La ganadora de Zuia Duatloia se reivindica deportivamente tras una trayectoria dibujada para triunfar pero triturada por las lesiones y el coste de estas.

Una carrera lo puede cambiar todo. Cuando el sábado pasado arrancó el Zuia Duatloia dos eran las mujeres favoritas a la corona, Elisabetta Curridori y una Émelie Morier más desconocida pero cuyo bagaje internacional le situaba en esa terna. Tres horas y media después la francesa entraba en meta después de realizar una hercúlea carrera en la que ni unas condiciones extremas en “la competición más dura de su vida” que le hicieron perder por momentos la sensibilidad del cuerpo le impidieron conquistar la prueba. Según sus declaraciones en meta, terminar fue cuestión de “fortaleza mental”.

MORIER: UNA PROMESA LLAMADA A SER ESTRELLA


Un aspecto especialmente trabajado por Morier (1997) que esconde una dura travesía desde hace más de cuatro años.

Sin embargo, para comprender su historia hay que retrotraerse casi a los orígenes, a un 2014 donde una adolescente Emelie de 17 años se convertía en Nankín (China) en la primera triatleta francesa en colgarse una medalla en los Juegos Olímpicos de la Juventud, un bronce que le ponía el cartel de promesa gala. Un augurio que tomaba todavía más forma en 2019 cuando primero se convertía en campeona del mundo Sub’23 y posteriormente formaba parte del cuarteto francés absoluto se erigió como campeón del relevo mixto mundial junto a su compañera de generación, una tal Cassandre Beaugrand, y europeo junto a Sandra Dodet (1996).

Morier lo fue todo en categoría inferiores del triatlón olímpico. Fotografía: World Triathlon.

TOKIO, EL INICIO DE UNA ESPIRAL EN LA QUE TOCÓ FONDO Y ABANDONÓ EL TRIATLÓN


A un año vista de los Juegos Olímpicos de Tokio, su lugar como fija en ambos relevos y su progresión hacía sonar fuerte su nombre como uno de los que iba a estar dentro de la pelea por entrar dentro de la siempre poderosa selección olímpica gala. Sin embargo, llegó la pandemia, se retrasó la cita, se sucedieron los hechos y los acontecimientos se precipitaron hasta desvelarse una convocatoria en la que Émelie Morier ‘solo’ iba a ejercer como reserva. “Ser suplente no era el objetivo, obviamente. Pero voy a asumir este papel, respaldar a mis compañeros de equipo y desearles todo lo mejor para estos Juegos” eran las palabras de la ganadora de Zuia Duatloia en aquellos momentos. Todavía no era consciente de lo que aquello iba a suponer, pero pronto lo haría.

“LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE TOKIO DESTROZARON MI CABEZA”

Los Juegos Olímpicos de Tokio destrozaron mi cabeza. No tengo miedo a decirlo” declaraba en Murgia. Un sueño convertido en pesadilla. Voló a la capital nipona, pero no conoció la Villa Olímpica, dadas las circunstancias que envolvieron aquellos Juegos por el Covid, la alojaron en un hotel a 300m de sus compañeros, sin contacto. Tan cerca como lejos de lo que es la fiesta del deporte y la unión entre deportistas de diferentes nacionalidades y culturas. Y lo más doloroso, sin opción a competir cuando hasta el último momento pensó que podría tener una oportunidad en el relevo. No ocurrió. Tampoco recibió ninguna explicación. “Fue como una bofetada” pero no se arrepiente de aquello pese a comprometer no solo su salud mental, también la física.

Su esfuerzo para llegar en el pico de forma y lo sucedido desembocó en un desgarro de la fascia y una lesión en el pie que sin saberlo arrastraba desde mayo y que tardó mucho en sanar. Aquello fue el principio de un laberinto de lesiones y el fin de su trayectoria en corta distancia para saltar al ciclismo.

UN VALIOSO RESPIRO DENTRO DEL CICLISMO

Japón, no fue lo que me hizo cambiar al ciclismo” aseguró a Vélo Direct. Lo fueron esas lesiones que le hicieron afirmar en 2022 que el ciclismo sería su objetivo en los siguientes años.

Saltó al ciclismo, disputó la Copa de Francia o la Vuelta a Portugal dentro del calendario internacional de la UCI, pero afortunadamente, unos meses después en 2023 las circunstancias variaban y promesa del triatlón cambiaba a su mentalidad para decidir regresar a lo que habían sido sus raíces desde los 7 años. Eso sí, en media distancia para aprovechar y explotar el aprendizaje en todos los sentidos que, con perspectiva, le había aportado su paso por el pelotón ciclista.

Morier en su paso por el ciclismo profesional. Fotografía: Nicolas Vaucouleur.
LEVANTARSE PARA VOLVER A CAER

Debutó en Ironman 70.3 Lanzarote con una novena posición y en ese 2023 llegó a participar en un total de ocho eventos en los que consiguió la victoria en Peñíscola Infinitri, el segundo lugar en Ironman 70.3 Les Sables D’Olonne y la tercera en Ironman 70.3 Knokke-Heist. Morier florecía de nuevo. Su alegría, no obstante, no duró mucho. En 2024 los problemas volvían a golpearle con fuerza y apenas podía presentarse en tres competiciones, incluido un DNF en el europeo de Ironman 70.3 Tallinn. El deporte y sus circunstancias volvían a tumbarla en la lona.

“LESIONADA, SIN SPONSORS, SIN DINERO. HA SIDO MUY DIFÍCIL SER PROFESIONAL”


Su prístino y empapado tritraje blanco y negro sin ningún tipo de marca o logo publicitario con el que entraba en la meta de Zuia Duatloia – más allá de sus zapatillas Salomon – gritaban sin hablar de las consecuencias de ese calvario de lesiones, de esos meses sin competir, sin resultados y especialmente sin exposición que después verbalizaría la propia Morier.

Porque en el triatlón actual, subsistir económicamente es cuestión de premios, visibilidad y patrocinio donde sin los dos primeros, no existen los terceros para alguien con una carrera todavía por construir. “Han sido años muy complicados con muchas lesiones. Ha sido muy difícil para mi lograr ser atleta profesional. Sin dinero, sin sponsors”.

“ESTE AÑO VA A SER MI AÑO”


Y en aquel día catastrófico para las aspiraciones de muchos, Émelie Morier resurgió como un ave fénix en medio de las peores condiciones vistas en el Zuia Duatloia. No solo ganó una prueba, sino la suficiente confianza en su valor como deportista para mirar al futuro y aseverar “Estoy impresionada con mi nivel. Si no tengo lesiones, creo que puedo ser muy fuerte. Creo que este año va a ser mi año”.