Convertida en ídolo nacional la neozelandesa abraza en su madurez la parte más dulce del triatlón profesional después de una trayectoria marcada por ir a contracorriente.
El Campeonato del Mundo Ironman de Kona del pasado sábado dejó muchos nombres y otros tantos momentos. Desde la triunfal escena de Solveig Lovseth al cruzar la línea de meta, a las imágenes dramáticas de Lucy Charles-Barclay y Taylor Knibb o un TOP10 en el que el poder de las debutantes se hizo notar con tres de ellas en él. Y es ahí, donde destaca la actuación de Hannah Berry, la neozelandesa que ha devuelto a un lugar predominante a un triatlón kiwi que siempre fue importante en Hawái después de superar mil obstáculos antes de llegar donde está.
La de Berry fue una medalla de chocolate dulce y tremendamente celebrada en su país que obtiene el mejor resultado desde 2007 cuando Joanna Lawn también se quedó a las puertas del podio. Un hito memorable para ella tal y como reveló en al terminar la carrera: “Es increíblemente especial porque Lawan (y Baker) son dos leyendas de este deporte. A ambas las admiro mucho. Así que estar aquí y obtener un resultado comparable al de ellas es bastante increíble”.
Desde entonces y hasta que apareció en 2023 Hannah con un TOP11 que llamaba al optimismo, en esas casi dos décadas entre ambos cuartos puestos la élite neozelandesa – que entre mediados de la década de los 80 y de los 90 sumó hasta dos oros y tres platas con la legendaria Erin Baker – la sostuvo principalmente Gina Crawford con hasta cuatro TOP10 y un séptimo lugar en 2012 como mejor resultado (8ª, 7ª, 9ª, 8ª), mientras que el resto de sus compatriotas rendían en posiciones que no superaron el TOP15.
Un vagar por la zona noble baja que terminó con una Berry que ha demostrado una regularidad incontestable: tres apariciones mundialistas, tres resultados ascendentes. Del mencionado TOP11 de 2023, al TOP10 de 2024 en un escenario completamente diferente como Niza, antes del TOP4 de este curso.
Su cuarta posición en Kona es el espaldarazo definitivo a una triatleta cuyo 2025 es de los más destacados del circuito mundial, pero a la que, a diferencia de lo que puede suceder con Lisa Perterer (TOP5) a la que los podios inaugurales en T100 Singapur o Ironman Texas le pusieron en el escaparate mediático, le ha faltado de una foto en un cajón del TOP3 en un evento platino u oro para ver reconocida su temporada – más allá de unos descafeinados Ironman Cairns e Ironman 70.3 Geelong donde fue segunda.
Sin embargo, al realizar una mirada introspectiva en su curso, Berry ha hecho de la regularidad y la fiabilidad su sello. Ocho apariciones y todas ellas dentro del TOP10 independientemente del escenario y la distancia, ya fueran los cuatro eventos del circuito T100 a los que ha asistido (4ª en T100 Singapur, 6ª en T100 Riviera Francesa y T100 Valencia y 9ª en T100 Londres), en las tres pruebas dentro de su Oceanía natal (Tauranga Half – vencedora – y los mencionados Ironman Cairns e Ironman 70.3 Geelong) y en el definitivo Mundial Ironman en Kona.
Algo que le lleva a estar provisionalmente en el TOP10 tanto de la tabla de T100 como de las Ironman Pro Series, octava en ambas. Aunque en las últimas horas ha dado a conocer que su lugar en la segunda tiene las semanas contadas tras comunicar su renuncia al Mundial Ironman 70.3 de Marbella del próximo 9 de noviembre: “Mi nombre no se quedará aquí después de 70.3 mundos pues he decidido no correrlo, pero estoy orgulloso de estar en el Top10 de mujeres increíbles después de correr 3 de las carreras de este año”.
Un desdoblamiento continúo entre ambas franquicias que parece finalizará en 2026: “No estoy segura de si voy a apuntar a las Ironman Pro Series o a T100 el próximo año. ¿Qué piensas?”.
