El economista y triatleta retoma la competición que marcó un antes y un después en su vida y en la visibilidad de la esclerosis múltiple.
UN REGRESO CARGADO DE SIGNIFICADO
El próximo 5 de octubre de 2025, Ramón Arroyo volverá a colocarse un dorsal en el Ironman Barcelona, una prueba de resistencia que desafía los límites del cuerpo y la mente. Lo hará exactamente doce años después de aquel momento histórico en 2013 cuando, contra todo pronóstico, logró completar la prueba en Calella.
Lo que en su día parecía un reto inalcanzable, se convirtió en una historia de superación que trascendió las fronteras del deporte: inspiró una película, un libro y numerosos reportajes que siguen emocionando e inspirando a miles de personas.
EL DIAGNÓSTICO QUE TRANSFORMÓ SU VIDA
La vida de Arroyo dio un giro radical en 2004, cuando a los 30 años fue diagnosticado con esclerosis múltiple (EM), una enfermedad neurológica crónica y de evolución incierta. El pronóstico médico fue desalentador: le advirtieron que apenas podría recorrer unos metros sin agotarse.
Lejos de resignarse, decidió replantearse su manera de vivir. Encontró en la actividad física un espacio de resistencia y de esperanza, y con el tiempo, en el deporte de resistencia una causa para desafiar los límites que la enfermedad parecía imponer. Su lema implícito desde entonces: la vida merece ser vivida en movimiento.
2013: UN IRONMAN PARA LA HISTORIA
En octubre de 2013, tras nueve años conviviendo con la enfermedad, Arroyo se enfrentó al Ironman Barcelona, una de las pruebas más exigentes del triatlón: 3,8 kilómetros de natación, 180 en bicicleta y una maratón de 42,2 kilómetros.
Cruzar la meta no fue solo un triunfo deportivo, sino un acto simbólico de resistencia y esperanza. “Cuando me diagnosticaron, mi médico me dijo que no sería capaz de correr ni 200 metros”, ha recordado en más de una ocasión.
Ese logro fue el comienzo de una historia que alcanzó una enorme repercusión pública: la película “100 metros” (2016), protagonizada por Dani Rovira, Karra Elejalde y Alexandra Jiménez, y el libro “Rendirse no es una opción”, donde el propio Arroyo relata en primera persona su experiencia.
AÑO 2025:EL RETORNO
Doce años después de aquella gesta, Ramón Arroyo ha anunciado en las redes sociales su regreso:
“Volvemos a ponernos un dorsal. El próximo 5 de octubre estaré en la salida del Ironman Barcelona 2025”.
El regreso no solo es deportivo. Representa un mensaje renovado de esperanza y visibilidad para las personas que conviven con la esclerosis múltiple. La prueba se convierte, una vez más, en un escenario donde lo personal se une a lo colectivo: su historia recuerda que el diagnóstico no tiene por qué ser el final de los sueños.
Además Ramón ha anunciado que a falta ya de menos de 30 días para la pruebas, irá públicando diariamente en sus RRSS como va planificando estas últimas semanas de preparación.
MÁS ALLÁ DEL DEPORTE: UN REFERENTE
Desde aquel primer Ironman, Arroyo se ha convertido en un embajador de la superación. Su experiencia ha ayudado a visibilizar la esclerosis múltiple como una condición que, con apoyo y determinación, no tiene por qué significar la renuncia a una vida activa y plena.
Además de la repercusión mediática, su testimonio ha conectado con miles de personas que encontraron en sus palabras un impulso para enfrentar sus propias batallas. La fuerza de su mensaje trasciende lo deportivo: es un recordatorio de que los límites no siempre son definitivos.
UN DESAFIO RENOVADO
El próximo Ironman Barcelona no será el mismo que en 2013, y Ramón Arroyo tampoco es el mismo hombre que aquel día. Doce años de experiencias, entrenamientos y aprendizajes lo separan de aquella primera hazaña.
Ahora, más que demostrar que puede, busca confirmar que la lucha continúa, que cada meta es solo el inicio de un nuevo camino. En Calella, volverá a medirse con las distancias, con el cansancio y con su propia mente. Pero sobre todo, volverá a encontrarse con la esencia de su mensaje: la vida, aun con obstáculos, merece ser vivida con intensidad.