El estadounidense no quiere quedarse fuera de la pelea por el título y tras ‘fracasar’ rectifica la estrategia de trabajo a semanas de participar en Niza.
Con ganas de defender su tercera posición conseguida en Kona del año pasado y con el objetivo de mejorarla afrontará el Mundial Ironman de Niza un Rudy Von Berg que se había mantenido alejado del foco desde el mes de junio cuando participó en Ironman Frankfurt. Dos meses después, y a escasas tres semanas de la cita francesa, el estadounidense ha reaparecido públicamente para explicar el pequeño gran cambio que ha introducido en su preparación.
Uno que pasa por la relación entre intensidad y el metabolismo según ha confesado “solo quiero centrarme en la eficiencia y en reducir los niveles de lactato”. El tercer clasificado en Ironman Texas ya se ha puesto manos a la obra y desde hace aproximadamente seis semanas realiza los intervalos a un ritmo lento con el objetivo de alcanzar el umbral en dos minutos en una filosofía de entrenamiento que tiene el ‘ir paso a paso’ como lema.
En términos prácticos ese se ha traducido en una preparación gradual donde en los inicios, en la LT1 puede ser de 240 vatios, para progresivamente crecer a 250, 260 hasta llegar a los 300 vatios. “Cualquier profesional pensaría que empezar con 240 vatios es terrible, pero a mí no me importa porque sé que para la carrera quiero llegar a 300. Sé que hacerlo así me llevará a mi objetivo de una mejor manera que si fuerzo el LT1 empezando directamente con 280 y luego pedaleo demasiado fuerte y todo el proceso no funciona bien como progresión”.
Una decisión con la que Von Berg busca penalizar el rendimiento y ralentizar el ritmo de sus sesiones de entrenamiento de carrera a pie y ciclismo en pos de una mejora en competición: “Sí, ejercitándome así se rinde menos en los entrenamientos para rendir más en las carreras”.
Medidas casi de última hora cuya raíz se halla en ese sexto puesto de Ironman Frankfurt donde se le vio por última vez en lo que consideró una actuación por debajo del nivel que se auto exige: “En Fráncfort apenas alcancé mi nivel de entrenamiento en la carrera, y eso nunca es lo que uno quiere”.
Los catorce minutos que le separaron de Kristian Blummenfelt fueron el último clavo en el ataúd del entrenamiento más intenso por el que apostó para el Campeonato de Europa Ironman: “Antes de Frankfurt intenté acelerar el ritmo principalmente en los intervalos de umbral y mi estado estable se convirtió en algo así como 4,5 milimoles, lo que consume bastante energía y quizá no sea ideal para un Ironman, sino para volar en un medio maratón”.
Confiado con la estructura de entrenamientos que ha escogido, Von Berg ya entrena en suelo francés donde va a dedicar estos últimos quince días a planificar la estrategia de carrera, realizar trabajo específico en condiciones de carrera y reconocer milímetro a milímetro las bajadas del empinado recorrido ciclista de la Costa Azul.
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