Jon Sæverås Breivold vuela en Port Elizabeth y da su primer gran recital fuera de la zona de confort que para él representa el Gaustatoppen.
Ironman Sudáfrica dejó la esperada victoria de Magnus Ditlev después de una carrera progresiva en la que explotó definitivamente sobre la bicicleta, pero si lo del danés fue un resultado dentro de las cábalas previas, otras cosas no lo fueron como lo es el hundimiento de Léon Chevalier en el segmento ciclista en el que debía brillar acuciado por los problemas estomacales que afectaron a gran parte del pelotón.
Sin embargo, en esa dualidad de rendimientos entre lo predecible y lo sorpresivo, sobresalió inesperadamente la figura del noruego Jon Sæverås Breivold. El hombre que allá donde todos sucumbieron a la fuerza de Ditlev y el resto de circunstancias, él le plantó cara con el segundo mejor parcial sobre las dos ruedas.

Un duelo a distancia, eso sí, en mitad de lo que el vencedor de la prueba y plusmarquista del sector calificó como “una montaña rusa de velocidades” dictadas por el viento, lo digestivo y el tráfico de los grupos de edad que logró solventar exitosamente en 4:07:22 para sentenciar la carrera. Y ahí donde Marten Van Riel perdía todas sus opciones al dejarse casi una decena de minutos respecto a Magnus (+9’08” al terminar en 4:16:30) pese a ser el tercero mejor, surgía un Sæverås Breivold que con su 4:11:31 (+4’09”) demostraba que, si bien lo de Ditlev era una ‘marcianada’, esta era una alcanzable si reunías las condiciones ciclistas suficientes. Jon las tuvo y sus registros le hacían volar silenciosamente bajo la sombra del subcampeón del mundo y pasar de facto de la trigésima posición a la octava en una espectacular remontada que después logró mantener en el maratón.
SÆVERÅS BREIVOLD, UN HOMBRE RESPALDADO POR SU PASADO
Pero, ¿quién es Jon Sæverås Breivold? Un noruego de 30 años (1995) cuyas raíces en el deporte profesional se hallan en el ciclismo. Es en esa disciplina donde hace ya una década fraguó un pasado marcado por su paso por distintas estructuras continentales (CT) antes de dejar el pelotón internacional para rodar en equipos de ámbito nacional y regional hasta que en el año 2022 decidía colgar la bicicleta de forma definitiva con su participación en el Lillehammer GP.
Con esa base, no debería chocar su rendimiento en Sudáfrica. Sin embargo, este casi recién llegado al triatlón de media y larga distancia, que debutó en 2021 alternando todavía su parcela como ciclista y triatleta con su trabajo como ingeniero civil, solo había destacado sobre la bici – siendo el mejor – en tres de sus quince participaciones en eventos de este tipo (Ironman 70.3 Pays d’Aix 2021; Ironman 70.3 Varsovia 2022 e Ironman Austria 2024 donde logró su primer e único podio hasta el momento, tercero). De hecho, tampoco lo había conseguido sobre el mismo trazado en 2023, cuando pese a ser sexto en meta únicamente pudo marcar el noveno mejor parcial en una bici que aquel año gobernó Cameron Wurf.
KIENLE SE RINDIÓ ANTE EL JARL DE NORSEMAN
Datos que hicieron del suyo un nombre desapercibido en el nicho del ciclismo profesional y hasta ahora lejos de estar en la boca de todos en el circulo Ironman. Entonces, ¿por qué puede decir que sabe lo que es ganar a Sebastian Kienle? Lo cierto es que la figura de Jon Sæverås Breivold esconde una historia gloriosa y solo mencionarlo es sinónimo de leyenda en el triatlón extremo más salvaje, el Norseman Xtreme Triathlon.
Allí, en casa, encontró de inmediato su refugio perfecto para labrar en las heladas aguas del lago Hardangerfjord y sus 3800 metros de natación, en los 180 kilómetros con 2600 metros de desnivel positivo entre Eidfjord y Austbygde; y los 42,2 kilómetros “divididos” entre los 25 kilómetros totalmente llanos a Rjukan y la exclusiva subida al monte Gaustatoppen (1.880m) solo apta para los mejores 160 participantes de lo extraordinario, un hábito rutinario donde la preciada camiseta negra es su vestimenta anual y la victoria un trámite común en 2021, 2022, 2023 con el que igualar a Allan Hovda y Susanne Buckenlei como el triatleta con más triunfos.
Un hecho que ni el mismísimo Kienle pudo detener en ese 2023 de su despedida cuando se asomó por primera vez (y última) al evento noruego para firmar una segunda posición (9:34:16) con la que aderezar todavía más el palmarés de mito que ya atesoraba. Pero ni su dominio de la larga distancia, ni su condición de estrella pudo ante el Jarl de Norseman, un Sæverås Breivold que no solo le demostró su poder, sino que también firmó el récord de la prueba con 9:09:57.
EL ASALTO DEFINITIVO A IRONMAN: ¿CARA O CRUZ? UNA RESPUESTA PENDIENTE
Pero Jon el año pasado decidió apostar por el triatlón Ironman como hasta entonces no lo había hecho y abandonó su lugar seguro – Norseman – para probar lo que se siente realmente en el terreno de los Kienle, hoy Blummenfelt, Laidlow y compañía en Ironman Frankfurt y marcarse nuevos objetivos como tratar de buscar el slot para Kona. No lo logró, ni siquiera despuntó sobre la bicicleta (27), pero terminó decimoctavo en ese ‘mini’ mundial. Ahora, meses después da su primer zapatazo certero, quién sabe si el primero de muchos en las Ironman Pro Series. Lo que sí es seguro es que será en Ironman Lanzarote (17 de mayo) donde tratará de seguir su racha.