El británico rubrica no sin sufrimiento un doblete histórico, el día que Hayden Wilde gana su primer duelo directo en las Series Mundiales en 2024.
Todo podía ocurrir en la Gran Final de Torremolinos, pero en la Costa del Sol casi sucede lo más improbable, que Alex Yee perdiese por segunda vez la corona Mundial tras vivir un segmento de bicicleta que le puso al límite.
Salida a la australiana, con neopreno por las condiciones del agua y con un aussie habitual como Matt Hauser comandando un banco de triatletas que llegó estirado, pero sin terminar de romperse al final de la primera de las dos vueltas. Sin embargo, el paso por la orillas y la arena significó un cambio del hombre al frente al tomar Miguel Silva el relevo. Con el luso al frente, el grupo se tensó un punto más provocando pequeños cortes, pero no los suficiente para ser definitivos.
Así se llegó a una T1 en la que Léo Bergère contaba con un par de segundos de ventaja sobre Hayden Wilde y el doble sobre Alex Yee. Ninguno de ellos había flaqueado en su peor segmento y los tres habían salvado el primer escollo antes de encarar una bicicleta extremadamente compleja, técnica y estresante dado su perfil, especialmente para un gran grupo.
Algo de lo que escaparon Bergère y Wilde que plenamente conscientes de su imperiosa necesidad de alejar a Yee e intentar intercalar triatletas entre ellos para tener opciones al título, se lanzaron a la aventura acompañados por Tayler Reid, SImon Westermann y Vincent Luis.
Un ataque que no tenía nada de farol y que se traducía en la primera de las vueltas en 14 segundos y en la segunda en medio minuto. Una situación incómoda que obligaba al británico a actuar en primera persona y tomar las riendas de la caza. Lejos de la posible inquietud de Yee vivían la carrera Alberto González, Antonio Serrat y Sergio Baxter que se mantenían en la parte trasera esperando su momento. En el ecuador la diferencia se disparaba hasta rozar el minuto. Idéntica distancia que mantenía el cuarteto de Nicolà Azzano, Hugo Milner, Shachar Sagiv y Kyotaro Yoshikawacon con ellos. Nada cambio en los siguientes 20 kilómetros donde el quinteto consolidó una ventaja de 1’40”.
Antes de tomar la salida parecía imposible, pero dos años después de perder el campeonato por primera vez, Alex Yee se enfrentaba a los fantasmas de aquel recuerdo. Quedaba todo el 10K por delante, pero la presión por terminar sexto y que nadie por detrás le superase se convertía en obligatoriedad. A su favor, la mejor carrera a pie de todo el circuito, mas las piernas no tenían que fallar el día D.
Por delante, Wilde y Bergère se marcharon en solitario, pero su sino dependía exclusivamente de lo que realizase Yee quien emprendía su particular caza en solitario. Sin embargo, la entente kiwifrancesa duró un suspiro, lo que tardó el neozelandés en imprimir un ritmo inalcanzable para el galo. Movimiento que beneficiaba a Yee que “solo” necesitaba ser séptimo.
Siempre inconformista, el británico buscó algo más que asegurar el título. No iba a ganar en Torremolinos y firmar una tarjeta perfecta, pero podía replicar el tempo de Wilde y comerse a mordiscos la diferencia con Westermann, Vincent Luis y Taylor Reid para llegar al podio antes de la última vuelta. E incluso pareció que podía encimarse sobre Bergère. Imposible hacerlo con un Hayden Wilde que daba una exhibición y sonriente recorría la alfombra azul que le llevaba al triunfo. Allí y entre aplausos recibió a Léo Bergère y un Alex Yee que por fin lograba lo que tanto tiempo llevaba buscando: ser campeón del mundo. La plata del curso ha sido para el galo y el bronce para el neozelandés.
Con este Mundial, y tal y como comentábamos estos días, Alex Yee sucede a Kristian Blummenfelt en eso de lograr la corona olímpica y las Series Mundiales en un mismo curso y se suma al noruego, a Gwen Jorgensen, Flora Duffy, su compatriota Alistar Brownlee y a la recién llegada al club Cassandre Beaugrand en ese logro.
Además, no solo emula al mayor de los Brownlee’s sino que 12 años después vuelve a llevar el cetro mundial masculino a las islas británicas.
En clave española, Sergio Baxter fue el mejor español con una decimotercera posición, mientras que Antonio Serrat acabó decimoséptimo, Alberto González fue decimonoveno, Roberto Sánchez Mantecón trigésimo segundo y Chente Hernández cuadragésimo.
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