La aparición de un nuevo caso judicial ha reavivado el debate sobre la seguridad del calzado con placa de carbono. Heather Cerney, antigua atleta de la Universidad de California y competidora de la División I de la NCAA de Estados Unidos, ha denunciado a Nike alegando que las AlphaFly 2 desencadenaron una fractura severa en el sesamoideo de su pie izquierdo.
La demanda fue presentada esta semana en EEUU y la misma incluye acusaciones de negligencia, falta de advertencia, defecto del producto y vulneración de garantías.
DE UNA CARRERA EXITOSA A UNA LESIÓN QUE CAMBIÓ SU RUTINA
Cerney, que destacó en pruebas de fondo y campo a través entre 2011 y 2015, asegura que el dolor apareció tras correr con las Alphafly 2 en una carrera popular de 8 km en San Francisco.
Según dice en su demanda, compró el calzado por unos 300 dólares y desconocía cualquier riesgo asociado a su estructura rígida.
Los exámenes médicos confirmaron posteriormente una fractura del sesamoideo, una lesión delicada y de recuperación compleja. Tuvo que operarse y, pese a la intervención, la atleta sostiene que ha quedado con limitaciones permanentes, lo que afecta tanto a su capacidad deportiva como a su vida laboral.
EL PAPEL DE LA CIENCIA: ¿CAMBIAN LAS PLACAS DE CARBONO LA MECÁNICA DEL PIE?
La demanda se apoya en estudios publicados en los últimos años que analizan cómo la rigidez y la geometría de las placas de carbono alteran la carga en el antepié. Entre ellos, un artículo de 2023 en Sports Medicine —citado directamente en la demanda— describe un posible incremento del estrés en estructuras como los huesos sesamoideos.
Esta investigación señala que la zona donde la placa hace palanca coincide con el área exacta en la que Cerney sufrió la fractura, reforzando así la línea argumental de sus abogados.
LAS “SUPER ZAPATILLAS”: AVANCES INCUESTIONABLES, PERO NO EXENTOS DE DISCUSIÓN
Desde su irrupción, las zapatillas con placa de carbono se han convertido en sinónimo de rendimiento. Diversos análisis apuntan a una posible mejora de eficiencia cercana al 4%, un margen suficiente para inclinar conseguir claras ventajas en maratones o triatlones de larga distancia.
Hoy prácticamente todas las marcas cuentan con su propio modelo de competición: On, Hoka, Puma, New Balance, ASICS, Adidas… Sin embargo, su uso continúa generando opiniones encontradas, especialmente entre entrenadores y biomecánicos que advierten que no todos los atletas asimilan igual la rigidez y la palanca extra que ofrecen estos diseños.
REACCIONES: ENTRE QUIENES VEN UN CASO DÉBIL Y QUIENES PIDEN MÁS TRANSPARENCIA
Los comentarios surgidos en foros especializados muestran dos posturas claras.
Por un lado, quienes creen que la demanda tendrá difícil recorrido judicial, recordando que las fracturas de sesamoideos son lesiones de estrés acumulado, habitualmente relacionadas con incrementos de carga, técnica inadecuada o preparación insuficiente.
Por otro, voces que apuntan a la necesidad de que los fabricantes informen con mayor claridad de los cambios biomecánicos que implican estas zapatillas, tal y como ocurrió con el calzado minimalista durante su auge hace una década.
REPERCUSIÓN EN EL TRIATLÓN Y EL RUNNING DE LARGA DISTANCIA
El caso también resuena en el ámbito del triatlón, donde las “super zapatillas” son habituales tanto en profesionales como en corredores populares.
Lo que está claro es que estos modelos deben introducirse en el entrenamiento con adaptación gradual, fortalecimiento específico del pie y una progresión coherente de kilómetros e intensidades.
Para atletas que acumulan grandes volúmenes, como los que preparan un Ironman, el riesgo de lesiones por estrés puede aumentar si se utiliza este tipo de calzado sin una base progresiva o como única opción de entrenamiento.
SILENCIO OFICIAL DE NIKE MIENTRAS EL PROCESO ARRANCA
Por ahora Nike ha optado por no hacer declaraciones públicas. Expertos en derecho deportivo prevén un proceso largo.
El desenlace podría sentar un precedente en torno al uso de tecnologías avanzadas en el calzado de competición.









