Fotografía: Bartłomiej Zborowski
Se trata del polaco Robert Wilkowiecki que ha tenido que hacer frente a un gran susto que ha afectado a su rendimiento y calendario.
En 2023 Robert Wilkowiecki se convirtió en un brillante segundo espada tras tres podios y un noveno puesto en el Mundial de Niza. Un año más tarde, su rostro había desaparecido de los primeros puestos abruptamente. Ahora, a puertas de la nueva temporada el polaco relata lo sucedido en lo que como él menciona “probablemente haya sido el peor año de toda mi carrera hasta la fecha”.
“A principios de año noté algunas anomalías en mi frecuencia cardiaca durante el entrenamiento. Picos repentinos. Pasaba por ejemplo de 150 latidos por minuto, de repente a 210-230 sin ningún cambio en la intensidad” arrancaba el relato Wilkowiecki. Sin embargo, no le dio importancia y lo achacó a problemas del monitor.
Sin embargo, el tiempo demostró que la tecnología no mentía y lo que era un problema ocasional pasó a “ocurrir cada vez más a menudo y con mayor frecuencia”. También se agravaron los síntomas “Me sentía mareado, sentía que podía desmayarme fácilmente. A veces apenas podía ver nada y podía continuar sin notarlo demasiado, pero hubo algunos casos en los que tuve que parar, bajar la cabeza un rato y recuperar el aliento”. Y lo que inicialmente solo se producía en los entrenamientos, se trasladó a las competiciones donde la exigencia propia de estas hacia “imposible controlar el esfuerzo e intensidad y dar el 100%”.
Al final de la primera mitad de la temporada Wilkowiecki era la sombra del triatleta que había logrado ser y se fustigaba al “no cumplir con mis propias expectativas”. Sus fracasos en forma de DNF se acumularon en los Ironman de Texas y Vitoria-Gasteiz, mientras que el TOP10 en Ironman 70.3. St. George le daba un rayo de luz en la oscuridad. En esos momentos y aunque la correlación entre problema cardíaco y bajo rendimiento parecía evidente el polaco reconoce que sorprendentemente “No relacionábamos ambos problemas”. Algo que no tardaría en cambiar.
“Ironman Frankfurt fue el verdadero punto de inflexión” ha confesado Wilkowiecki. No es para menos porque el Campeonato de Europa fue testigo del susto que pudo terminar en desgracia. “Me mareé y casi me desmayo en el tercer kilómetro de la natación. Tuve que parar hasta recuperarme. Me asusté porque sucedió en el agua y las implicaciones que eso conlleva”. Al llegar a la T2, su equipo le obligó a abandonar y buscar consejo médico.
El diagnóstico no tardó en llegar. “Me dijeron que tenía una taquicardia supraventricular paroxística (una especie de arritmias) y no era potencialmente mortal. Sin embargo, sí había riesgos de repetirse en los entrenamientos o en carrera y requería cirugía” y con ella el dilema: operarse inmediatamente o postergarlo a después del Mundial de Kona. Robert se la jugó y apostó todo por estar en la Meca.
Su debut en Kona estuvo lejos de ser un cuento de hadas y se convirtió en una situación extremadamente compleja de manejar. “Fue mentalmente difícil. Sabía que había un riesgo con mis problemas de salud, pero al mismo tiempo creía profundamente que podía afrontarlo”.
De hecho, el triatleta ha dejado en claro que conocía cómo iban a darse los acontecimientos. “Estaba seguro de que me iba a pasar en la carrera porque me pasaba tan a menudo durante el periodo de entrenamiento que no esperaba que desapareciera por arte de magia justo en el lugar donde las condiciones son aún más difíciles”.
En ese contexto adverso, Wilkowiecki se agarró a un clavo ardiendo “Aprender a gestionar el problema para cuando sucediera en Kona poder competir con normalidad”. Pero su presentimiento fue el acertado, su viaje a Hawái terminó con un DNF. “Desgraciadamente me equivoqué. Los síntomas durante la carrera fueron demasiado fuertes”. No obstante, no se arrepiente “Me alegro de haberlo intentado”.
Aquella situación agravada derivó en una nueva ronda de diagnósticos más exhaustivos y una cirugía inaplazable a finales de año. “Fue un poco más complicada de lo previsto al principio, pero todo salió bien y hasta ahora me estoy recuperando y no tengo ningún problema relacionado con ella” son las optimistas palabras de un Robert Wilkowiecki que todavía desconoce cuándo podrá estrenarse en 2025, pero su regreso es seguro.
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