La estadounidense imparte cátedra en la Gran Final con una demostración de templanza y estrategia para imponer su reinado ante unas extraordinarias Gentle y Derron.

La Gran Final de T100 femenina prometía emociones fuertes y Taylor Knibb y Ashleigh Gentle que eran las señaladas para ello las han dado en un T100 Dubái convertido en un duelo de voluntades donde la resistencia inusitada en los segmentos débiles se impuso al ataque en el terreno amigo.

SARA ALECCIONA, GENTLE SORPRENDE


Ser su sombra era la estrategia que de antemano sabía Gentle debía seguir si quería tener alguna oportunidad en la natación y la bicicleta respecto a Knibb. Algo que por supuesto también conocía la americana y trató de evitar, pero que fue inevitable que se produjera en el ardiente agua dubaití (30º).

La respuesta de Gentle a la estratosférica natación que impuso Sara Pérez Sala opacó incluso la propia masterclass de la catalana. Sara dio la cara como siempre, cogió el liderato desde la primera brazada y seleccionó el grupo hasta dejarlo en ocho mujeres al paso por los primeros 1000m donde la última era la australiana, quien luchaba por no ceder un metro con Knibb y lo logró tras completar los 2K agarrada a ese grupo principal. Gentle había ofrecido la natación de su vida y solo la duda del sobreesfuerzo y una posterior factura a pagar la ponía en cuestión. Pero hasta que eso sucediera, si lo hacía, Ashleigh había desarbolado las quinielas iniciales, mientras que Taylor Knibb había perdido la batalla parcial en uno de sus dos segmentos potentes.

LA REBELIÓN SOBRE LA BICI LO PUDO CAMBIAR TODO


Descontrol que continuó en aumento para la estadounidense en el comienzo de la bicicleta. Primero Derron y después Immogen Simmonds y Gentle le lanzaron un pulso inesperado tomando la cabeza de la carrera en los primeros 10K. La aussie volvía a demostrar que en Oriente Medio no sufría como en Singapur. Knibb las alcanzó, pero no se reprodujo el patrón inmediato de llanera solitaria que había repetido en sus tres anteriores eventos, el trío se adhirió a su rueda – control de Race Ranger mediante. En ese punto, la líder del circuito templó sus nervios, se puso el mono de trabajo y kilómetro a kilómetro cimentó su renta. En el ecuador (40K), la estadounidense había aunado un minuto de ventaja sobre Derron, Gentle y Simmonds.

Insuficiente según sus propios cálculos para poder ganar en Dubái. Necesitaba más y se puso a ello, pero un botellín lanzado fuera del lugar para ello pudo haber puesto más difíciles las cosas para ella y cambiado por completo la carrera. Sin embargo, los jueces a discreción no la sancionaron. Un golpe de buena suerte que se unió a la sanción de Simmonds con la que Gentle perdía una aliada.

Finalmente, la calidad como ciclista de Knibb fue efectiva y la líder y Ashleigh iniciaron los últimos 18 kilómetros de carrera a pie del año en T100 femenina separadas por 2’45”. La balanza se mantenía provisionalmente del lado norteamericano, pero la australiana todavía tenía opciones acompañada de Derron y seguida a 10” por Simmonds que recuperó parte del tiempo perdido tras su penalización.

PLENO DE UNA KNIBB IMPERIAL


Los roles se intercambiaron en ese punto. Knibb paso a la defensa y la resistencia. En cambio, Gentle se lanzó al ataque en su sector estrella. Algo que fue evidente desde que se puso las zapatillas. Sobrepasó a Derron sin miramientos y la caza de Knibb era aparentemente cuestión de kilómetros en una aritmética donde era diez segundos mínimo más rápida que su oponente. Un minuto era lo que restaba entre ambas en el kilómetro 9 en una dinámica que había permanecido inalterable hasta entonces.

Sin embargo, ahí salió a relucir la magnificencia de Knibb. Ni el calor, ni la humedad, ni una natación ni una bicicleta tan dominante como le hubieran gustado habían podido con ella o quizá esto último fue parte de su acto. Ese que precedía a un jaque mate donde no solo secó la sangría de segundos, sino que dispuso todo para vencer como la emperatriz de la media distancia y T100 que es, poniendo tierra de por medio con sus rivales para conquistar su cuarto triunfo en el circuito, ganar y hacer historia en el campeonato y mantener su imbatibilidad a salvo.

Una actuación descomunal que no quita ni un ápice del mérito del subcampeonato de Ashleigh Gentle. La australiana lo dio literalmente todo, hasta la extenuación que llegó a tres kilómetros del final. Tuvo que parar, batallar con problemas estomacales y con el recuerdo en su cuerpo de lo que había hecho en el agua y sobre la bici para tener simplemente la oportunidad de reinar. Y a pesar de ello, cruzó la meta en tercer lugar parcial y segundo global.

La plata del día fue para Julie Derron, la que pudo ser la pieza más valiosa del tablero y juez de las T100. No lo fue en ningún momento porque ni pudo inquietar a Knibb y tampoco superar a Gentle hasta su desfallecimiento, pero con su tercera segunda plaza consecutiva volvía a dejar patente que ya no es una “dark horse” sino una candidata a todo en el futuro inmediato.

En clave española, Sara Pérez Sala terminó decimosexta.