Foto: Daniel Hjorth
1. Dominas la gestión del tiempo
Si estás habituado a hacer calendarios y horarios y planificar diversas actividades, ya tienes algo ganado. Entrenarse para un Ironman significa planificar entrenamientos todos los días, y a su vez combinarlo con las demás obligaciones que podamos tener. Estar acostumbrado a moverte con una apretada agenda e ir de un compromiso a otro, reorganizando tu tiempo sobre la marcha, te será de ayuda para afrontar con éxito la preparación de la prueba.
2. Sabes y puedes decir NO
A lo largo de tus meses de entrenamiento para la cita, deberás decir “no” más de una vez a propuestas atractivas que puedan hacerte tus amigos o familiares. Decisiones difíciles de tomar pero que, a la postre, son un acierto. Quedarse hasta tarde la noche previa a un entrenamiento largo significa poner en riesgo el cuerpo o simplemente llegar ya cansados al entreno. O saltarse algún entreno para hacer algo más divertido. Claro que puedes hacer excepciones, pero debes siempre tener en mente cuál es tu objetivo.
3. Tener un sistema de apoyo detrás
El dicho “detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer” puede ser o no cierto, pero lo que sí está claro es que detrás de un Ironman hay un gran sistema de apoyo. Entrenar 20 horas a la semana significa tener que reducir tu dedicación a otras áreas de tu vida.
Y, en este sentido, contar con amigos y familiares que te apoyen siempre que lo necesites, en aquellos momentos en que tu cuerpo esté cansado o mentalmente decaigas, es fundamental para tener éxito en la carrera. Porque el Ironman será gracias a tu esfuerzo, pero también al de tu entorno.
4. Hacer frente a los contratiempos
A lo largo de tu preparación para el Ironman, que seguramente será como mínimo de medio año, es muy probable que surjan incidentes y contratiempos inesperados que tendrás que afrontar. Sean lesiones, entrenamientos fallidos, enfermedades… Algunos de estos problemas en el momento te molestarán e incluso bajarán tu moral. Tranquilo, son contratiempos normales y muy comunes en todo triatleta que no deben afectarte ya que forman parte de la preparación. Encáralos con paciencia y la confianza de saber que son pequeños obstáculos que sortearas con éxito.
5. Escucha tu voz interior
Entender y seguir el plan de entrenamiento que tienes marcado es solo la mitad de la ecuación de un Ironman. La otra mitad corresponde a entenderte a ti mismo. Significa conocer tu cuerpo tanto física como mentalmente y saber analizar tu ritmo cardíaco, tu respiración y tu cadencia sí, pero también tus emociones, tu energía y, en definitiva, tu motivación.
Muchas veces, en momentos de dudas, hemos escuchado esa voz interior que nos dice qué debemos hacer. Pues no solo podemos escucharla sino convertirla en mensajes positivos que nos hagan tirar hacia delante.
Fuente : Ironman.com
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