La triatleta del Náutico de Narón dominó los tempos en la élite femenina y el catalán ganó con un demoledor ataque final.
En la jornada del 31 de mayo A Coruña volvió a respirar triatlón y se convirtió en el escenario perfecto para vivir dos carreras plenas de emoción en la que únicamente la baja por lesión de Marta Pintanel desdibujaba unos carteles en los que estaban todos los grandes nombres.
Con o sin Pintanel Sara Guerrero era la favorita del día y la triatleta quiso honrar su antigua corona y buscar la nueva desde las primeras brazadas. Haciéndose fuerte en el agua, la defensora del título encaró la T2 con una renta de cinco segundos sobre un octeto liderado por Iratxe Arenal en la que viajaron todas las favoritas a excepción de una Noelia Juan que perdía en ese punto algo más de medio minuto.
Con la valenciana en esa posición crítica, el segmento ciclista se convirtió en un juego de de alianza entre las de cabeza con la eliminación de Juan como objetivo principal. Uno que consiguieron de forma no escrita en el ecuador de los 40K y de facto al bajarse de la bicicleta donde su distancia con las líderes ascendía a más de dos minutos de retraso. A Juan, ni la unión posterior con Marina Muñoz le valió para desmantelar los planes de sus rivales. Ambas estaban fuera de cualquier pelea.
GUERRERO ESPERÓ Y TRIUNFÓ
En la otra cara de la moneda se encontraron el grupo de nuevo formado por las propias Guerrero y Arenal, María Casals, Natalia Castro, Maite Jiménez-Orta, María Alzaga, Alejandra Seguí y Paula Del Pozo quienes iban a decidírselo todo en el 10K final. Una carrera a pie cuyo inicio estuvo marcada por la especie de medición de fuerzas que supusieron diversos movimientos, pero fue no hasta pasado el ecuador cuando se conformó de forma definitiva el sexteto (Guerrero, Casals, Castro, Segui, Jiménez-Orta y Del Pozo) que iba a pelear por las medallas.
Una entente que llegó a su fin cuando Sara Guerrero decidió asumir la responsabilidad, poner un punto más y dejar atrás a las que habían sido sus compañeras de viaje y marcharse en solitario en pos de un nuevo oro. Lo consiguió y volvió a proclamarse campeona de España por segundo año consecutivo. La plata y el bronce fue un pulso extenuante hasta la misma línea de meta entre Maite Jiménez-Orta y Alejandra Seguí que vistió a la primera de argento y a la segunda le dejó cerrando el TOP3.
Diferente fue la carrera masculina. Si en la élite femenina Guerrero dio la cara desde el principio, en la de sus homólogos, el que a la postre fue el campeón compitió mucho más discreto desde el principio y solo “apareció” en el momento clave.
‘Despreocupado’, Grau cedió todo el protagonismo en el segmento inicial a todo un especialista como Kevin Tarek Viñuela que haciendo gala de los recientes títulos continentales, volvió a demostrar el porqué es uno de los mejores nadadores del panorama español y logró una renta de ocho segundos sobre Eduardo Blanco y de más de una veintena sobre el grupo que lideraron el defensor del título, Pelayo González y Esteban Basanta.
Diferente también fue un ciclismo donde el tira y afloja entre escapados y perseguidores fue mucho más entretenido y cambiante hasta que la cabeza salió triunfante en sus propósitos y en los que la labor de equipo y estratégica de los hombres del Cidade de Lugo fluvial fue clave en el devenir de ambos pelotones. En esos 40K la noticia más destacada lamentablemente fue la caída de un Edu Blanco que decía adiós a la prueba y en clave táctica, los casi 50 segundos que se dejó o le obligaron a dejarse a Jarno Posada y su grupo los 13 del frente.
Entonces surgió él. Un Genis Grau que había zafado con éxito la natación y el ciclismo esperando fríamente la carrera a pie. Lo intentó una vez junto a Izan Edo, tan pronto como se pusieron las zapatillas, pero esa primera escaramuza llegaba a su fin en forma, pero no en propósito cuando Jordi García y Esteban Basanta les atraparon justo al paso por el ecuador (5K). Pareció no importarle e incluso cedió el peso de la prueba a Basanta durante casi cuatro kilómetros, los que duró esa especie de paz que terminó a falta de 1000m de meta. Se sucedieron los ataques, pero solo el de Genis Grau a 300m del final fue letal. El subcampeonato fue a manos de Izan Edo y el bronce para Esteban Basanta.
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Un año que promete emoción, competitividad y escenarios espectaculares en los cinco continentes.