Así lo ha desvelado Marten Van Riel quien ha narrado los intríngulis de un pacto que estuvo a punto de lograr su propósito.
Nadie pudo impedir el triplete noruego en el Mundial Ironman de Niza del pasado 14 de septiembre liderado por Casper Stornes, pero sí hubo muchos que trataron de conseguirlo con premeditación y alevosía con un plan diseñado durante semanas y conjuntamente por algunos de los grandes favoritos y ‘dark horses’ de la competición. Algo que podía intuirse pero que ahora ha confirmado Marten Van Riel en su último vídeo en Youtube.
Una estrategia con el objetivo de poner contra las cuerdas a Stornes, Gustav Iden y Kristian Blummenfelt que empezó tan pronto sonó el pistoletazo de salida y, que tenía en la natación uno de los pilares fundamentales con el fin de tratar de ‘romperlos’ en el segmento más débil de dos de ellos.
LAIDLOW ECHÓ A PERDER PARTE DEL PLAN
La táctica sencilla, trabajar en equipo para hacer de la natación una especialmente rápida y marcar las diferencias: “El plan de natación era básicamente turnarse y un par de hombres lo hicieron. Mucha gente quizá no lo sepa, pero en la natación probablemente hay tanto efecto de drafting como en el ciclismo. Y sí, no queríamos darles a todos un paseo libre”. Atendiendo a lo sucedido, esos triatletas fueron Jamie Riddle, Jonas Schomburg y él mismo.
No obstante, según revela Van Riel aquel trío debió ser un cuarteto que se truncó a las pequeñas de cambio: “El plan de natación no salió del todo según lo previsto porque uno de ellos sufrió calambres. Sí, Sam Laidlow estaba en el plan de natación”. Algo que tornó en su contra: “No nos vino bien porque Laidlow podría o debería haber sido el motor de nuestro grupo delantero en la bici y habernos ayudado en la natación. En cambio, esa potencia estuvo en la parte de atrás, ayudando a nuestros oponentes”.
“FUE UNA LÁSTIMA, PERO ESTOY ORGULLOSO”
Pese a ello, su pacto continuó en el segmento ciclista donde Van Riel y Riddle portaron el peso de la táctica, relevando a un papel secundario a Schomburg cuya fisionomía jugaba en su contra en el montañoso circuito francés: “Estábamos fuertes y motivados y creo que hicimos una bicicleta realmente buena. Estoy orgulloso de ella. Intenté atacar desde el principio y prácticamente lo conseguí”. Un prácticamente incompleto cuyo verdugo fue aquel que debía ser su aliado: “Laidlow y Blummenfelt tardaron 160 kilómetros en remontar y, por desgracia, en la transición también vi a Stornes, Iden y Thompson. Fue una lástima”.
No habían salido las cosas en la natación y tampoco en la bicicleta, pero Van Riel y Laidlow no perdieron la esperanza de haber dado con la tecla que llevase a la rendición a los noruegos en la carrera a pie: “Sam y yo hablamos en los primeros compases de la carrera a pie y pensábamos que quizá solo había que esperar y ver si alguno de ellos explotaba en alguna vuelta”. No obstante, pronto fueron conscientes de que sus previsiones no iban a llegar a buen puerto: “Ambos sentimos que los noruegos aún tenían mucho que dar y al llegar a nuestro par supimos que pronto a acelerarían el ritmo”.
“LOS NORUEGOS HAN LLEVADO A ESTE DEPORTE A OTRO NIVEL”
Aquel fue el único pronóstico que acertaron al 100% y aunque trató de seguirlos por si ‘sonaba la flauta’ de un desfallecimiento nórdico, Van Riel tuvo que entregar la cuchara: “El ritmo de los noruegos no era el ritmo que mi estado físico me permitía. Ellos iban a un ritmo de 3:30 y yo planeaba ir a 3:45. Eso es lo que podía hacer con el entrenamiento limitado que tenía. Y sí, decidí bajar el ritmo después de una vuelta. Probablemente fue una buena decisión no tener que caminar al final del maratón”.
‘Fracasó’ el plan ‘anti-noruegos’, pero Van Riel solo puede rendirse ante su magnificencia: “Los noruegos estuvieron simplemente extraordinarios, de clase mundial son de otro mundo. Llevaron el deporte a un nuevo nivel y tendré que trabajar para lograrlo”.
OTRO CHOCOLATE AGRIDULCE PARA VAN RIEL
Más allá de las tácticas, el debut de Van Riel fue uno de los que mayor interés generó en las semanas previas. Su condición como campeón del circuito T100 en 2024 y sus resultados en sus primeras apariciones en los full distance lo habían colocado entre los favoritos y el belga respondió a esas expectativas siendo el mejor de los hombres comunes. Pese a ello, el triatleta reconoce tener “sentimientos encontrados” con el Mundial y que tienen su origen en su ‘maldición’ con las medallas de chocolate. “Es otro cuarto puesto como en los Juegos Olímpicos. Siento que he conseguido muchos puestos que no son lo suficientemente buenos, pero, por otro lado, estoy muy orgulloso de cómo afronté esta carrera”.
“MI PREPARACIÓN ERA LÍMITADA Y ME PREGUNTÉ SI DEBÍA ESTAR ALLÍ”
Un orgullo merecido no únicamente por el resultado, sino por la forma y el contexto en el que lo consiguió, al acudir a Niza tras superar una lesión en el pie y una caída sobre la bici una semana antes del evento que lastraron enormemente su preparación hasta el punto de poner en duda su presencia en la línea de salida: “Sabía que mi preparación no era la ideal. De hecho, era muy limitada. En los días previos, cuando llegué allí y vi la forma física del resto de competidores dudé si debería estar en Niza o no. No obstante, estoy orgulloso de cómo me manejé en la adversidad los últimos dos meses. Quedar cuarto tras los noruegos es increíble”.
“EN EL FUTURO QUIERO UN RESULTADO MEJOR Y GOZAR DE UNA PREPARACIÓN SIN INCIDENTES”
No obstante, eso no quita que maldiga su constante infortunio y espera deshacerse de él para los próximos años: “Siento que cuando las cosas no van bien, me metro en un lío todavía mayor. Obviamente, quiero más y espero que en el futuro no todo vuelva a salir mal, gozar de una preparación ideal y obtener un resultado aún mejor”.
Marten Van Riel ya ha avisado y, como lo hiciera ayer Sam Long, ya piensa en el Mundial de Kona en 2026.