Brian Kozera considera que el ejercicio y el triatlón fueron los elementos clave de su supervivencia. Tras superar un cáncer en fase IV, ahora está recaudando dinero para una buena causa y difundiendo su espíritu optimista.
Brian Kozera estaba sentado en la consulta de su médico cuando su doctor le dio la mala noticia. “¿Cómo ha podido pasarme esto?”, exclamaba. “Soy un atleta. Me cuido. ¿Cómo puedo tener un cáncer en fase IV?”. A todo esto, su médico le respondió: “¿Ahora quieres preocuparte por cómo has contraído el cáncer o quieres ponerte a trabajar para vencerlo?”. Y así lo hizo desde ese momento. Cada vez que Kozera cuenta esta historia, se siente orgulloso y recuerda cómo esa pregunta cambió su vida. “Le dije a mi médico que quería vencerlo, y desde entonces nunca he mirado atrás”.
Deportista durante toda su vida, Kozera no era ajeno a cumplir retos complicados. Tras años de servicio en la Patrulla Nacional de Esquí, participando en enormes desafíos y carreras de aventura de 12 horas, se lanzó al triatlón por capricho. “Mi compañera de carreras, Joanna, hablamos de lo que queríamos hacer en 2013. Joanna dijo que quería hacer un Ironman antes de los 30 años. Así que nos apuntamos al Ironman de Louisville. En ese momento, ni siquiera tenía una bicicleta de carretera”.
Kozera se basa en lo que él llama “momentos dominantes”: logros que son a partes iguales físicos y mentales, que requieren dureza mental, perseverancia y voluntad de experimentar, tanto experiencias buenas como malas. Antes de que se le diagnosticara un linfoma no hodgkiniano en fase IV, estos momentos se producían a menudo durante sus duras sesiones de entrenamiento y carreras. Este sentimiento adquirió un nuevo significado cuando de golpe tuvo que luchar contra un agotador régimen de tratamiento que incluía un trasplante de médula ósea.
La rigurosidad de tratar un cáncer, en cierto modo, eran familiares para Kozera, que se basó en las lecciones aprendidas y la fortaleza mental de entrenar resistencia para salir adelante. Pero su gran salvación fue el triatlón: poco después de su trasplante, se le veía pedaleando suavemente en una bicicleta estática en su habitación del hospital.“El ejercicio y el entrenamiento eran realmente las únicas cosas que podía controlar, y eso contribuyó a curarme”, recuerda Kozera.
El entrenamiento también le proporcionó un objetivo en el que centrarse para volver a competir tras la remisión. “Decidí, después del cáncer, que quería vivir y experimentar el mayor número posible de momentos de victoria”, dijo. “El Ironman es una carrera importante y desalentadora. La mayoría de la gente no se ve a sí misma asumiendo ese reto. Es como la lucha contra el cáncer en ese sentido: nadie puede verse a sí mismo teniendo que librar esa lucha“.
Ahora que está en remisión, Kozera se ha propuesto demostrar que no solo ha sobrevivido, sino que está prosperando. Ha vuelto a competir, esta vez como miembro del Team in Training para recaudar fondos para la Sociedad de Leucemia y Linfoma (LLS). Debido a su historia, LLS le ha presentado la oportunidad de crear otro “momento dominante”, esta vez en el Campeonato Mundial de Ironman 2021, donde correrá como embajador de LLS para recaudar fondos y concienciar.
“La oportunidad surgió de la nada, en el momento perfecto de mi vida”, dijo Kozera. “El lema de Ironman es: ‘Todo es posible’, lo cual es igual de cierto tanto para el triatlón como para vencer al cáncer. Tengo la oportunidad de correr de una forma que demuestre a los demás que es posible si te lo crees”.
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