El triatleta estadounidense Sam Long está viviendo una experiencia de película en su preparación para el Mundial IRONMAN de Niza.

No ha tenido el mejor “plan” el bueno de Sam Long. Lejos de los entrenamientos plácidos y planificados que esperaba en su stage europeo, el de Arizona ha tenido que enfrentarse a una cadena de imprevistos técnicos, choques culturales y un accidente en bicicleta que por poco le hacen replantearse su estancia en Europa.
Aun así, fiel a su carácter resiliente, ha decidido mantenerse firme en su plan de adaptación al Viejo Continente, sabiendo que los aprendizajes de hoy pueden marcar la diferencia el día D.
Un cambio de continente con más curvas de las esperadas
Sam Long, acompañado de su esposa embarazada y su hijo pequeño, se trasladó recientemente a la zona de los Alpes Julianos, en la frontera entre Italia y Eslovenia, para escapar del calor abrasador de Arizona y afinar su puesta a punto para el Mundial IRONMAN de Niza. Pero lo que debía ser un entorno idílico se convirtió en una pesadilla logística desde el primer momento.
El retraso en la llegada de su nueva bicicleta debido a inundaciones en Dallas fue solo el principio. Tras varios días siguiéndola con un AirTag —viendo cómo pasaba por el aeropuerto de Venecia, cruzaba a Croacia y regresaba—, el ciclista por fin pudo montarla… pero en su prisa olvidó revisar la presión de las ruedas y añadir líquido sellante. El resultado: caída en una bajada técnica, magulladuras y, lo más grave, el manillar de carbono roto.
Crisis emocional… y reacción de campeón
En su último VLOG, Long no oculta que tuvo una “crisis mental total”, combinando la frustración técnica con el jet lag, el ritmo lento de la vida rural italiana y la impotencia de no poder entrenar como quería.
“Durante un momento me planteé volverme a casa. Sentía que había cometido un error”, confiesa.
Sin embargo, lejos de tomar el primer vuelo de vuelta, Sam decidió quedarse.
“Esta es exactamente la razón por la que vine a Europa: para adaptarme a lo desconocido, a la cultura, a la comida, a entrenar sin mis comodidades. Esto es trabajo, no vacaciones”
Bicicleta de alquiler, sin potenciómetro y con la moral intacta
Con su bici oficial inutilizada, Long ha tenido que alquilar una bicicleta básica, sin potenciómetro, y adaptarse a un entrenamiento menos controlado. “Llevo 10 días aquí y aún no tengo mi bicicleta. Pero tengo que ser flexible y seguir adelante”, comenta. Lejos de venirse abajo, el estadounidense convierte la adversidad en parte del proceso: “Es duro dejar las comodidades del hogar, pero sabía que esto iba a pasar. Por eso vine antes: para pasar ahora los malos momentos y llegar preparado”.
Un mensaje para la comunidad triatleta
Sam Long aprovecha su historia para lanzar un mensaje a sus compatriotas:
“Los triatletas americanos a veces lo pasamos mal compitiendo en Europa porque no estamos acostumbrados. Estoy compartiendo esto porque quiero mostrar que adaptarse es posible, y necesario. Me estoy aclimatando, y la próxima semana todo irá mejor. Incluso puede que recupere mi bici”.
El camino hacia el Mundial IRONMAN de Niza no será fácil, pero si algo ha demostrado Sam Long es que sabe echarle un par a las adversidades…pero igual tenía que haber venido a España…¿no?








