¿Cuántos triatletas tienen en la natación su talón de Aquiles? ¿A cuántos les costó probarlo? Te enseñamos 4 pequeños consejos para que no dudes más en lanzarte a la piscina.
Estas recomendaciones están hechas por Terry Laughlin, entrenador de técnicas de carrera durante 10 años. Para cada ejercicio, Laughlin recomienda realizar repeticiones cortas (25 metros o menos) de forma lenta y fácil, tratando de sentir lo que se describe en cada ejercicio. Y entre repeticiones, tomar de tres a cinco respiraciones profundas para recuperar.
Ejercicio 1: Esconde la cabeza
¿Por qué? Una buena alineación a nivel de cabeza y columna es esencial para suavizar y facilitar la natación.
Cómo: Siente el agua como fluye por la parte posterior de la cabeza. Mira el fondo de la piscina debajo de ti, no enfrente de ti.
Ejercicio 2: Nada hacia abajo
¿Por qué? Siéntete completamente apoyado por el agua. Es una habilidad aparentemente tonta pero muy importante.
Cómo: Las caderas y las piernas en realidad deberían estar ligeramente por encima en el agua que la cabeza y el torso.
Ejercicio 3: Alarga el cuerpo
¿Por qué? Con el cuerpo formando una línea recta, se reduce la resistencia, la fricción, lo que permite nadar más fácil.
Cómo: Extiende un brazo “sin peso” lentamente. Desliza un brazo en el agua como si lo deslizara en una manga de una chaqueta. Manténlo extendido hasta que sientas que tu hombro toca tu mandíbula.
Ejercicio 4: Fluye como el agua
¿Por qué? Especialmente cuando no nadamos bien, es frecuente que de forma involuntaria provoquemos pequeñas olas y turbulencias en el agua, algo que realmente molesta al nadar.
Cómo: Perfora el agua. Deslizate a través del agujero más pequeño posible y trata de nadar de la forma más silenciosa posible. Cómo si el agua fuera alguien a quien no quieres despertar.









