Lo que debía ser una jornada de esfuerzo, superación y emoción en uno de los IRONMAN más emblemáticos de Estados Unidos acabó con una situación insólita y reprochable.
Según informa el medio Adirondack Daily Enterprise Harley F. Tong, triatleta de 44 años procedente de Kenmore (Nueva York), fue detenido en plena competición acusado de poner en peligro el bienestar de un menor tras dejar solo a su hijo de 9 años durante casi diez horas mientras él disputaba la prueba.
Solo en la carpa VIP durante toda la carrera
Según ha informado el Departamento de Policía de Lake Placid, fue el propio personal del evento y algunos voluntarios quienes detectaron la situación. El niño se encontraba solo desde el inicio de la prueba en la zona VIP del evento, donde su padre había comprado un pase para él. Aunque el menor no se encontraba en situación de riesgo físico inmediato, llevaba muchas horas sin supervisión de un adulto, lo que despertó las alarmas entre los presentes.
“Todo indica que estaban solo el padre y el hijo en Lake Placid”, explicó el subcomisario Frank Strack. “No había familiares ni conocidos que se hicieran cargo del menor durante la prueba”.
Localización y detención con ayuda de la organización
Tras recibir el aviso, la policía local inició la búsqueda del triatleta dentro del propio recorrido del IRONMAN. Con la colaboración del equipo organizador, que retiró sus pertenencias de la zona de transición para forzar el contacto, Tong fue localizado y trasladado a comisaría, donde fue acusado formalmente de un delito menor.
El triatleta fue puesto en libertad con obligación de comparecer ante el tribunal de Lake Placid en una fecha aún por determinar.
La organización, clara: “La seguridad de los menores es prioritaria”
Desde la organización del evento, y también por parte de las autoridades, el mensaje ha sido rotundo: participar en una prueba IRONMAN no justifica descuidar la atención a un menor.
“La carpa VIP y los voluntarios no están ahí para hacer de niñera”, recalcó Strack. “Cualquier participante debe tener claro que la seguridad de un niño está por encima de cualquier competición”.
Este caso, más allá de la anécdota, lanza un mensaje serio a la comunidad triatleta: la planificación de una carrera no puede dejar de lado la responsabilidad personal, especialmente cuando hay menores implicados.









