Taylor Knibb gana T100 Vancouver y restituye el orden natural de la élite femenina

Dos semanas después de sufrir la primera ‘derrota’ en T100 la estadounidense vuelve a lo más alto en una carrera donde no dio opción y Learmonth tocó el cielo.

Como si San Francisco no hubiese sucedido, eso es lo que Taylor Knibb ha dejado claro en T100 Vancouver donde se valió de nuevo de su bicicleta para sentenciar una carrera que tuvo cuatro nombres propios: el de la vencedora, el de Jessica Learmonth, Julie Derron y Lucy Charles-Barclay.

El primero por el regreso de su versión inexpugnable, el segundo por el triunfo de la perseverancia y la fe en una misma, el tercero porque ‘da miedo’ con su carrera a pie y la última por pieza fundamental, pero también porque su resultado cuestiona la viabilidad de los back-to-back de siete días.

NI EL AGUA ACOMPAÑÓ A LOS PLANES DE CHARLES-BARCLAY


Sabemos que Lucy Charles-Barclay es la mujer a seguir en el agua, e paradójicamente lo que desea la británica es que nadie lo haga a diferencia de lo que sucedió hace apenas una semana en Ironman 70.3 Eagleman.

Fuera por aquello o por esa libertad y premio que te da hacerlo en solitario, LCB fijó una fila de uno infinita incluso antes de tener consciencia de la mecánica del braceo, pero sin la efectividad que anhelaba. Estuvo a punto de lograr en el paseo sobre la arena que separaba el primer del segundo kilómetro en el agua, pero no se dio la fractura que hubiese escindido al TOP4 del TOP8 y no le quedó más remedio que volver a una estrategia en la que sin quiebre posible, el castigo infringida mediante el ritmo fuera sensible para las otras cinco triatletas – todas avezadas nadadoras – que se llevó consigo a la T1 (Maya Kingma, Jessica Learmonth, Taylor Spivey, Taylor Knibb y Holly Lawrence).

La debutante Alice Betto marcó el paso intermedio entre ellas y el grupo donde navegaron el resto de favoritas, una Asleigh Gentle, una Julie Derron o una especialmente motivada por el factor anfitriona Paula Findlay que perdieron +2’45” respecto a la cabeza.

LEARMONTH REPITE SU ‘TODO O NADA’ Y KNIBB SACA PROVECHO


Vancouver tenía todavía la etiqueta de ‘sin estrenar’ puesta lo que podía invitar a probar nuevas tácticas, pero lejos de ello, Learmonth volvió a insistir en ese plan que pudiera ser kamikaze – arriesgarlo todo a ir en cabeza en la natación y bicicleta – si no fuera porque no confías completamente en tu propia carrera a pie. O, tal vez, lo segundo pudiera ser resultado de lo primero, pero por ahora seguirá sin resolverse el misterio, porque la buena de Jessica se puso el mundo por montera – de nuevo – y se asoció con Knibb para ‘tirar’ para adelante y soñar con una renta suficiente para afrontar el 18K final.

FINDLAY, PESE A TODO

Por detrás, Charles-Barclay no reaccionó o no pudo al movimiento y tampoco lo hicieron el resto, mientras que, metros más atrás, si la fe estaba depositada en un acercamiento impulsado por la otra gran especialista, Findlay, los jueces dieron al traste con él al sancionarla por drafting. Lejos de ser ideal, no fue su perdición y poco después superaba a Gentle insuflándole cierto optimismo.

UN CRONÓMETRO PERFECTO

El ecuador plasmó la dinámica definida. El tándem Learmonth (entregada a la causa) – Knibb funcionaba a la perfección y su binomio era un reloj que cada kilómetro introducía nuevos segundos a la distancia marcada para con el trío formado por Charles-Barclay, Kingma y Lawrence (+2’30”); al mismo tiempo que lo hacía con unas más desconexas Derron (+4’08”), Spivey (+4’58”), Gentle (+5’08”) y Findlay (+5’17”) y Byram (+5’22”), quienes a su vez recortaban margen respecto al grupo intermedio.

Algo que confirmó la llegada a la T2. Para entonces, las líderes habían casi duplicado su renta respecto a Charles-Barclay y compañía (+4’42”), mientras que unas cismáticas Derron y Byram dejaban la ‘cabra’ a +5’46” y se encimaban sobre el trío a apenas un minuto justo antes de la parte decisiva después de deshacerse de Findlay y Gentle (+7’38”) y de Spivey (8’19”).

¡LEARMONTH ESTA VEZ SÍ! LA PERSEVERANCIA TUVO PREMIO


Después Knibb y Learmonth se despidieron con un ‘gracias por el servicio mutuo’ y ‘suerte’ en el que la estadounidense salió en cabeza. Tener los calcetines puestos le dio la ventaja que no necesitaba, pero a la que no iba a renunciar por esperar a la británica. Y de ahí, Taylor Knibb (3:30:50) simplemente se dirigió hacia la victoria, aquella que la había abandonado por primera vez en su vida (T100) en San Francisco y con la que se reencontraba en Vancouver, como diciendo, ‘estoy aquí, aquello fue un tropezón único que no volverá a ocurrir’.

A sus espaldas, la batalla estaba servida: Learmonth como el peón más débil en una estructura que admitía solo dos ocupantes, pero a la que opositaban al menos cuatro. La valiente británica no desfallecía y cada referencia en la que se mantenía en la segunda posición era una bocanada de aire a una apuesta que por primera vez tenía visos de no ser suicida, sino exitosa. Al paso por el 9K, el punto entre la primera y la segunda mitad de la carrera a pie, su renta era de más de tres minutos respecto a la cuarta posición que ocupaba en esos instantes Charles-Barclay.

Porque sí, la oportunidad de ver un nuevo doblete británico en el podio se desvanecía por el eje aparentemente más inquebrantable. Para entonces, y quizá por concatenar Eagleman con Vancouver en siete días, Lucy había perdido el paso de Derron que no hubo tardado en alcanzarle y después dejarle en la estacada para ir en busca de una Learmonth que no solo resistía en plata, sino que tampoco se dejaba ir respecto a una Knibb que viajaba por delante a una ‘aceptable’ distancia de solo minuto y medio. El progreso de Jessica estaba a punto de dar el rédito que tanto exploró en las citas previas y la culminación de esa machada brindó la emoción que la destacada posición de Taylor le arrebató a la élite femenina.

Concretamente, esos últimos 2.000m donde si bien tenía el bronce en el bolsillo, la fiesta podía ser casi completa siempre y cuando Derron no derribase el muro de contención de 45” con los que contaba Learmonth. El ritmo estaba a favor de la helvética, el corazón, a favor de la británica y la historia deparó un cierre dramático, donde a falta de un único kilómetro Julie Derron (3:32:55) consumaba lo inevitable y se alzaba con una segunda posición en detrimento de una Jessica Learmonth (3:33:18) que subía por primera vez al podio y a la cual ni siquiera esa postrera acción le podía arrebatar sentirse como la triatleta del día. A la tercera fue la vencida para ella, como dice el refrán.

Olatz Zubia Zeberio

Con tres años me lanzaron a una piscina de la que no he querido salir, con alguno más me enamoré del ciclismo y el atletismo (popular). Rendirme a los encantos del triatlón fue el paso natural. Además, soy graduada en Comunicación Audiovisual y Máster en Diseño y Gestión de la Producción Audiovisual por la UAB.

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