La noruega se lleva una merecida victoria después de sobrevivir a la verdadera carnicería de explosiones y abandonos en la que se convirtió Kona y de la que no estuvo exenta Marta Sánchez.
Madrugada para la historia en el ecosistema del triatlón de larga distancia después de vivir un Campeonato del Mundo Ironman femenino de 2025 en el que el misticismo de Kona se hizo gigante, afloraron las leyendas y todos los demonios que esconde la isla hicieron acto de presencia para sentenciar una a una a las principales favoritas excepto a Solveig Løvseth, la flamante nueva reina con un título que la lleva a ella y a Noruega a una dimensión desconocida tras portar a lo más alto y en menos de un trimestre a su promesa masculina y femenina.
No faltó de nada. Dominios abrumadores, apuestas imposibles, estrategias y especialmente una intriga por un triunfo que careció de dueña hasta la misma cinta de meta en Ali’i Drive.
CHARLES-BARCLAY, UN TIBURÓN SIN COMPASIÓN QUE BAILÓ SOLA
No hay ritual folclórico iniciático ni libro más sagrado en el mundo del triatlón que ese que sin escrituras santas, pero con actuaciones en 4K inmortaliza a Lucy Charles-Barclay abriendo las aguas, independientemente de cuales sean estas. Y las de la Bahía de Kailua no fueron menos.
Este sábado, la británica se reencarnó en Moisés, pero, a diferencia del pasaje religioso, cuando extendió su mano sobre el mar no lo hizo para tendérsela al resto de participantes, sino para cruzar el océano Pacífico Norte con la soledad de una criatura gobernada por el necesario egoísmo competitivo de quien quiere masacrar a sus rivales y obligarlas a desertar en su intento de conquistar nada. La ‘sirena’ actuó con la velocidad del pez vela y la agresividad del gran tiburón blanco para destripar completo a sus rivales desde el primer metro.
La ‘mordida’ de Charles-Barclay se saldó con una sangría en la que no cayó el récord, pero sí un 49:29 imposible para el resto. A ese tsunami llamado Lucy, sobrevivió un septeto con color español y estampado keniata en el que Marta Sánchez junto a Haley Chura, Holly Lawrence, Rebecca Clarke, Lotte Wilms y especialmente al lado de Taylor Knibb y Chelsea Sodaro amortiguó las pérdidas hasta reducirlas a +1’32”.
En cambio, esos 3’8K fueron críticos para el resto de grandes favoritas, cuyas previsiones quedaron en papel mojado para unas Solveig Løvseth, Lisa Perterer, Kat Matthews, Laura Philipp y Marjolaine Pierré que unidas afrontaron una demoledora desventaja de +6’17” antes de subirse en la bicicleta.
EL CICLISMO PUSO LA SEMILLA DEL MAL Y DEL ORO
No era Niza, ni los siguientes 180K tuvieron la altitud y desnivel del interior de la Costa Azul, pero repentinamente o no tanto, Charles-Barclay había introducido a sus contrincantes una pendiente tan empinada como el Muro de Sormano en Il Lombardia del que es propietario honorífico Tadej Pogačar y el cuerpo de estas no necesitó de la humedad característica de la zona para sentir una súbita sensación de asfixia al plantear cómo aproximarse a la líder.
KNIBB ENCARÓ A CHARLES-BARCLAY
En ese compás de la competición, Knibb fue a la única a la que el cuello del tritraje no le apretó ni necesitó de aire extra al introducirse en el volcánico paisaje de Hawái que lució inicialmente extrañamente frío esta jornada. La estadounidense echó mano de sus galones como ciclista profesional y olímpica para recoger el guante lanzado por Charles-Barclay y gritarle en la distancia que Kona era un territorio todavía en disputa y ella era una mujer decidida a no quedarse de nuevo con el amargo sabor de la miel en los labios.
