Pánico a subirse a la bicicleta, ansiedad o miedo al dolor son solo algunas de las secuelas con las que convive la alemana diez meses después de sufrir un atropello ciclista que ha trastocado su vida por completo.
Así comenzaba esta que escribe el artículo sobre el atropello que sufría la alemana el verano pasado. Ningún dato fue incorrecto, pero sí una sensación: lo peor no fue la fractura de un hueso o varios de ellos, sino el calvario psicológico que sin saberlo acababa de empezar.
Casi diez meses después de aquello, la larga recuperación física a la que sigue sometiéndose es contratiempo menor – que no leve – en comparación a la pesadilla en la que vive inmersa desde entonces. Algo que no se presagiaba o intuía a principios de año cuando Thoes regresó a los entrenos feliz: “Qué sensación! He completado mi primera carrera de entrenamiento y no podría estar más contento. Primero en la bicicleta contra el viento, luego directamente a las zapatillas de correr. Mis piernas aún no están haciendo lo que quiero, pero confía en que la velocidad volverá”.
SUDÁFRICA, EL SALTO AL ABISMO INFINITO: “UN MIEDO TERRIBLE A VOLVER A CAERME”
“A los pocos minutos de empezar con la bici, tuve que dar por finalizado el día. Ni siquiera llegué a subir la primera cuesta, con un miedo terrible por dentro a volver a caerme” era el mensaje con el que menos de dos meses después anunciaba que el trauma de lo vivido golpeaba a Svenja Thoes de una forma que jamás podría haber imaginado.
El primero de los muchos que estaban por vivir y se iban a convertir en un diario personal inacabado de una espiral incontenible por la propia naturaleza intrínseca de la práctica del triatlón: Subirse obligatoriamente a la bicicleta para preparar las competiciones.
Un descenso a los infiernos cada vez más abrupto, vertiginoso y desesperado y que, como si su propia Divina Comedia hubiese creado, iba a tocar su primer círculo en Ironman Sudáfrica. “Mi cabeza está por todos lados y mi cuerpo grita más fuerte que nunca. Es hora de irme de Sudáfrica. Este capítulo no salió como lo había planeado, pero la historia aún no termina. Seguir adelante, eso es lo que siempre hice, sin mirar atrás” escribió Thoes el 30 de marzo.
“EL ACCIDENTE NO SOLO ME DEJÓ CICATRICES FÍSICAS, SINO TAMBIÉN PROFUNDAS E INVISIBLES”
Desde entonces, si ya no lo era ya, el de Svenja es un vómito literario incesable y necesario para plasmar lo que demasiadas veces queda silenciado a ojos del gran público, como si no contarlo hiciera desaparece lo que realmente sucede en la puerta más cerrada del universo, la cabeza de uno mismo: “Tantos demonios y pensamientos oscuros me rondan la cabeza después de esto. El término ‘montaña rusa’ ni siquiera le hace justicia al viaje que he hecho desde el año pasado” sigue “Siento que un hilo rojo de momentos difíciles me ha atravesado la vida desde mi accidente el verano pasado. Ni siquiera sé por dónde empezar; la lista parece interminable”.
“ESTABA PARALIZADA POR EL MIEDO Y SENTÍ QUE IBA A MORIR”
Una caída mental infinita que tomó el derrotero todavía más diabólico cuando el pasado 10 de abril, su peor recuerdo se transformaba en algo vívido y casi material al reproducirse nueve meses después de forma casi idéntica: “Hoy me rozó un camión y, en ese instante, todo el trauma volvió a mi memoria. Una ola de frío me recorrió el cuerpo y reviví cada momento aterrador. Estaba paralizada por el miedo, sintiendo que iba a morir (otra vez). Sin embargo, no pasó nada… Tuve que llamar a alguien de inmediato, solo para conectar con la tierra, para calmar la tormenta que sentía dentro. Ese accidente del año pasado no solo dejó cicatrices físicas, sino también profundas e invisibles. Mi mente aún carga con el peso, y hoy me recordó cuán real sigue siendo ese impacto. ¡Qué momento tan horrible y desgarrador!”.
“MI MIEDO SUBCONSCIENTE ES MÁS FUERTE QUE MI MENTE CONSCIENTE”
Una semana después, Thoes ponía en palabras las consecuencias de aquella vivencia reciente: “No pasó nada grave, pero me despertó algo muy profundo. El miedo a mi accidente del verano pasado ha vuelto con más fuerza que nunca. Ahora mismo, me da miedo ir en bici por la carretera. Es difícil describir la sensación, como si estuviera atrapada en una espiral sin salida. Mi miedo subconsciente es más fuerte que mi mente consciente, y no puedo seguir alejándolo. El dolor, tanto físico como emocional, sigue ahí”.
Un nuevo golpe a su moral que desencadenó una nueva concatenación de confesiones demoledoras: “Sigo luchando con serios problemas físicos. El accidente me impactó más de lo que jamás imaginé. No me muevo con libertad, siento rigidez a cada paso y el dolor sigue apareciendo sin que lo invite. Pero la cuestión es esta: no me rendiré. La sanación no es lineal, y algunos capítulos tardan más en escribirse”, pero siempre con un hilo de esperanza: “. ¿Mi deseo? Volver a moverme sin dolor. Y seguiré trabajando, día a día, para lograrlo. Los reveses no nos definen, sino cómo respondemos a ellos. ¡Disfruta los buenos momentos tanto como puedas!”.
“SIENTO QUE YA NO SOY YO MISMA”
La misma con la que afrontó este pasado 18 de mayo Apfelland Triathlon, su carrera favorita en la que guarda o guardaba alguno de sus mejores recuerdos y clasificaciones. Y una súplica ensordecedora: “Lo único que quiero es volver a estar en la línea de salida. Desde el accidente, he estado sufriendo ataques de pánico en la bici. Pero tengo esperanza. Solo quiero volver a estar en ese ritmo del día de la carrera. Nada más importa”.
Pero que no fue escuchada: “DNF. Tuve que abandonar mientras pedaleaba. Sin palabras. #trastornodeansiedadypánico Acelerar me trajo viejos miedos. El dolor me recuerda el accidente del año pasado. #miedoaldolor” y un testimonio final desolador: “Siento que ya no soy yo misma”.
Es imposible cuantificar cuánto tiempo necesitará Svenja Thoes para superar las cicatrices psicológicas de aquel accidente y el día que esta logre alcanzar la T2 en un triatlón de la distancia que sea, será la suya la mayor victoria no solo del día sino probablemente de la temporada. No obstante, su caso y su testimonio es un recordatorio de la fragilidad del ciclista en la carretera, la importancia del cumplimiento de las normas de seguridad de modo bidireccional y el insoportable hecho que un accidente/atropello es un evento trágico de magnitud personal incalculable.