Quién os escribe no puede ni imaginar que se siente al tener opciones, por muy remotas que sean, de formar parte de un equipo olímpico y por ello tengo la necesidad de dedicarle estas líneas a dos admirados deportistas que han podido vivir ese sueño al que  como digo muchos, o por lo menos yo, jamás pudimos ni podremos opositar.

Conocí al Chente “persona” hace escasos meses en Playitas Resort durante su concentración de pretemporada, un tipo de apariencia fría pero que no puede esconder su sangre canaria en el trato en corto. Un tío humilde pero ambicioso que en ese momento presentaba su candidatura a la carísima plaza olímpica, la tercera para España ya que las dos anteriores ya llevaban los nombres y apellidos de Javi Gómez Noya y Mario Mola, obviamente por méritos propios.

Unos meses después y muchos kilómetros de entrenos más tarde, Chente queda fuera de la lucha, a escasos metros de las puertas del Olimpo. Y no porque “el chicharrero” lo haya hecho mal, ni mucho menos, sino que Alarza ha dado la mejor versión de si mismo y no ha dado opción.

Chente esta en el TOP mundial. Con mucha más calidad que un alto porcentaje de los atletas que estarán nadando, pedaleando y corriendo en Río de Janeiro el 17 de agosto, pero los Juegos  se cobran sus víctimas, en ocasiones meses antes de la cita Olímpica.

¿Y qué decir de Tamara Gómez? Complicado papel para las chicas que debían conseguir la tercera plaza, no asegurada, y además batallar por estar entre las mejores. La atleta ilicitana se preparaba con el grupo de Charlie Prieto, peleando cada brazada y una lesión le apartó de la pugna por esa plaza olímpica. Tamara es una tía grande, alegre y optimista pero no puede negar su impotencia ante la situación. Desde que supo su diagnóstico su gente le ha arropado y ella ha sabido lidiar con la situación y aunque meses después sigue peleando con su fractura confío ciegamente que Tamara nos volverá a regalar su presencia en lo más alto, con esa elegancia que la caracteriza y esa sonrisa que nos conquista.

Ya he hecho mención en muchas ocasiones a una lección aprendida de Iván Raña, estamos en un país que no valora la cultura del esfuerzo y eso no lo voy a cambiar yo con este texto, pero sin duda me quedo agusto con este particular y humilde homenaje a los que quedaron a las puertas del Olimpo…en esta ocasión….

playitas resort