Te proponemos varios test imprescindibles en natación, ciclismo y carrera a pie para evaluar, ajustar y medir tus avances para entrenar con cabeza y progresar con garantías.
Entrenar sin referencias es como navegar sin brújula: puedes avanzar mucho… pero no sabes hacia dónde. Los test de rendimiento te ayudan a entrenar con propósito, no solo con ganas. Permiten establecer tu nivel de partida, definir zonas de trabajo, detectar desequilibrios entre disciplinas y verificar si los entrenamientos realmente están funcionando.
No se trata de obsesionarse con los números, sino de dar sentido a cada sesión y establecer un punto de partida. Cuando los datos confirman que mejoras, entrenar se vuelve más gratificante. Y cuando no, sirven para ajustar el rumbo antes de perder semanas de trabajo.
El agua es el terreno más técnico del triatlón, y medir el progreso no siempre es tan sencillo como mirar el cronómetro. Por suerte, existen test contrastados que te permiten conocer tu ritmo umbral de nado (CSS, Critical Swim Speed), es decir, el ritmo más rápido que puedes mantener de forma estable sin colapsar.
Aplica la fórmula: CSS = (T400 – T200) / 2
El resultado te da tu ritmo por 100 metros al umbral.
Por ejemplo: si haces 400 m en 6:00 y 200 m en 2:50, tu CSS es 1:35/100 m.
Este test es ideal para establecer ritmos de entrenamiento y comprobar la evolución técnica.
Este formato, más exigente, evalúa tu capacidad de mantener un ritmo estable bajo fatiga. Nada 7×200 m con 20 segundos de descanso entre series, intentando mantener el ritmo lo más constante posible.
El promedio de las series 2 a 6 suele considerarse tu ritmo CSS, y la diferencia entre la primera y la última muestra tu capacidad de control y resistencia.
Si las últimas repeticiones se “caen” más de lo esperado, puede indicar falta de base aeróbica o de control del ritmo.
Repite cada 6–8 semanas, idealmente en la misma piscina y condiciones.
El ciclismo es la parte más “medible” del triatlón. Entre potenciómetros, pulsómetros y plataformas como TrainingPeaks, el abanico de test es amplio. Pero los tres más útiles son el FTP de 20 minutos, el test incremental en rodillo y el análisis del desacople aeróbico (EF).
Es el más popular por su sencillez y fiabilidad. Se busca estimar la potencia media que puedes mantener durante una hora (FTP) mediante una versión de 20 minutos. Cómo hacerlo correctamente:
Este valor sirve para establecer tus zonas de potencia y ritmo en el ciclismo.
Consejo: intenta mantener la potencia estable desde el inicio; empezar demasiado fuerte puede arruinar el test.
Ideal para sesiones controladas sin interferencias externas, como podrían ser viento, tráfico o semáforos. Comienza a baja intensidad y aumenta la potencia cada minuto (por ejemplo, +25 W) hasta que no puedas mantener la cadencia.
Permite determinar con precisión el umbral fisiológico (punto en el que la frecuencia cardíaca se dispara) y ajustar las zonas de potencia y pulso.
Durante sesiones largas en zona aeróbica (Z2), TrainingPeaks calcula el Efficiency Factor, que refleja la relación entre potencia y frecuencia cardíaca. Si con el paso del tiempo el pulso sube pero la potencia se mantiene o baja, estás “desacoplándote”; pierdes eficiencia.
RECOMENDACIONES:
El running es la parte más “sincera” del triatlón: lo que no tengas trabajado, se nota. El test de 5 minutos a tope (semi-Cooper) es la opción más práctica y repetible para medir tu ritmo umbral y eficiencia cardiovascular sin destrozarte. Cómo hacerlo:
El ritmo medio obtenido representa tu umbral funcional, útil para definir zonas de entrenamiento y estimar ritmos de carrera en distintas distancias.
Ejemplo: Si cubres 1.35 km en 5’, tu ritmo umbral es de 3:42/km.
Para triatletas avanzados, puede combinarse con análisis de pulso, cadencia y potencia (si usas sensor de carrera).
Repite cada 6–8 semanas, en condiciones lo más similares posible: misma superficie, temperatura y hora del día.
El verdadero examen del triatlón no está en nadar, pedalear o correr por separado, sino en pasar de una a otra disciplina sin colapsar. Por eso los brick tests o test combinados son esenciales: te dicen cómo responde tu cuerpo al estrés total del triatlón. Ejemplo práctico:
Durante el test, observa:
Este test no busca un récord, sino evaluar control, estrategia y resistencia mental. También sirve para probar material, transiciones y estrategias de ritmo antes de competir.
Realizar especialmente en fases de afinamiento o unes 6-8 semanas antes de una competición objetivo.
Los test son datos, pero tú das el contexto. Una mejora constante indica equilibrio; un retroceso puntual puede ser fatiga o falta de descanso.
Más que mirar el número aislado, analiza la tendencia y cómo se relaciona con tu carga de entrenamiento.
Registrar los resultados y sensaciones en un mismo formato (TrainingPeaks, Excel, libreta) permite ver patrones y ajustar el plan con precisión.
Los test son el espejo del triatleta ya que reflejan no solo el estado físico, sino la evolución del proceso. Usados con criterio -ni obsesión ni indiferencia- son la mejor herramienta para entrenar con cabeza y mejorar de forma constante, porque entrenar más no siempre es entrenar mejor. Pero medir, entender y ajustar… eso sí lo es!
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