La británica explica el novedoso proceso que le ha llevado a encontrar la llave para mejorar sobre la bicicleta desde el aspecto tecnológico.

Lucy Charles-Barclay representa a la analogía de triatleta estrella, de figura a analizar en cualquier paso que dé o lo que es lo mismo, de éxito. Un éxito que una vez traspasada la frontera de las cualidades físicas iniciales y del posterior interés mediático de público, pero también de marcas que la acompañan y con ello sinónimo de tecnología punta tal y como sucede con el casco que ha portado desde el Mundial Ironman de Kona.

2024 ABRIÓ LA SENDA PARA HALLAR EL PROGRESO DESEADO


Según confiesa la actual campeona del Mundo Ironman 70.3 buscar una ventaja competitiva a través del casco se convirtió ya a finales de 2024 en uno de los grandes objetivos del año para 2025 cuando después de realizar una simple modificación les abrió la puerta a una investigación mayor: “A finales del año pasado cambié a una talla más grande y pasé de una mediana a una grande. Ese casco más grande me ahorró bastante resistencia al aire. Así que ahorré algunos vatios. Y nos mantuvimos así al final del año pasado, pero pensamos que aún podíamos seguir mejorando y progresando”.

LA ‘VISERA’ DE CHARLES-BARCLAY


Ese primer progreso condujo a la ‘sirena’ del triatlón, a su equipo, así como a Kask (la marca proveedora de cascos de la inglesa) a ponerse manos a la obra desde enero en un proceso que se alargó durante gran parte del curso y que le llevó de primeras al túnel del viento para probar diferentes cascos hasta dar con la tecla: “Probé uno en particular que era muy rápido. y les dije al equipo: “Miren, ¿pueden intentar hacer un casco a medida, uno igual de rápido, para que cuando lleguen las carreras importantes del año?”. A ojos públicos la gran ventaja que halló Charles-Barclay fue la introducción de un nuevo tipo de visera encargada de marcar una “gran diferencia” en el CdA (Coeficiente de Resistencia Aerodinámica) que como describe le hacía ir “rapidísima”.

Algo que quedó demostrado sobre el papel al comparar la configuración de la bicicleta que le dio el oro en Kona en 2023 frente a la configuración de este año, que incluía su nuevo cockpit: Solo fui tan rápida cuando combinamos el casco con la nueva visera, mi nueva configuración en la bici y mi nuevo cockpit. Cuando usamos esa configuración en mi bici de Kona 2023, no fue ni de cerca tan rápido. Así que fue todo el conjunto de la configuración lo que lo hizo ligero y rápido”.

LAS DOS CLAVES OCULTAS DEL ÉXITO DEL CASCO DE CHARLES-BARCLAY


Sin embargo, más allá de lo visual de la visera, dos son las claves ocultas de este desarrollo aerodinámico:  el escaneo de la bicicleta y figura de Charles-Barclay sobre las dos ruedas en 3D para la posterior creación de un maniquí a tamaño real de esta y la utilización del mal denominado túnel del viento de Catesby.

En el primer caso, el maniquí permite que el equipo de ingeniería pueda realizar las pruebas necesarias con cualquier aspecto relacionado con el ciclismo sin necesidad de que Lucy esté presente para probar cada “pequeña cosa” y solo lo haga si el equipo considera que han descubierto “algo realmente determinante” para validarlo, ahorrando así horas de trabajo y desplazamientos baldíos a la triatleta, permitiéndole enfocarse en sus entrenamientos programados.

En el segundo, Catesby es una antigua línea ferroviaria en desuso de 2,5 kilómetros que se ha reutilizado para pruebas aerodinámicas que se ha convertido en el escenario ideal para ellas ya que introduce un espacio ‘real’ con condiciones “completamente perfectas” donde no hay interferencias con el viento, la lluvia, la humedad etc. y todo se mantiene exactamente igual. Y ahí, es donde se ha fraguado y ratificado parte de la Charles-Barclay más veloz sobre las dos ruedas. Cuestión de calidad, pero también de tecnología.