Alistar Brownlee guio lo mediático de un triatlón que volvió a sentar cátedra con uno de los más extremos del mundo.

Hay carreras que se ganan con vatios. Otras, con estrategia. Y luego está Patagonman, una prueba donde el verdadero rival no siempre es el cronómetro ni el atleta que llevas delante, sino el frío, el viento, las horas de soledad y la capacidad de seguir avanzando cuando el cuerpo empieza a negociar.

La edición 2025 volvió a confirmar que este triatlón extremo, enclavado en uno de los escenarios más salvajes del planeta, ya no es un simple “full distance exótico”, sino un punto de referencia mundial del triatlón de aventura. Y este año, además, lo hizo con un podio masculino de primerísimo nivel, capaz de unir presente, pasado y prestigio olímpico en una misma fotografía.

PATAGONMAN: EL IRONMAN QUE NO SE PARECE A NINGÚN OTRO


Desde su estreno en 2018, Patagonman se ha ganado una reputación muy clara: aquí no se viene solo a competir, se viene a sobrevivir a una experiencia extrema. La estructura es conocida (3,8 km de natación, 180 km de ciclismo y 42,2 km de maratón), pero el contexto lo cambia todo.

La natación se inicia en plena oscuridad, desde una barcaza en el fiordo de Aysén, con temperaturas del agua que pueden rondar los 10 °C. El ciclismo recorre la Carretera Austral, con largas secciones solitarias, desnivel acumulado, viento patagónico y un paisaje tan brutal como hipnótico. Finalmente, la carrera a pie combina asfalto, ripio y senderos, llevando al atleta a un viaje físico y mental hasta el Lago General Carrera.

No hay grandes multitudes, ni animación constante. Aquí manda el silencio, el entorno y el diálogo interior. Por eso, terminar Patagonman, con la icónica boina patagónica como símbolo, tiene un valor casi ceremonial dentro del triatlón de larga distancia.

EL CRECIMIENTO DEL PRESTIGIO: CUANDO LOS PROFESIONALES MIRAN AL SUR


Durante las primeras ediciones, Patagonman atrajo principalmente a aventureros curtidos en pruebas XTRI. Pero con el paso de los años, algo cambió: los grandes nombres empezaron a mirar hacia la Patagonia.

Triatletas profesionales, campeones del mundo, ganadores de Ironman y especialistas en larga distancia comenzaron a incluir Patagonman en su radar, no tanto por el ranking, sino por la experiencia. Atletas como Lucy Gossage o Caroline Livesey dejaron claro en ediciones anteriores que esta carrera ofrecía algo que no se puede replicar en circuitos urbanos o pruebas comerciales: autenticidad, dureza real y naturaleza sin filtros.

Ese contexto hace que cada participación profesional sume una capa más al prestigio del evento. Y, en 2025, esa tendencia alcanzó uno de sus picos más altos.

EL PODIO MASCULINO QUE ACAPARÓ LAS MIRADAS CON BROWNLEE COMO RECLAMO


La sexta edición del evento, celebrada en Aysén, Patagonia chilena, reunió a cerca de 300 competidores nacionales e internacionales dispuestos a medirse contra el clima, el terreno y sus propios límites.

PRIMER PUESTO: STEPHEN DERRETT (GBR).  UNA REMONTADA MEMORABLE

Tras la natación y el ciclismo no lideraba: salió del agua segundo y en bici no había logrado despegarse del grupo. Pero en la maratón, Derrett impuso un ritmo brutal, remontó terreno y no dio opción. Marcó un tiempo final de 9h 06′ 02″, casi media hora por delante del segundo.

Su dominio en la parte final demuestra que, en Patagonman, la fuerza mental, la resistencia y la táctica final pueden marcar más diferencia que la velocidad pura. Derrett se comió los últimos kilómetros con determinación.

