“Atrapado” en las paredes de un transatlántico y en medio del Mar Caribe así prepara uno de los hombres fuertes su asalto al slot para el Mundial Marbella 2025.

¡Preparar un Ironman en un crucero! Esa es la última locura de uno de los triatletas de las Ironman PRO Series. Se trata de Matthew Marquardt el cual se ha visto en esta particular situación a tres semanas de participar en Ironman 70.3 Eagleman el 8 de junio.

La razón no es otra que hace cuatro años cuando se metió de lleno en el mundo del triatlón y en el de su profesionalización se prometió a si mismo que no dejaría que el triatlón se apoderase completamente de su vida: “es muy importante no poner la vida totalmente en suspenso para competir y estudiar medicina. la carrera y la facultad de medicina” admite. Y la vida le ha puesto en la coyuntura de cumplir su palabra al embarcarse en dicho crucero para celebrar la graduación como doctora de su pareja: “No iba a renunciar a una oportunidad única en la vida de hacer un crucero con la familia antes de que mi novia empiece la residencia en unas semanas”.

Una armonía entre su vida profesional deportiva y la personal no exenta de equilibrismos pues tal y como confiesa este “Como triatleta profesional, no puedo ir totalmente por libre, ya que tengo compromisos con mis patrocinadores para competir bien y representarlos de una manera profesional”.

INGENIO PARA LOS ENTRENOS “A BORDO”


Ese balance casi imposible le ha llevado a una curiosa y cuanto menos particular estancia en dicho crucero tal y como ha dejado plasmado. Obligado a cuidar el aspecto físico y entrenar de cara a su próximo compromiso deportivo, las redes sociales de Marquardt se han convertido en una desternillante bitácora para conciliar disfrute y trabajo y así lo reconoce: “¡Hasta ahora ha sido una explosión como he sido capaz de entrenar durante el tiempo de inactividad entre nuestras aventuras en tierra y en el mar! Definitivamente hay que ser ingenioso, pero creo que al final será una semana productiva.”

En apenas dos de los siete días que durará su travesía, el estadounidense ya ha dejado constancia de las peripecias necesarias para tratar de llevar a la práctica sus sesiones de natación, ciclismo o carrera a pie. La piscina del barco se ha convertido en su piscina personal cuando nadie anda cerca, lo mismo que las playas donde se han detenido; y el camarote como se puede ver en los vídeos que ha compartido en su particular “pain cave” para sumar kilómetros sobre la bicicleta con Zwift como aliado. Queda por saber si la cubierta se ha vuelto su particular pista de atletismo, pero sí ha mostrado que los cajones y armarios de sus aposentos en la alacena de geles y derivados nutricionales.

Dentro de cinco días volverá a tierra y seguramente pocas aproximaciones a un Ironman se acerquen a la que Matthew Marquardt podrá contar como anécdota en el futuro, especialmente si el resultado de la misma es positivo. Por ahora, seguirá surcando unos mares que ya le han llevado a avistar Belice: “Sígueme a lo largo de los próximos 7 días. para ver cómo estoy equilibrando el crucero con el entrenamiento“.