Sin embargo, al superar el primer tercio del segmento ciclista, Lucy pudo decir que el segundo pulso también caía de su lado al mantener +2’ respecto a una resistente, pero inefectiva Knibb. Aunque no cantó victoria. Conforme la temperatura aumentó, la norteamericana se cercioró de evidenciar que aquello era no más que el primero de los actos sobre la bicicleta y que su carburación sumaba valor al mismo tiempo que el asfalto ganaba kilómetros, grados celsius e inclinación. Porque Knibb supo esperar su terreno y allí cuando la carrera entró en el ascenso a Hawi y sus 10,7K y 183m de desnivel aprovechó para despojar a Charles-Barclay de cualquier renta de la que dispusiera (+2’).
EL INADVERTIDO INICIO DEL FIN
Tras ello, respiró en su nuca y, más allá, pasado el ecuador del sector, decidió tomar el control de la carrera. Lucy no se despegó de ella, pero el sombrero mágico de Kona tenía preparaba una desagradable sorpresa para la británica quien era sancionada por littering involuntario. Y así, con una acción trivial el Mundial vivió uno de sus puntos de inflexión.
Con la estrategia de Charles-Barclay saltando por los aires, la última ganadora en Kona se vio obligada a resetear su playbook al más puro estilo del futbol americano y optar por rebasar a Knibb en un movimiento y esfuerzo improvisado que su duelista aceptó de buen grado y, tras cumplir con el reglamento, la partida se reinició con +1’20” a favor de Taylor. Nada cambió en el tramo restante, ni siquiera la distancia que separaba a ambas, y con el sonido de la actividad aeroportuaria de fondo Knibb y Charles-Barclay se introdujeron la T2 para dar rienda suelta a un maratón en el que a ojos superficiales solo ellas teníam invitación al oro mientas ocultaban la gema secreta, y en el que las cuentas pendientes se saldaron con creces.
UNA ALIANZA A CUATRO IMPOSIBLE
Lejos de su ese ruido a dos, envueltas en unos decibelios que tenían como objetivo no otro que encontrar un golpe de pedal con el que reemprender una marcha que les permitiese no dar por finiquitado su propósito de victoria partieron Løvseth, Perterer, Matthews y Philipp.
El suyo se transformó durante más de sesenta kilómetros en un juego táctico donde atrapar a las Sánchez, Sodaro – que pronto dimitió dentro de ese pelotón y a la altura del km70 sumó un DNF – Lawrence, India Lee y compañía era tan atractivo como vital para mantener sus aspiraciones, pero en ese complejo juego lleno de capas estratégicas, la posibilidad de romper el grupo con el viento en contra y aventurarse en solitario era tan goloso como arriesgadamente necesario.
EL ‘TODO POR EL TODO’ MÁS CRUCIAL DE LØVSETH
En ese contexto, la línea continua que separaba la calzada del arcén y guiaba su camino fue la metáfora perfecta del delicado funambulismo que practicó ese cuarteto y en el que el rol de kamikaze corrió a cargo de una Løvseth autoconsciente de sus limitaciones en la carrera a pie.
La noruega no vaciló y antes de acometer la aproximación definitiva a la cota del día, demostró su osadía. Con esa confianza de la que ya había dado muestras en Hamburgo, la libertad de su condición como novata y el desconocimiento intrínseco a este estatus, la nórdica arrancó sin mirar atrás y su apuesta se materializó en forma de podio provisional y un minuto de ventaja sobre las que habían sido sus compañeras de viaje antes de subir Hawi.
Su arrojo tuvo premio – circunstancial – y Løvseth posiblemente salió momentáneamente de su modo contrarreloj para sonreír y soñar cuando al cruzar sus caminos comprobó que esa jugada a ‘chica’ tomaba números de ‘grande’ a medida que se sucedían los kilómetros y lo que antes de Hawi era un minuto, se transformó en más de dos y tornó en una renta de +8’30” aproximadamente respecto al grupo de Matthews, Perterer, Philipp, Hannah Berry y Jocelyn McCauley al encarar la definitiva Palani Road antes de aparcar la bici en la T2.
