El estadounidense relata el contradictorio callejón que le dejó Niza: su mejor estado de siempre choca con la progresión y nivel del resto de competidores, aunque no pierde la ambición.

Casi dos semanas han pasado desde la disputa del Mundial Ironman de Niza y la cascada de reacciones a lo sucedido no cesa. El último en analizar su resultado ha sido el veterano a la par que debutante en un Campeonato del Mundo de larga distancia, Sam Long en su canal de Youtube.

“MI OBJETIVO ERA EL TOP10 Y QUEDÉ FUERA DE ÉL PESE A HACER LA CARRERA QUE PLANIFIQUÉ”


Un Long marcado por la dicotomía agridulce entre la plenitud por llevar a buen puerto lo entrenado y el descontento con la posición final. Y, es que, los deseos del estadounidense toparon con la categoría mostrada por el resto de los competidores: “Mi objetivo era estar entre los 10 mejores del mundo y quedé decimocuarto”.

El alivio de The Big Unit llega desde la ejecución personal: “Me quedé corto, pero realmente ejecuté la carrera que me propuse”. O lo que es lo mismo, nadar por debajo de 53 minutos, y, lo hizo en 51:26; marcarse 330 vatios de potencia normalizada y firmó 332 de esta y 306 vatios de media; alcanzar de 360 hasta 370 en el mejor de los casos en el ascenso principal y se superó logrando 383 vatios; y correr el maratón en un tiempo inferior de 2h35min, lo único en lo que erró al terminarlo en 2h39min. “Pedaleé un poco más fuerte, pero a su vez corrí un poco más lento de lo esperado”.

UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA: “MI MANTRA ANTE LOS PROBLEMAS ERA QUE IBA A HACER EL MEJOR IRONMAN DE MI VIDA Y LO HICE”


Algo que tiene mérito y lo segundo cobra sentido después de que el propio Long haya desvelado que, tras una natación muy superior a la esperada, en el descenso principal de Niza sufriese un problema con la cadena que le obligó a poner pie a tierra para solucionarlo (en el terreno más complejo del segmento para él), perdiese la rueda de Léon Chevalier y en su estrés por retornar a la persecución se olvidase de un avituallamiento.

Una situación al límite sobre la bicicleta que pago en la carrera a pie: “Al empezar a correr, me sentía fatal en las piernas, me recuperé al ir en grupo, pero en la tercera vuelta tuve que parar y como 15 segundos”.  Un momento ‘crítico’ del que salió aplicando la psicología: “Me dije que restaban 10 millas, que debía seguir poniendo un pie delante del otro y luego me recuperé y terminé fuerte. Mi mantra era que estaba en Niza para obtener mi mejor desempeño de siempre y lo hice. Al cruzar la meta había ejecutado mi mejor Ironman”.

“CREÍ QUE CON ESOS NÚMEROS PODÍA SER HASTA TOP5 Y ME DI CUANTA QUE ME ESTOY QUEDANDO ATRÁS DE LOS ESTÁNDARES ACTUALES”


Un final que le dejó “increíblemente orgulloso”, pero su satisfacción pronto topó con la clasificación general, decimocuarto como ya hemos mencionado y fuera de ese TOP10 que anhelaba para desconcierto de Long: “Hice mi carrera perfecta y realmente pensé que, si hacía esas métricas, me habría llevado al top 10, o incluso al top 5, pero no fue así”.

Un nivel PRO que explotó en su rostro al acabar el Mundial: “Vi el yin y el yang del triatlón actual. Cumplí mis objetivos y todo lo que he hecho desde 2021 es mejorar. Y, sin embargo, ahora estoy casi más atrás que cuando comencé en 2021, a 25 minutos de la victoria. Me estoy quedando atrás de los estándares de los mejores”.

EL ‘PALO’ DE LONG: EL NIVEL SUBE, PERO LO ECONÓMICO NO SE IGUALA A OTROS DEPORTES DE ÉLITE


Un contexto que le ha llevado a meditar sobre la evolución del triatlón, la descompensación económica que existe con otros deportes de élite: “El triatlón se está convirtiendo en un verdadero deporte profesional. En cambio, en el tenis si estás clasificado entre los 50 mejores del mundo, es un logro increíble y te ganas muy bien la vida. Y ahí es donde no estoy tan seguro, en ese aspecto el triatlón puede que se esté quedando atrás pues el premio en metálico para el 14º del mundo es de 4.000 dólares y generamos muchos más gastos”.

“QUIERO SER EL MEJOR DEL MUNDO Y QUIERO OBTENER EL SLOT PARA KONA CUANTO ANTES”


Pese a ese crudo análisis de la situación del triatlón profesional, Long no pierde la ambición: “Tengo mentalidad guerrera y me gusta ser muy exigente conmigo mismo. Quiero ser el mejor del mundo. He estado cerca de eso. Estoy tratando de dar ese paso adelante y ahora estoy 14º. Por un lado, está genial, pero por otro, quiero más”.

De hecho, ya tiene su objetivo en la mira, el Mundial Ironman de Kona 2026: “Estoy emocionado con Kona. Tengo muchísima hambre competitiva y voy a ir a conseguir la clasificación cuanto antes. Es un recorrido mucho mejor para mí: por mi tamaño corporal, por mi potencia pura, por mi aerodinámica, por mi capacidad para tolerar el calor, porque no hay nada de este descenso técnico y se me da bien mantener el acelerador sobre la bici”.