El triatleta recibe uno de los mejores homenajes que se le puede conceder a un deportista, en su ciudad natal y como recompensa del trabajo de tantos años como profesional del deporte

“A ver cómo coño hago ahora para agradecer todo esto”

Así de claro sonaba Gustavo Rodríguez en su cuenta de Instagram, después de anunciar que el Concello de Tui había aprobado el cambio del título del pavellón municipal, que desde ahora lucirá el nombre del triatleta.

Una vida dedicada al deporte que lo ha llevado a ganar prácticamente todas las pruebas élite del calendario de MD y LD a nivel nacional, junto con otros grandes resultados a nivel internacional, entre los que destaca el 3º en IM Gales, un 3º en Embrun, un 4º en IM Brasil, entre otros.

Todo ello, labrado en un potentísimo sector ciclista que le ha permitido arrasar en triatlones en los que la bici era el protagonista, a tiempo que mejoraba una carrera a pie muy sólida y una natación que ha trabajado junto con profesionales para reciclarse como triatleta.

Recordamos que los inicios del gallego vienen del ciclismo profesional, dónde Tavo ya corrió una Vuelta a España y dónde también conquistó triunfos en el circuito español, con buen papel en las cronos, que luego le han permitido evolucionar hacia el triatlón sin drafting.

Por el camino, el camino de Gustavo se ha juntado con el de Héctor Catalá, para hacer las labores de guía paralímpico. Un periplo de más de 4 años que empezó en 2018 y que ha acumulado ya un carro de medallas en el circuito ITU, además de la plata conseguida recientemente en Tokio 2020.

Nuestras más sincera enhorabuena desde la revista, ¡PARABÉNS Tavo!

Os dejamos con el mensaje íntegro de su cuenta de Instagram:

“Nunca he sido nadie perfecto ni ejemplar. Es más, en la mayoría de los casos, mis defectos y taras han acabado definiéndome como la persona que soy. Aunque sinceramente, no sé muy bien la causa, pero por muchas cosas que haga del revés, la gente siempre suele acabar mostrando su lado más condescendiente conmigo y valorar lo positivo… como si solo se empeñansen en ver la parte amable de mis actos (suerte la mía).

Ojalá tuviese las palabras precisas para darle la grandilocuencia necesaria al discurso… pero solo sé que tengo un p___ pabellón con mi nombre en mi ciudad, y nisiquiera sé muy bien como agradecerlo.

Así que simplemente diré la verdad: que me hace sentir inmensamente orgulloso y recompensado; y que intentaré hacer todo lo posible para estar a la áltura… aunque tampoco le pidáis peras al Olmo ehhhhh ¡¡¡que nos conocemos!!! “

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