Nos consideremos competitivos o no, estamos continuamente compitiendo: trabajo, estudios, sociedad y cómo no, en el deporte. Ganas o pierdes.
El triatlón ofrece varias oportunidades para llegar al pódium, sea como élite o por grupos de edad o categorías. Aunque seguramente llegar al pódium o no, no sea la principal motivación del triatleta amateur, ganar o perder significa mucho más que eso. Quizás estará más relacionado con batir o no tus marcas, o con quedar por delante de otr@s triatletas con lo que sueles compararte. Ganar o perder va más allá de obtener un premio y también va más allá del triatlón, ya que son muchos los ámbitos y las cosas que podemos ganar/perder en nuestra vida.
Saber ganar implica aceptar tu triunfo y el entorno que te rodea, agradecer el resultado y reconocer el esfuerzo del rival. Respeto, honestidad, humildad, reconocimiento, sencillez.
Saber perder implica tolerar la frustración, reconociendo el esfuerzo propio y el mérito del rival. Sin excusas.
Cómo interpretes lo que está sucediendo, es decir, tu actitud hacia lo que consideres que has conseguido, determinará que tus experiencias sean más o menos positivas y provechosas. Y es que puedes aprender tanto sea cual sea el resultado… Hacer una crítica constructiva de lo sucedido, a posteriori, nos permite tomar conciencia de qué hemos hecho bien y qué podemos corregir, aprendemos. Y esto es tanto cuando ganamos como cuando perdemos.
Para saber ganar necesitaremos valores como la constancia, la responsabilidad y la perseverancia. Esforzarnos y trabajar por objetivos para acercarnos a lo que deseamos hasta conseguir lo propuesto. Marcar objetivos y fijarnos en procedimientos, nos permite generar oportunidades de éxito, de ver evolución y mejora. Nos permite aprender a ganar ganando.
Para aprender a perder, tenemos que perder. Asumir que no siempre se consigue lo que queremos, a pesar de haber trabajado duro, ya que no absolutamente todo depende de nosotros. Por eso los entrenos son buenas ocasiones donde se generan fracasos controlados, que poder evaluar, conocer dónde estamos, qué necesitamos y ajustar expectativas. Enfadarnos, lamentarnos y echar las culpas al azar, a otras personas o a elementos externos sólo nos lleva a frustración, llevando a evitar las situaciones de competición o abandonar. No nos da margen de acción. Es lo que depende de nosotros en lo que deberemos centrarnos para mejorar y acercarnos al éxito, lo que nos permitirá aprender y crecer, aunque no siempre vaya acompañado del resultado deseado (quizás por el momento).
Sea cual sea el resultado, puedes preguntarte ¿Qué me llevo hoy? y ¿Qué puedo mejorar?
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