Estaríamos hablando de una locura si nos referimos cualquier ciclista o triatleta, pero él no es cualquier, es Cameron Wurf, y lo de este fin de semana no es más que “el día a día” de su ajetreada vida.
A veces, cuesta entender como puede estar dando tumbos por ahí, compitiendo en el máximo nivel del ciclismo, en uno de los equipos más potentes del mundo, y luego aparecer “como si nada” en el IRONMAN Vitoria y acabar segundo. Cualquier mortal no saldría del sofá en un par de días después de cualquier salida en bici suya, y menos tras una carrera, pero a Wurf estas palizas no le impiden salir a nadar y a correr para poder compaginar ambos deportes.
Menos de dos semanas después de IM Vitoria, Wurf corrió el Tour de Valonia, una vuelta de 5 etapas donde se le pudo ver en la fuga en varias de ellas, tres días después, este domingo, se colgó otro dorsal en la Clásica San Sebastián. Todo esto, y lo que le queda, en pleno Road To Kona.
El sábado, día de recuperación/ activación, comenzó con una pequeña salida en bici -1h40min- por San Sebastián junto a los compañeros del Ineos Grenadiers. Mientras los compañeros volvían al hotel, el del Ineos decidió meterse a nadar en la Playa de la Concha para refrescarse – 43 minutos de natación para completar 2400 metros a 1:47 min/100.
El domingo, aunque se retiró a falta de 10 kilómetros -recordar que el trabajo de Wurf en el Ineos no es ganar carreras-, el australiano recorrió 210 kilómetros trabajando para el equipo en la Clásica San Sebastián, con más de 3500 metros de desnivel, a 36,6 km/h. Lo que viene a ser casi 6 horas de competición.
Tras la carrera y para acabar la jornada laboral, Wurf salió a rodar por el paseo marítimo 8,5 kilómetros a 4 min/km.
Desde luego, no hay ningún otro triatleta profesional con un sistema de entrenamientos parecido a este. Muy lejos de idóneo, incluso para él -dicho por el mismo. Aun así, le sirve para poder intentar ganar cada IRONMAN en el que toma la salida. Pero, por favor, no intenten esto en casa.
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