El noruego impone su ley en una cita donde el terreno previo a Alpe d’Huez ha sido juez y parte y el ‘de menos a más’ ha sido la estrategia clave tanto para los hombres del podio como para los ‘nuestros’.

Dicen que no es cómo se empieza, sino cómo se acaba y probablemente el Triathlon de l’Alpe d’Huez sea una de las mayores demostraciones deportivas de ese refrán. La edición de 2025 ha sido fiel reflejo de ello en una carrera masculina donde un extraordinario Jon Sæverås Breivold hizo de la bicicleta su ofensiva y luego su fortín, para después imponerse sin estragos en la línea de meta y demostrar una vez más que Noruega y el potencial de su triatlón traspasa lo mediático de Kristian Blummenfelt y Gustav Iden.

Además, la de esta temporada se ha coronado como la edición más veloz, tanto en términos del ganador como en términos generales haciendo añicos los últimos registros, haciendo de la meritoria actuación de los ‘nuestros’ algo todavía más valioso.

BIDAUX ARRANCA Y LOS HOMBRES CLAVE SE ESCONDEN EN EL AGUA


Neopreno, día soleado y acción. Nada más necesitaron los 2,2K en el Lac du Verney para que el agua volviese a ser un selectivo juez que en esta edición e impulsado por la potente brazada de Jules Bidaux (25:38) dejó un elitista grupo de apenas seis unidades antes incluso de llegar al ecuador del sector. Una selección que permaneció invariable hasta el final y que llevó en cabeza a hombres llamados teóricamente a ser relevantes como Josh Amberger, Mattéo Bringer, Esteban Bringer, un Michele Sarzilla del que ya avisábamos en la previa y Simon Viain. A un minuto de ellos se situaron Tom Vaelen y Dries Matthys.

Más retrasado salió la estrella Léon Chevalier que abandonó el lago a casi tres minutos de los líderes (28:22). Con un minuto más para recuperar se encaminó a la T1 el protagonista del día, Jon Sæverås Breivold (29:29) y cerca de él apareció el ganador de 2024, Clément Grandy (30:05). La demora de Bart Aernots (30:38), Louis Richard (35:59) o Lilian Calmejane (38:26) fue todavía mayor a expensas de un segmento ciclista donde estaban obligados a recuperar terreno. En líneas generales, dibujando unas diferencias mayores a las vistas en la edición anterior.

LEDESMA, LA BRÚJULA MARINA DE LOS ‘NUESTROS’

En clave casera el Verney hizo daño. Miguel Ledesma (28:18) fue el mejor nadador y se montó en la bici por delante de gente como Chevalier, mientras que Sergio López (29:39) le siguió en esa particular clasificación a algo más de un minuto. A cinco minutos de los líderes, dentro de los 30’ salió la pareja formada por Pello Osoro y Gonzalo Fuentes, mientras que en el minuto siguiente lo hicieron Iñigo Duarte, Aitor Arotzena, Sergi Vera y Mikel Txopitea.

BREIVOLD SENTENCIÓ CON UNA BICI TAN PERSEVERANTE COMO HEGEMÓNICA


Los primeros compases sobre la bicicleta brindaron una alternancia fútil en cabeza, desde el de Bidaux inicial, al de Sarzilla o el de Amberger. En tanto en cuanto, los kilómetros hasta Séchiliènne favorecían el reagrupamiento en pequeños pelotones que, sin embargo no escondían la remontada imparable de un Chevalier que recortaba distancias a mordiscos y que, para el ecuador de la subida al Grand-Serre ya lideraba la prueba junto al teutón Niklas Ludwig.

En ese punto su renta era de más de un minuto respecto al grupo del que tiraba Viain y cerraba con sufrimiento y metros perdidos Bidaux. Algo que no iba a cambiar en la cima La Morte (Grand-Serre), simplemente la cadencia de unos y otros agrandó ligeramente las distancia, pero sin alcanzar los minutos de margen.

UN GRUPO SIN COMPLEJOS Y MUCHO QUE DECIR

La teoría dice que si no puedes hacer daño subiendo trata de hacerlo bajando y si has perdido tiempo en el ascenso, busca recuperarlo en el descenso (abierto al tráfico) y eso intentaron Viain Thomas Steger, Vaelen o un Breivold que reproduciendo los pasos de Chevalier había escalado posiciones y ya se hallaba en el grupo perseguidor antes de lanzarse conjuntamente a la aventura cuando la pendiente se puso cuesta abajo.

Su estrategia no tuvo recompensa, sino todo lo contrario y el inseparable dúo que manejaba en aquellos instantes las agujas del reloj exprimieron su control en el explosivo Col du Malissol (2,4km al 8,5% de pendiente media), donde Chevalier y Ludwig castigaron a sus rivales y acrecentaron su liderazgo hasta superar por primera vez los +2’30” de ventaja.

EL PRIMER AVISO DE LO QUE ESTABA POR VENIR…

Sin embargo, la carrera iba a dar un vuelco en la bajada y en la zona de llaneo y después de repechos previa al Col d’Ornon. En ese terreno se produjo la escisión del grupo perseguidor instigados por el ritmo impuesto por Vaelen y Breivold, quienes, a su vez, vieron el rédito de su apuesta al reducir primero en unos 45” segundos su diferencia con los líderes en Valbonnais y posteriormente situarse a medio minuto de Chevalier y Ludwig a su paso por Le Pernier.

EL ORNON Y BREIVOLD FRAGUARON EL MOVIMIENTO CLAVE DEL DÍA

El Col d’Ornon (14,4Km a 4% medio) trajo consigo la revolución y el agitador tenía apellido propio: Breivold. El noruego ‘voló’ para superar a los que hasta entonces habían comandado la cabeza y coronó el puerto en solitario, con casi 30” de ventaja sobre Ludwig que resistía y un minuto sobre Vaelen. A +2′ y persiguiendo el TOP3 se colocó Thomas Steger.