La noruega se había ganado el derecho al bronce e iba a pelearlo con creces y algo más también. Los números presentes le avalaron sobre las dos ruedas al firmar el segundo mejor parcial ciclista (4:31:53 por 4:51:00 de Knibb siendo las dos únicas capaces de recortar tiempo a Charles-Barclay) y los pasados lo hacían en proyección de cara a esos 42K finales puesto que ni en Alemania y Estados Unidos había cedido semejante renta que, sin embargo, quedó en manos del aura de impredecibilidad que rodea a Kona.
SÁNCHEZ AGUANTÓ EL TIPO DENTRO DEL TOP10
En clave española, Marta Sánchez salió casi indemne de la batalla a tres bandas que tenía lugar y, tras un momento de incertidumbre donde su figura no aparecía en ningún lado, la catalana de INVERSE culminó el segmento ciclista en décima posición justo por delante de Lawrence y a menos de un minuto de Hollioake. La triatleta tenía ante si una oportunidad de oro para estrenarse a lo grande en la Meca y no la desaprovechó.
LA MASACRE DEL MARATÓN HUMANIZÓ HASTA A LAS MÁS INTOCABLES
Convidadas de honor a la distancia de Filipides, el temido maratón se erigió en todo aquello que lo encumbra como un desafío tan hegemónico como diabólico y con Kona como compinche elevó su perversidad a su máxima potencia a espaldas de una de sus protagonistas puesto que cuando la carrera a pie echó a andar con Charles-Barclay en una dinámica dominadora respecto a Knibb que cada vez tenía más cerca, nadie pudo predecir lo que después sucedió. O quizá sí, y esos problemas de Lucy con sus zapatillas en los primeros kilómetros fueron el ‘easter egg’ que no nadie supo interpretar, ni siquiera la propia protagonista.
EL HECHIZO ROTO DE CHARLES-BARCLAY CON KONA
Porque sí, el desarrollo de la competición hasta Palani Hill postuló a Charles-Barclay como ganadora indiscutible. La británica apenas necesitó de esos kilómetros hasta el final de la subida para echar abajo lo que la sanción había construido e iniciar un paseo que se anunciaba triunfal, directa a su segunda corona mundial, directa a su segundo Kona triunfal.
Pero en Ironman nada es lo que parece y menos en la Meca y Charles-Barclay acostumbrada más a conocer a ese ambivalente argento que tanto le costó cambiar por oro, estaba a punto de descubrir la cara todavía más triste de este deporte de la forma más cruel posible.
Con casi medio minuto en el bolsillo y todo a su favor, justo antes del medio maratón la británica paraba su ritmo súbitamente y Knibb se colocó a su par. El último signo antes de verla desaparecer progresivamente, caminar y detenerse hasta tomar la drástica decisión de finalizar su participación en el Mundial a falta de 13K para meta en pleno tramo del Natural Energy Lab. Desvanecida como su intención de revalidar trono.
El calor, la humedad y esos esfuerzos no medidos entre otros se cobraron la libra pendiente con Charles-Barclay quien con este resultado personificó una vez más esa historia de eterna lucha entre el fuego y el agua en las islas y que la mitológica hawaina recoge entre dos de sus deidades: la de Pele, la volcánica diosa que hizo del Kilauea su hogar; y la de Kamapua’a encarnada por la inglesa, la de las criaturas que lo habitan con afán de hacerla suya y el elemento líquido que quedó subyugada a la primera. Porque sí, esta vez a Lucy le superó por completo Kona. Jaque mate a la Queen en Queen K.
KNIBB, EL MÁS CRUEL TODAVÍA
A reina ‘muerta’, reina ‘puesta’ y sin tiempo para lamentaciones de sirenas ahogadas en tierra en temperaturas cada vez más altas, la carrera se puso completamente de cara a un Knibb que, si bien es cierto corría en ritmos ligeramente inferiores a los propuestos por Løvseth, esta última más preocupada por la persecución a la que le sometía Matthews, la más rápida del maratón, quien a su vez había dejado hacía muchos kilómetros a Philipp en la estacada. A falta de 12K la atleta local contaba con una renta de casi 5 minutos.
