La de la británica es la otra gran historia que deja la última competición del año. Una llena de coraje y fuerza mental.
“The strongest women we know” rezaba T100 minutos antes de dar el pistoletazo de salida a la Gran Final de su circuito en Catar. No les faltaba razón en su eslogan y la pelea por el título entre Jate Kaugh, Julie Derron y por la victoria parcial de la primera ante Georgia Taylor-Brown solo fueron una prueba más de ello. Sin embargo, si hubo una mujer que en el país árabe representó ese sentimiento fue Lucy Byram quien retornaba a la alta competición después de estar alejada del foco mediático durante más de tres meses.
La suya no es una historia cualquiera, la suya es la historia de desgraciadamente muchas otras, pero también única. Su ausencia durante más de un trimestre en T100 no ha sido voluntaria, sino obligatoria y necesaria, la impuesta por un luto crudo, doloroso e iracundo como el sobrevendido tras la inesperada pérdida de su pareja sentimental.
FRANCIA, EL LUGAR DE LA TRAGEDIA
El 30 de agosto Byram festejaba su cuarto puesto en T100 Riviera Francesa, su mejor resultado del año y con el mismo emulaba su mejor posición de siempre en la franquicia. Una medalla de chocolate con la que la británica se reafirmaba una vez más a sus 26 años como una candidata en firme para asaltar en cualquier momento los puestos de honor de la Media Distancia.
“Cuarto puesto en Fréjus. Es fantástico estar en una carrera tan reñida con los mejores del mundo” escribía la triatleta, sin saber, como siempre sucede en esto llamado vida, que lo que prometían ser unos días de descanso y entreno en los Pirineos iban a convertirse el 4 de septiembre en una trampa mortal. Sam O’Shea – pareja de Lucy – perecía en Perpiñán a consecuencia de las lesiones del atropello que sesgó su vida.
Un motociclista invadió a alta velocidad el lado opuesto de la carretera e impactaba contra el compañero de vida de la triatleta mientras este y la deportista afrontaban el descenso en bicicleta de uno de los puertos del Pirineo franco-catalán. Ya no hubo más, la perfecta vida que ambos habían construido juntos se desvaneció en cuestión de un instante. La unidad mínima de tiempo para que la vida cambie terriblemente de sino y color.
Tras aquello, no hubo silencio porque mientras Lucy enmudecía sumida en su dolor, el mundo del triatlón se volcaba con una marea de color azul que evento tras evento recordaba al malogrado O’Shea, quien en la actualidad ejercía de mecánico de su pareja y anteriormente había representado a Gibraltar en ciclismo entre otros en los Commonwealth Games de 2022.
BYRAM: LA BICI, DE NUEVO LA BICI, PERO ESTA VEZ COMO SÍMBOLO DE FUERZA
La burbuja del triatlón había mantenido el ‘fuerte’ de la memoria de Sam y las piezas restantes de Byram, quien aunó las fuerzas suficientes para poner fin a su temporada en ‘acción’. Por él, por ella, se presentó en Catar como ella misma reconoció “con tantas emociones que ni siquiera yo mismo consigo entender. Correré con Sam a mi lado en cada paso del camino, tal y como siempre ha estado y siempre estará” y en su capital la británica firmó una undécima posición que esconde mucho más que el ‘peor’ resultado del año de entre en tantos aquellos en los que ha cruzado la meta.
Porque Byram, se lanzó al agua y salió de ella vigésima a casi tres minutos de Lucy Charles-Barclay, lejos, en su mundo, aguardando su momento, porque como si de una coincidencia entre lo macabro, lo irónico y lo divino, Lucy selló el mejor parcial ciclista del día con un 1:54:21 un minuto más rápido que el crono de su tocaya y compatriota, lo que nunca había logrado hasta ahora pese a rondar o estar continuamente en ese TOP3 del segundo segmento.
“LO CONSEGUIMOS”
Sobre las dos ruedas, las mismas en las que su vida cambió Byram volvía a ‘renacer’. La carrera a pie fue el último trámite de un día que marcó un antes y después y en el que la posición final era lo de menos, pero no así cruzar la meta: “Lo conseguimos. Llegué a la línea de salida y terminé. Sabía que sería difícil, pero la realidad fue mucho más dura” relata la triatleta quien también quiso agradecer todo el apoyo recibido todo este tiempo: “Si no hubiera sido por todas las mujeres que participaron en la carrera, los cientos de mensajes de apoyo y mi increíble pequeño equipo que vino a animarme, la historia habría sido muy diferente. Así que gracias a todas y cada una de las personas que me dieron esa fuerza extra”.
JUSTICIA PARA O’SHEA
Ahora, Byram encarará una postemporada y pretemporada diferente, la jamás deseada, con el triatlón y su círculo cercano como pilares para continuar adelante con su trayectoria profesional y personal a la par que busca justicia para Sam, esa cuyo procedimiento judicial tardará en llegar.