Más allá de incógnitas de futuro, el presente de Berry está forjado por un rendimiento en el que en sus números finales son reflejo del equilibrio que tiene en cada una de las disciplinas.
Berry no forma parte del grupo de nadadoras profesionales o de ciclistas del pelotón élite y tampoco tiene la carrera a pie más veloz del triatlón. Sin embargo, es una máquina perfectamente engrasada para no desentonar en ninguna de ellas, lo que le permite navegar siempre en parciales dentro del TOP10 y le posibilita por una parte remontar ante rivales que flaquean en cada uno de los segmentos y por otro engancharse – especialmente sobre la bicicleta – a grupos que le hacen progresar hacia adelante antes de plantarse en un final en el que únicamente las maratonianas más expertas le pueden rebasar.
El mejor ejemplo de ello se encuentra en Hawái donde emergió junto al primer grupo perseguidor de Lucy Charles-Barclay con el séptimo mejor crono, posteriormente perdió la rueda de Knibb y la embestida trasera de Løvseth pero gracias a la sexta mejor bici se mantuvo asida al selecto quinteto que llegadas desde atrás formaron Laura Philipp, Kat Matthews, Jocelyn MacCauley y Lisa Perterer para después mantener el pulso durante 42.2K – sexto mejor maratón del día – y ganarle la posición y el TOP4 a la austríaca. Pero es un patrón que, al analizarse, se repite en cada una de las pruebas de T100 donde todos sus parciales siempre han transitado por el umbral del tercero al noveno de cada una de las jornadas, siendo la bicicleta la más positiva (3ª en Riviera Francesa y 4ª en Singapur) y la carrera a pie la más débil (9ª en Riviera Francesa y Londres).
Explosión tardía, pero aparentemente definitiva que le llega por méritos propios a una mujer de 35 años que ha superado mil obstáculos para estar donde está en 2025 y que vio retrasada su eclosión en panorama internacional por las lesiones y el infortunio.
A inicios de 2020 Berry dejó aparcada su profesión como doctorada en ingeniería biotecnológica para apostarlo todo por el triatlón y su primer año 100% PRO acabó con tres triunfos y un segundo puesto en tierras neozelandesas y australianas, pero la pandemia desatada por el COVID sesgó su progreso. Una evolución que prosiguió en 2021 cuando se alzó con su primer Ironman (IM Nueva Zelanda) – además de salir de Oceanía para competir – y todo hacía presagiar que su debut en un Mundial se iba a consumir. Sin embargo, de nuevo el COVID y una lesión le privó de estar en St. George y Kona en febrero y octubre respectivamente.
Otro palo del que se levantó y arrancó 2023 sacando en casa otro billete para The Big Island, pero una fractura por estrés en el fémur detectada a raíz de ese evento ese mismo mes de marzo puso en jaque el resto de curso, incluido los dos Mundiales. “En ese momento pensé: ‘¿Voy a llegar a los campeones mundiales o no? Lo desconocía” confesó Berry en el medio kiwi Newsroom. Temor más que acreditada puesto que la triatleta se vio obligada a estar 14 semanas sin realizar ningún tipo de carrera a pie.
Sin embargo, y gracias al plan de entrenamiento de Ben Reszel, Hannah Berry pudo recuperarse y presentarse en Lathi donde sin ritmo en el cuerpo fue 19ª y un mes después vencía Ironman 70.3 Cozumel, el preludio perfecto antes del Mundial Ironman de Kona donde en su estreno concluyó undécima. Aquel fue un punto de inflexión para Berry que en 2024 ya demostró poder codearse con las mejores en compromisos como Ironman Texas donde terminó cuarta y lo volvió a corroborar en el Mundial de Niza donde firmó el TOP10.
Hannah Berry iba en serio y su 2025 es la prueba definitiva, solo le falta un último golpe sobre la mesa vestido de podio o triunfo que la lleve directa a todos los titulares.
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