El gran perjudicado era un Chevalier que debido a un problema técnico unido a una pequeña explosión física cayó fuera del TOP10 a cinco minutos del nuevo líder. Y antes del gran coloso del día, el nórdico profundizaba el castigo sobre sus perseguidores para plantarse en los pies del Alpe d’Huez con +1’ de renta sobre Ludwig, +1’30” sobre Vaelen y 3’50” sobre Steger.

BREIVOLD HIZO DE ALPE D’HUEZ SU ALIADO DEFINITIVO


Situación de carrera marcada pero cuya provisionalidad y sentido de esta palabra era tan fidedigna como la certeza inexorable que todos debían enfrentarse a un Alpe d’Huez tan supremo como dinamitador. Árbitro no únicamente por sus 21 curvas, sino por la dureza previa y correctivo que acumulaban las piernas de cada uno de los participantes.

Muestra de ello fueron los primeros 4K y es que, al paso de La Garde (sexta curva) el número uno de Breivold se mantenía firme, en cambio, Ludwig pagaba el peaje y cedía +3’ respecto a este. En el otro lado de la balanza se hallaba un Vaelen que en ese instante se convirtió a +2’ en la mayor amenaza de Breivold. Un comportamiento de ambos que recordó al que los dos mostraron el curso pasado en el mismo punto: buena respuesta en las primeras rampas que les permitió auparse a posiciones de privilegio.

Como en aquel entonces, el rendimiento de Vaelen decaía en la parte final de la ascensión al Alpe d’Huez, mientras que el de Breivold no lo hacía, como tampoco sucedía con Steger que cazaba al belga para auparse momentáneamente y por apenas unos segundos a la segunda plaza. Primero, segundo y tercero se bajaron de la bicicleta separados por una distancia de +4’03” y +4’23” favorables al noruego.

Interesante de cara a la carrera a pie eran las remontadas de Grandy y Richard que a unos tres minutos de Vaelen se posicionaban para los últimos 20K en condiciones de poder pelear por el podio.

OSORO, ZAPATAZOS DE ORO PARA SUBIR EL ALPE D’HUEZ… Y EN LA GENERAL

Lejos de los focos principales, pero con un saber hacer propio de sus características como triatletas y de su veteranía, Pello Osoro firmaba un segmento brillante que le permitió ascender de la 50ª posición en la que accedió tras su baño en el Lac du Verney a la 16ª con la que iba a iniciar la carrera a pie.

UN PODEROSO PRIMER Nº1


En el l’Altiport de d’Huez y con el Col de Sarenne como guardián, así es como se coronó mayestáticamente vencedor Jon Sæverås Breivold. Porque si el noruego había accedido al último 20K en cabeza y con un margen que hizo pensar que podría no sufrir, éste lo confirmó con una carrera a pie en la que no dio opción a sus rivales, sino todo lo contrario. y allá donde el año pasado se tenía que conformar con una cuarta posición, en este se hizo con su primer triunfo profesional PTO (5:30:05).

Un paso más para un hombre que regresará a Francia en septiembre para competir en el Mundial Ironman.

RICHARD Y STEGEN PONEN LA EMOCIÓN 

Y si el número uno no tuvo discusión, el podio sí ofreció el espectáculo e intriga del que careció el primer cajón. Uno que corrió a cargo de Stegen y Richard. Fuera de él quedaron Vaelen, de más a menos, y el que hasta hoy era el último ganador, Grandy. La lucha comenzó con el viento a favor de Stegen, pero Louis Richard (5:34:44) en una especie de fotocopia de su rush final de 2024 daba la vuelta a la situación en un ajustado final se hacía con la segunda posición. La tercera era para Thomas Steger (5:35:19). Con la cuarta se tenía que conformar Clément Grandy y Michele Sarzilla cerró el TOP5.

OSORO ROZÓ EL TOP15

Por su parte, Pello Osoro defendió con uñas y dientes su posición y en una lucha en la que tanto podía haber ganado una plaza para con Lilian Pierré para colarse en el TOP15, como podía haber perdido la suya contra Joost Friderichs, el eibarrés finalizó decimosexto (5:52:23). Fue el mejor de los ‘nuestros’ y también el único Sub’6H.

Asimismo, Alexander Unzueta (29º); Sergio López (32º); Miguel Ledesma (33º); Gonzalo Fuentes (34º) y Aitor Arotzena (35º) concluyeron dentro del TOP35, mientras que Sergi Vera (43º) y Mikel Txopitea (46º) lo hicieron dentro del TOP50 de esta exigente edición cuyos tiempos fueron muchos más rápidos que en 2024.  De natación discreta, la bici estuvo mayoritariamente de su parte y tras ella algunos como Osoro (TOP10), Arotzena (TOP17) y Fuentes (TOP21) todavía les ‘sobró’ fuerzas para realizar una carrera a pie todavía más potente que la mayoría de sus rivales y compañeros.

En el otro lado de la moneda, Iñigo Duarte, Eneko Nieto y Arnau Pericas que saldaron con DNF su paso por los Alpe d’Huez.

 

  • 16º – Pello Osoro (5:52:23)
  • 29º – Alexander Unzueta (6:06:56)
  • 32º – Sergio López (6:08:18)
  • 33º – Miguel Ledesma (6:09:32)
  • 34º – Gonzalo Fuentes (6:12:36)
  • 35º – Aitor Arotzena (6:13:02)
  • 43º – Sergi Vera (6:30:16)
  • 47º – Mikel Txopitea (6:47:00)