Muchas veces leemos o escuchamos la noticia de que se ha batido el récord del mundo de horas o kilometradas brutales en la cinta de correr, o últimamente como andamos viendo con los rodillos.
Si bien la gesta que os vamos a presentar hoy dista mucho de ser una barbaridad a nivel de volumen, si que lo es por la espectacularidad de un esfuerzo al que no estamos acostumbrados a ver en un aparato de fitness, y aún menos, entre cuatro paredes.
Pero ahí estaba Joe Warne, en su intento para batir el récord del mundo del intocable David Rudisha, el plusmarquista de la distancia, en solitario y con una de las mejores carreras de la historia del atletismo, consiguió rebajar en los Juegos de Londres 2012, su anterior récord del mundo en más de 10 décimas.
¿La premisa? Muy simple, aguantar 1 minuto y 41 segundos a 28,5km/h. Una velocidad ni siquiera inalcanzable para el 99% de las cintas que encontramos en el gimnasio.
Warne peleó durante más de un minuto y 17 segundos, pero la velocidad y la cadencia que pedía el aparato, fue muy superior al rendimiento que ese día Joe puedo ofrecer, pero nos regaló a todos los amantes del deporte, una salvajada de prueba, sólo apta para verdaderos ‘guepardos’ de su talla.
Su tremendo intento, le supuso correr durante 620m metros al ritmo de Rudisha en el London Stadium, y con la curiosidad de hacerlo con zapatillas minimalistas para simular mejor el tacto de la pista, ya que la cinta es una superfície más amortiguada que el tartán, y que por ende, requiere de una reactividad superior.
Cómo curiosidad, tenemos el intento de correr la milla más rápida en una cinta de correr.
La meta está en 3:56, que implica un ritmo de 2:27 por kilómetros o 24,5km/h. Puede parecer un ritmo fácil, pero correr a una velocidad tan grande en una superfície como la que es un tapiz rodante, puede llegar a abrasar los pies de manera brutal.
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