Fotografía: Eric W.
El estadounidense sorprende con su franqueza para renunciar a Niza y ya mira a nuevas metas después de dejar una impactante reflexión sobre la vida como triatleta.
El Mundial Ironman de Niza masculino pierde a otro de sus hombres a menos de dos semanas de la cita. El último en renunciar al evento es Trevor Foley. El estadounidense lo ha confirmado en su último vídeo en su canal de Youtube: “He decidido no participar en el Campeonato Mundial de Ironman en Niza este año”.
Una decisión que califica como “muy difícil de tomar” y que tiene su razón en las secuelas que le dejó su participación en Ironman Lake Placid el 20 de julio. “He estado intentando superar el profundo cansancio que he sentido desde entonces y ha sido muy difícil. Ahora estoy empezando a recuperarme, pero en este momento solo faltan 19 días para Niza”. Un rehúso a Niza todavía más complejo después de haber recuperado en la prueba neoyorkina su mejor versión: “La de Lake Placid fue la mejor natación y ciclismo de mi carrera y sole me desmoroné en la carrera a pie. Estaba en un buen momento”.
El cansancio y no recuperación plena son la causa y un mal rendimiento la consecuencia que quiere evitar a toda costa desde un punto de vista que tiene mucho de moral y ético. “Supone un gran compromiso de tiempo y dinero. Así que ahora mismo no me siento cómodo cruzando medio mundo, gastando todo ese dinero y compitiendo por debajo de mi nivel. Sé que no estoy en forma para competir ni remotamente como lo estaba en Kona el año pasado. No voy a perder el tiempo. No quiero hacer perder el tiempo a mi patrocinador yendo allí y quedando en vigésimo lugar solo por participar en el Mundial”.
No obstante, tras asumir su renuncia a Niza el triatleta ya piensa en clave futura y ya ha reestructurado todo lo que resta de temporada. El primer paso será participar en Ironman 70.3 Santa Cruz el 7 de septiembre, a lo que le seguirá su presencia en Ironman Chattanooga el próximo 28 de septiembre.
Un compromiso al que acudirá con la intención de hacerse con uno de los dos slots que se pondrán en juego para el Mundial de 2026 y sacudirse esa presión clasificatoria de encima “Si Dios quiere, conseguiré la clasificación anticipada para Kona en Chattanooga. Eso me abriría muchas puertas para el año que viene. Podría participar en cualquier carrera que quisiera y no tendría que perseguir la clasificación para Kona”.
Los siguientes movimientos le traerán a España donde el Mundial Ironman 70.3 de Marbella se ha convertido tras el adiós a Niza en el objetivo supremo del curso. “Marbella es mi gran objetivo. Probablemente sea una de mis mejores oportunidades en mi carrera para intentar quedar entre los cinco primeros o ser el mejor estadounidense en el Mundial Ironman 70.3”.
Además, lo hará especialmente atraído por los más de 1500m de desnivel del circuito de ciclismo. “Es una locura” ha declarado el americano. Luego, Foley dará carpetazo a la temporada para centrarse en el siguiente curso donde como ya hemos hecho alusión solo tendrá ojos para el Mundial Ironman de Kona. “Creo que el año que viene puede suponer un salto aún mayor en mi carrera” vaticina el estadounidense.
Un crecimiento que buscará desde Brooksville (Florida) su lugar de nacimiento y al que ha regresado en los últimos días para convertirlo en su ‘base’. Un traslado motivado por una profunda reflexión en el modo de entender la filosofía de deportista de élite tras vivir hasta ahora en Boulder, una de las ciudades con más triatletas residentes por metro cuadrado.
“ES ABRUMADOR”
“No soy la persona adecuada para estar en un entorno tan elitista rodeado de los mejores triatletas del mundo como Rudy von Berg. No sé qué adjetivo usar. No soporto estar rodeado de toda esa gente increíble todo el tiempo. Es un poco abrumador. Incluso cuando vas a la cafetería o a la piscina a nadar un rato, es como… No sé. Es raro. A algunas personas les parece bien y se nutren de eso”.
“NO HABÍA SIDO TAN FELIZ EN AÑOS”
Un modelo de vida que contrasta con sus ambiciones y necesidades y así lo refleja. “Yo me nutro de eso durante unos tres meses al año, pero aparte de eso, solo quiero relajarme y pasar el rato con mis amigos, mi familia y mis compañeros de entrenamiento, y eso es todo”. “No había sido tan feliz en meses, ni siquiera en años. Creo que un atleta feliz es un atleta rápido” es la demoledora introspección final de Foley.
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