Kona no fue fruto de la casualidad, sino de una combinación perfecta entre preparación fisiológica, control mental y precisión nutricional.
Con un plan basado en la ciencia y una ejecución sin fisuras, la noruega demostró que la victoria en un IRONMAN se cocina tanto en los entrenamientos… como en el plato.