Sam Laidlow vuelve a estar para Blummenfelt en el radar de los candidatos a todo en Niza.
A seis semanas para el Mundial, el vigente campeón explica sus sensaciones respecto a Kona, reflexiona sobre los cambios que ha experimentado para esta temporada y sobre su éxito, y no se calla ante ciertas acusaciones.
Discreta, polémica y finalmente exitosa. Así se podría definir la temporada actual de Sam Laidlow. Un in crescendo de manual que hasta el momento tiene su zenit en el triunfo de la T100 Londres el pasado mes de julio. Una victoria no únicamente en lo deportivo, sino en lo moral que incluso le ha hecho cambiar la percepción sobre si mismo de cara a Hawái. De eso y mucho más habla en su último videoblog en su canal de YouTube.
“Estoy contento con cómo estamos cronometrando mi forma esta temporada” son las palabras del francés acerca de la temporalización de su 2024 y con las que elude contestar de forma directa si se encuentra feliz con sus resultados hasta el momento. Probablemente, porque como comenta posteriormente, ni él mismo sabe catalogarlas debido al momento de forma con las que las afrontó.
Deliberadamente fuera de cualquier pico de forma, así es como decidió correr esta primera parte de la temporada y que responde a un cambio de estrategia y planificación respecto al curso anterior. “El año pasado estaba en muy buena forma al principio de la temporada y luego sentí que no le dediqué el tiempo que necesitaba para estarlo para la segunda mitad de la temporada. Dicho esto, obviamente ganamos el campeonato mundial. Este año siento que hemos calculado todo mucho mejor”.
Un asunto que le lleva a admitir en voz alta, otra de las grandes cuestiones actuales. A diferencia de otras figuras del triatlón mundial, Laidlow es consciente que no es un deportista de picos de forma prolongados. Una obligación para luchar en los formatos actuales de T100 Triathlon World Tour e IRONMAN PRO Series. “No soy un atleta que no pueda mantener mi mejor nivel durante mucho tiempo. Hay atletas que son geniales todo el año y yo no soy uno de ellos”.
Cuestión de metabolismo, mente y filosofía de vida, pero también de perspectiva de futuro a largo plazo. “Realmente solo puedo dedicarme al 110% del deporte durante quizás dos o tres meses al año. Así es como me gusta, porque también me gusta tener otras cosas en mi vida, poder viajar un poco o ver amigos. Supongo que hay que tener un equilibrio y creo que eso es importante para tener una carrera larga”.
Modificar su criterio de temporada no es lo único que ha variado Laidlow respecto a 2023, la transformación también es psicológica y, es de este cambio, de lo que se siente más orgulloso en los últimos meses “De lo que estoy realmente contento este año, es con cómo he lidiado con las carreras mentalmente”.
“En T100 Miami me podía haber retirado y aguanté. En Singapur mi cuerpo me pidió que parará, así que no había otra opción que DNF y en Vitoria, aun sabiendo que estaba descalificado, luché hasta el final” asegura el campeón del mundo. Un poder adquirido que le ha permitido ganar confianza y unido al entrenamiento y a lo sucedido en Londres, mirar al horizonte hawaiano con optimismo.
Sin embargo, antes de hacerse con la victoria el francés había aterrizado en la ciudad británica lleno de dudas y preocupaciones. Por un lado, las molestias en el gemelo que habían aparecido en Vitoria-Gasteiz no habían desaparecido. Por otro, su participación en el IRONMAN de la capital vasca no le había permitido entrenar el volumen suficiente para T100 Londres y ver al resto de compañeros le hizo cuestionarse su situación, tanto como para hacerle la siguiente confesión a su padre. ““No creo que esté lo suficientemente en forma para competir”. La paradoja del deporte, una vez más. Eso sí, admite que esa impresión subjetiva le sirvió para quitarse autopresión.
En cambio, se pone serio para hablar de todos aquellos que cuestionaron sus problemas físicos y crear “un montón de tonterías”.
“Soy alguien muy honesto. Comparto mi trayectoria y todo lo que me pasa, lo bueno y lo malo. Y sí, igualmente, no tengo miedo de mostrar cuando fallo y cuando soy realmente malo, lo que puede ser, por así decirlo, duro. Pero sí, solo quiero demostrar que no somos sobrehumanos, que tenemos días buenos, tenemos días malos, y especialmente cada vez más ahora que estamos compitiendo mucho”. Es el contundente discurso con el que Laidlow se abre y deja atrás la figura o el personaje deportivo, para mostrar a la persona.
Porque sí, Londres ha sido el punto de inflexión necesario para despertar a la bestia que Laidlow lleva dentro en todos los sentidos.
Para el francés, el mayor éxito de T100 Londres no se halla en el triunfo propiamente, sino en una victoria psicológica que le libera sobremanera y le ha cargado de seguridad “Ganar en Londres ha cambiado mi mentalidad. Siento que ganar una de estas carreras ha validado mi nivel, no solo en Ironman, sino también donde corren los mejores.”. De hecho, el hito londinense lo sitúa a la altura de los mejores de este deporte y él lo sabe “Siento que estoy en un grupo muy elitista. Solo Jan Frodeno, Kristian Blummenfelt y Gustav Iden han sido campeones del mundo Ironman y de una carrera T100”.
Una situación privilegiada que ha cambiado el rumbo de su vida y con la que se ha desprendido de cualquier tipo de obsesión o presión en lo relacionado al Mundial. “Si me hubieran preguntado antes de Londres si sentía presión por Kona habría dicho que sí, ahora ya no. Ya no tengo nada que demostrar; ya me he probado en el T100 e Ironman”.
La ligereza y frescura domina su discurso tanto en lo que respecta al evento de Big Island, como en lo relativo a su carrera. “Estoy contento con mi carrera y lo que sea que suceda después, es genial. Tengo muchos años por delante y si gano Kona este año, genial. Si no lo hago, no importa.”. Pero que nadie se engañe, su ‘relajación’ no es sinónimo de pérdida de hambre competitiva “Por supuesto que quiero ganar y voy a hacer todo lo posible para lograrlo”.
Hasta entonces, seis semanas en las que entrenará junto a su grupo de confianza donde el objetivo es “hacer lo básico lo mejor posible y disfrutar porque llego a este punto a muy buen nivel”, hará un alto en las islas Pitiusas para disputar el T100 Ibiza y posteriormente volará hasta Kona para pasar las tres últimas semanas en lo que llama “su pequeña burbuja de rendimiento” antes del gran día, el 26 de octubre.
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