Suficientes en condiciones naturales, escasos en el Campeonato del Mundo que no tardó en crear su siguiente narrativa dramática. Tres mujeres y tres posiciones en la que el número más lejano al triunfo progresaba más velozmente que su predecesora, fijando un 10K final en el que tan relativamente factible era el sorpasso de la tercera a la segunda clasificada como de la segunda a la primera y lo único meridianamente certero era la emoción garantizada hasta el último instante.
No fue en ese postrero metro cuando la divinidad al frente del Mundial hizo de las suyas, pero sí en el último avituallamiento y a solo tres kilómetros de meta cuando decidió descargar toda su furia y vileza contra Taylor Knibb.
En una especie de escena repetida, la triatleta que se encaminaba a su primer título perdió la posición corporal, después comenzó a caminar con movimientos extraños, posteriormente decidió parar momentáneamente buscando aire en unos pulmones y piernas inconscientes y cuando la sombra de Løvseth estuvo por encimarse realizó un último intento desesperado y en vano por correr.
La estadounidense no tuvo opción y su dramática escena tirándose al suelo para tocar unos músculos ‘muertos’ fue la secuencia previa a su adiós, ese que contempló en plano contrapicado para ver pasar a una Solveig entera y finalmente a una Matthews que no se dio por vencida. Ella, Knibb fue la última víctima que se cobró el particular Caronte del triatlón
LØVSETH NO ERA UN FAROL PUNTUAL, CAMPEONA POR DERECHO Y NÚMEROS
La criatura elegida para la gloria fue Solveig Løvseth. La mencionada por este medio como la gran dark hourse de la start list y la única capaz de hacer sombra a las antiguas campeonas y pódiums, sorprendía a muchos y daba la razón a otros tantos cuando en el primer día de junio esta servidora la señalaba como alguien con mucho que decir en octubre, como así ha sido finalmente.
Con apenas 26 años, la mujer que firmó aquel día el mejor debut de siempre en un Ironman y menos de dos meses después conseguía su primer triunfo en Lake Placid, ha desafiado esta madrugada al calor más sofocante para imponer el frío noruego en su primer Mundial Ironman sellar una gesta incalculable donde jamás flaqueó, arriesgó en su elemento más fuerte y resistió a la batalla física y psicológica para proclamarse campeona mundial con un tiempo de 8:28:27, el tercer triunfo más rápido de siempre y un maratón final en un extraordinario 2:55:47. Ese donde un pequeña decisión valiente, le llevó a un triunfo gigante.
Escasos treinta y cinco segundos separaron el oro y la plata. Kat Matthews conquistó el segundo lugar con un crono de 8:29:02 y un maratón de récord en 2:47:23. Finalmente, la tercera plaza del podio fue a manos de Laura Philipp (8:37:28), quien hoy cedió su cetro, pero fue la única capaz de mantenerse en el TOP3 respecto a Niza.
Con ella asegurando ese cajón, el Mundial Ironman de Kona 2025 cerró una edición difícilmente olvidable y equiparable en el que la llave siempre estuvo en Hamburgo.
MARTA SÁNCHEZ, UN TRISTE DNF
Knibb fue la última en sufrir el peor de los finales, pero en esa lista lamentablemente también se encuentra el nombre de Marta Sánchez que tras resistir en la bici, se encaminó a una carrera a pie en la que supo jugar sus opciones. Tanto es así que al paso del medio maratón la clasificación provisional la situó séptima, pero un kilómetro después y por causas desconocidas en el momento de la publicación de este artículo la catalana se vio obligada a retirarse. Kona, siempre Kona incorregible en sus novatadas.
TOP5 – MUNDIAL IRONMAN FEMENINO 2026 KONA
- Solveig Løvseth (NOR) – 8:28:27
2. Kat Matthews (GBR) –
3. Laura Philipp (GER) – 8:37:28
4. Hannah Berry (NZ) – 8:46:25
5. Lisa Perterer (AUT) – 8:48:08