El noruego confiesa cómo vivió el desenlace de un Campeonato del Mundo marcado por el viaje desde su sensación de inferioridad a la confianza.

Gustav Iden fue posiblemente el hombre más feliz en Niza solo por detrás de Casper Stornes y es que su plata más que a argento sabe a oro después de dos años en los que las lesiones, la pérdida de su progenitora y el impacto psicológico que ambas situaciones le dejaron hizo de él la sombra del triatleta de larga distancia que siempre ha sido.

“ESTABA LEJOS DE ELLOS Y MENOSPRECIÉ MI CAPACIDAD”


Días después de volver tres años después al podio de un Mundial Ironman, la valoración externa del logro y carrera del noruego en Niza se acrecienta después de comprender el tormento de emociones lideradas por la infravaloración de si mismo que vivió Iden incluso antes de darse el pistoletazo de salida: “En Fráncfort sentía que todavía estaba muy lejos de Blummenfelt y Stornes y siento que a veces he menospreciado mi capacidad”.

LA TRANQUILIDAD CALMÓ LOS DEMONIOS DE FONT ROMEU DE IDEN


Una impresión que también le acompañó desde las primeras brazadas cuando uno de sus mayores temores se hizo realidad: “empecé bien la prueba de natación, pero luego me fui apagando. Tenía miedo de que eso pasara porque en el stage de Font Romeu sentí que mi natación no había sido lo buena que me hubiese gustado y generalmente estaba más atrás que mis compañeros”.

Una primera situación ‘crítica’ que solventó desde lo mental: “Logré tranquilizarme y no estresarme dentro del grupo cuando consideré que este iba demasiado rápido al principio”. Al final como el propio Iden verbaliza salió “todo bien y recordemos se encaminó a la T1 a la altura de Sam Laidlow, a un minuto de Blummenfelt y a casi dos de Stornes que nadó en el primer grupo.

“PENSÉ QUE LA BICI IBA A ARRUINAR MI CARRERA”


Respiro que le duró poco puesto que según confiesa la bicicleta fue el segmento más difícil de gestionar en lo que tornó en una montaña rusa de impresiones en las que vio incluso peligrar su actuación final.

Desde el inicio controlado” y la “seguridad” que le dio verse dentro del grupo antes de las subidas del día al sufrimiento en ambos puertos ante un ritmo “demasiado rápido” para él, para continuar con la necesidad de actuar ante el hueco abierto por Blummenfelt y Laidlow que dejó estaba la explosión de Magnus Ditlev “Intenté cerrar el hueco y eso me dejó totalmente agotado” y cuyo intento fracasado le llevó a pensar “la bicicleta va a arruinar mi carreramuy en la línea de la confesado por Stornes.

Un estado de ánimo que igual que sucediese con su compatriota cambió radicalmente en el tramo final cuando la caza de Marten Van Riel, Nick Thompson, Blummenfelt o Laidlow se vislumbró como un hecho factible como así fue: “En aquel momento supe que llevaba un buen ritmo, lo que me motivó a seguir pedaleando rápido”.

“SI QUERÍA GANAR, NO PODÍA SEGUIRLE EL JUEGO A BLUMMNEFELT”


Motivación que se extendió al maratón cuyo primer objetivo fue alcanzar al tándem Laidlow – Van Riel y una vez logrado, el instinto dormido de Iden y el juego estratégico despertaron para traer de vuelta al Gustav más ofensivo: “Tomé algunas decisiones por instinto. Correr con el grupo durante mucho tiempo no podía ser mi estrategia ganadora poque no quería enfrentarme a un último 10K con Blummenfelt fresco. Sí quería ganarle no podía seguirle el juego porque sé que nos iba a dejar atrás, así que tenía que hacer algo al respecto e intenté correr con la misma longitud de zancada, pero con una frecuencia más alta”.

“LO DE STORNES EN EL MARATÓN FUE IMPRESIONANTE”


Su ataque le llevó a una situación de liderazgo ya olvidada por Iden quien reconoce pensó “«Vaya, ¿así es como va a ser?»”. Sin poder recrearse en ello el subcampeón del mundo confirma que su siguiente movimiento fue asentar de forma definitiva su posición en carrera: “Sabía que ese ritmo no era sostenible, así que pensé en reducirlo un poco para asegurar el resultado de alguna manera creyendo honestamente que teníamos el primer y segundo puesto”.

Lo que no entró en sus cábalas fue la remontada de Stornes: “Me sorprendió que Casper tuviera la suficiente fuerza de voluntad como para no seguirme inicialmente (para seguir con su estrategia) y luego consiguiera remontar tan rápido. Lo suyo en la carrera a pie fue impresionante”. Y el resto fue historia.

UN PROBLEMA QUE NO LO FUE, SINO MALA SUERTE

Iden también ha negado los teóricos problemas estomacales que sufrió una vez la carrera quedó en un mano a mano por el segundo lugar entre Blummenfelt y él y ha explicado lo que verdaderamente sucedió: “No tuve ningún problema estomacal, no fue la bebida que esperaba (agua) sino una bebida hidratante. Me atraganté, fue como si vomitara todo y no fue el mejor momento porque Kristian se alejó y me llevó una eternidad volver a acortar las distancias”.

“EL TRIPLETE ES LO MÁS LOCO Y ESPECIAL QUE HEMOS HECHO”


Pero lo hizo y el subcampeonato fue suyo, algo y una carrera de la que confiesa sentirse “muy orgulloso”. Un orgullo que se extiende al hito noruego que tilda como “una locura, lo más loco que lo hayamos hecho nunca juntos y algo realmente especial por la forma (autoentrenándose)”.

“HAWÁI VA A SER EL VERDADERO TEST PARA LOS TRES”


Recuperada la confianza en sí mismo Iden es el primero en lanzar el primer aviso para el Mundial Ironman de 2026 en Kona: “El año que viene será la verdadera prueba en Hawái. Todos lo hemos hecho antes, así que, vamos a hacerlo”. Habrá que esperar más de doce meses para ver qué sucede en la isla y si alguno de los tres mosqueteros del ‘Hype noruego’ es capaz de conseguir un segundo título que, tal y como Blummenfelt comentó, es más difícil de ganar que el primero.