SEGUNDO PUESTO: JOSH AMBERGER (AUS). DEL AGUA A LA BICI, CON EXPERIENCIA

Experto nadador, Amberger salió del agua en primer lugar con un tiempo de 49:52 min, marcando la diferencia ya desde los primeros compases. En la bici mantuvo el liderazgo en buena parte del recorrido. Pero en la carrera a pie, no pudo contener el empuje de Derrett. Aun así, su actuación fue destacable, y cerró la prueba con un crono muy digno.

TERCER PUESTO: ALISTAIR BROWNLEE (GBR). UN GRANDE QUE SIGUE RETÁNDOSE

Para muchos, la gran sorpresa (o quizá no tan sorpresa): Brownlee, doble campeón olímpico y leyenda del triatlón, se atrevió con lo que él mismo definió como “uno de los retos más exigentes del mundo”.

Salió del agua en cuarto lugar (58:12 min), a unos minutos de los líderes, pero aguantó. En la bici mantuvo cercanía con Derrett, manteniendo opciones. Y, aunque en el maratón no logró remontar al británico, cruzó en tercer lugar con 9h 40′ 05″.

Su participación añade un extra de prestigio al evento: un atleta de su palmarés (oros olímpicos, títulos mundiales, icono del triatlón moderno) buscando ahora desafíos donde el reloj pasa a segundo plano y la experiencia lo es todo.

El podio de 2025 resume a la perfección la esencia de Patagonman: resistencia pura, experiencia acumulada y valentía para salir de la zona de confort.

Josh Amberger, Stephen Derrett y Alistair Brownlee celebrando su TOP3 en la presente edición de Patagonman Xtreme Triathlon.

OTROS PROFESIONALES QUE DEJARON HUELLA EN LA PATAGONIA


Más allá de 2025, Patagonman ha sido escenario de actuaciones que ya forman parte de la memoria colectiva del triatlón extremo.

En ediciones anteriores, nombres como Caroline Livesey elevaron el listón competitivo, logrando victorias con una superioridad que marcó época y demostrando que la Patagonia también premia la inteligencia táctica. Su doble triunfo consecutivo la convirtió en una referencia histórica de la prueba.

Otros profesionales, algunos procedentes del circuito Ironman y otros del mundo XTRI, han coincidido en un mensaje común: Patagonman no se parece a nada. No hay recorridos repetitivos, no hay apoyo constante, no hay margen para el error. Cada edición obliga a adaptarse, a leer el entorno, a respetar la montaña y el clima.

Ese boca a boca entre atletas de élite es, probablemente, uno de los grandes motores del crecimiento del evento. No se vende como una carrera rápida, sino como una experiencia transformadora.

MUCHO MÁS QUE UN RESULTADO: LA DIMENSIÓN HUMANA DEL PATAGONMAN


Aunque el foco mediático se posa en los primeros puestos, el verdadero corazón de Patagonman late en los kilómetros silenciosos, donde profesionales y amateurs comparten fatiga, frío y respeto mutuo. Ver a campeones olímpicos sufrir en igualdad de condiciones con debutantes en la distancia refuerza la identidad única de esta prueba.

Aquí no hay diferencias entre “estrellas” y anónimos cuando el viento sopla de cara o cuando las piernas amenazan con apagarse en el último tramo del maratón. Patagonman iguala, desnuda y exige honestidad total.

MIRANDO ADELANTE: PATAGONMAN COMO PATRIMONIO DEL TRIATLÓN


Con cada edición, Patagonman consolida su posición como uno de los grandes retos del triatlón mundial. El aumento de participación profesional, sin perder su esencia aventurera, plantea un equilibrio delicado entre crecimiento, exclusividad y sostenibilidad.

Si mantiene su filosofía original, cuidando el entorno y priorizando la experiencia por encima del espectáculo artificial, todo apunta a que la Patagonia seguirá atrayendo a nuevos nombres ilustres. Nombres que, como Brownlee en 2025, no buscan sumar títulos, sino sumar historias.

Porque Patagonman no se mide solo en horas y minutos. Se mide en recuerdos, en respeto por la naturaleza y en la certeza íntima de haber superado algo que va mucho más allá del deporte.