La historia de la británica demuestra que con ingenio, preparación y tesón no hay barrera irrompible para la que fuera deportista de élite y abre el camino a otras personas.
El deporte no deja de sorprendernos y cada vez son más las historias de superación que nos llegan como la historia de Melanie Barratt, una mujer que nació con una afección llamada toxoplasmosis congénita, por lo que es ciega del ojo izquierdo y tiene una visión muy limitada del derecho.
Melanie es una gran aficionada a la natación, al triatlón y al deporte en general pero cuando entra al agua a nadar, sube en bicicleta o sale a correr, esta británica de 49 años y madre de dos hijos, ve poco más que formas y colores borrosos.
UNA VETERANA CON PASADO DE RAMA DE OLIVO PARALÍMPICA
La experiencia de Barratt en el triatlón fue breve pero esta esta etapa de su vida le permitió coger mucha confianza con la natación en aguas abiertas. Ella siempre había sido una gran nadadora de piscina, de hecho, ganó dos oros, dos platas y un bronce en los Juegos Paralímpicos de Atlanta y Sídney, pero las aguas abiertas nunca la habían dado mucha confianza.

OSADÍA NO EXENTA DE OBSTÁCULOS Y AJUSTES
Cuando empezó a nadar en triatlón, Barratt nadaba siempre atada a un guía y cuando probó las aguas abiertas le marcaron para siempre: “Me encantaba estar al aire libre, rodeada de naturaleza y movimiento. Las sensaciones en aguas abiertas son muy diferentes a las de una piscina“.
El hecho de nadar con un guía le supuso incomodidad según dice Barrat y es que el guía no podía seguir su ritmo nadando en muchos momentos y el hecho de tener que llevar un ritmo exacto al de su acompañante no terminaba de gustar a la británica, por lo que más adelante decidió intentar la natación en aguas abiertas en solitario, aunque con asistencia técnica.
UNA RADIO LO CAMBIÓ TODO
La solución inicial fue que su esposo, Richard, la guiara desde un kayak y de hecho funcionó bastante bien para algunos eventos, pero el problema es que no podía oírlo. “Podía captar algunas palabras cuando me giraba para respirar, pero no lo escuchaba ni entendía, por lo que, al no poder darme ninguna indicación, en cierto modo era como quedarme sola“.
Decidida a encontrar una mejor manera, Barratt investigó y fue entonces cuando descubrió un sistema de radio conectado a unos auriculares de conducción ósea, que colocados dentro del gorro de natación le permitía que un guía le hablara directamente en tiempo real.
El sistema de radio lo cambió todo y ahora Barratt podía hacer rutas a nado complejas por sí sola, su sueño se había hecho realidad. Ahora su guía podía avisarle de los puntos de avituallamiento, obstáculos o medusas que pudiera encontrar en el agua e incluso animarla cuando más lo necesitaba.
OBJETIVO: CRUZAR EL CANAL DE LA MANCHA
Con ese gran avance, Barratt puso la mira en el desafío de algún día poder cruzar a nado el Canal de la Mancha, una travesía de 34 kilómetros en aguas muy frías e impredecibles.
La británica se puso manos a la obra y se preparó a conciencia, nadando siete horas al día, dándose chapuzones en un barril de agua helada en su casa para desarrollar la tolerancia al frío y viajando a unos 290 kilómetros de casa para poder entrenar en el mar.

Tras pedir todos los permisos reglamentarios y buscar un buen equipo para hacerlo, finalmente, en agosto de 2024, Barratt recibió el visto bueno para su intento de cruzar el Canal de la Mancha a nado y así lo hizo.
A mitad de camino, las náuseas y el cansancio casi la obligaron a detenerse pero los mensajes de amigos y familiares y le levantaron el ánimo mientras se acercaba a la costa francesa.
“LO QUE PARECE IMPOSIBLE PUEDE ESTAR A NUESTRO ALCANCE”
Cuando Barratt finalmente llegó a la costa de Cap Gris-Nez después de 12 horas y 21 minutos de natación, la emoción la abrumó, había logrado el sueño de su vida, “un sueño que creía imposible” contaba Melanie Barrat. “Espero que esto les muestre a otras personas ciegas o con discapacidad que lo que parece imposible puede estar a nuestro alcance“.
https://youtu.be/-PVl-dq4dq8?feature=shared








