La historia de la distancia más mítica del triatlón se remonta a 1978, en Hawái. Ese año tuvo lugar la primera prueba a la que podríamos llamar Ironman, con sus 3,8 km de natación, 180 km de bici y los 42,2 km de carrera a pie. El ganador (Gordon Haller) necesitó 11:46 h para cruzar la línea de meta.
El pasado 18 de julio, 43 años después del primer Ironman de la historia, Jan Frodeno “solo” necesito 7:27:53 h para cubrir la mítica distancia de 226 km.
Esa diferencia de más de 4 horas son fruto de múltiples variables:
– Natación: han aparecido los tritrajes, neoprenos y trajes “trampa” que cada vez son
mejores.
– Bici: mejores materiales y aerodinámica.
– Zapatillas: cada vez más agresivas y desde hace pocos años, incorporan las “polémicas”
placas de carbono que nos hacen correr de forma más eficiente.
– Entrenamientos: puede que los mejores triatletas de ahora no hagan muchas más
horas que los mejores de hace décadas. Lo que sí está claro es que son “mejores”
horas. El entrenamiento ha evolucionado y cada día vemos nuevos records en todas
las disciplinas deportivas.
– Nutrición: tal vez uno de los aspectos que más cambios ha sufrido en estas 4 décadas.
Hoy día, los PROS de larga distancia saben cuántos gramos de carbohidratos deben
tomar a la hora, en que formato, etc. Cuanta cafeína, cuanto líquido. Van medidos al
milímetro. Si echamos la vista atrás podemos encontrar episodios que sin duda
pasarán a la historia: Faris Al-Sultan (ganador en Kona en 2005 y actual entrenador de
Patrick Lange) cuenta en una de sus entrevistas como ganó un Ironman teniéndose
que parar a comprar comida en una gasolinera. Comían frutos secos, higos, etc.
Comida que aporta energía, sí, pero que necesita un proceso de digestión más largo
que la nutrición que usa cualquier triatleta de larga distancia ahora.
Hace 5-6 años bajar de las 8 h en la distancia full era algo al alcance de muy pocos, algo casi utópico para la mayoría de triatletas. A día de hoy rara es la prueba que no se gana bajando de las 8 h. Es más, se ha dado el caso en estos últimos años que bajar de las 8 horas puede dejarte no solo sin victoria, sino que incluso puede dejarte fuera del pódium.
Dejo aquí algunos ejemplos:
Lionel Sanders hizo 7:43:30 h en el Tribattle y 7:49:24 h en IM Copenhague, y fue 2º en ambas ocasiones.
Tim O´Donnell con 7:59:41 h (cuarto triatleta en la historia de Kona en bajar de 8 h)
“solo” pudo ser 2º.
Clemente Alonso con 7:55:09 h se quedó fuera del pódium en IM Copenhague.
Gustavo Rodríguez bajó de 8 h en IM Kalmar 2019 y “solo” le valió para ser 6º de la
general y quedarse sin slot para Kona. En ese mismo Ironman, el también español Pedro Andújar que en 7ª plaza y también rompió la barrera de las 8 h.
El propio Javier Gomez Noya debuto en larga distancia bajando de las 8 horas. Hizo
7:56:38 h en el IM Cairns y fue 2º por detrás del neozelandés Braden Currie.
Lo que está claro es que la victoria en cualquier prueba de la larga distancia se vende cara. Los PROS cada día andan más y mejor, y las ganas de verlos en acción en pruebas como Kona van en aumento. Ya van 2 ediciones sin la mítica prueba en la “Big Island”, pero parece que por fin todo esto llega a su final y hay luz al final del túnel: en mayo habrá campeonato del mundo IM en St. George.
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