Foto: Mikel Taboada
Dos minutos. Lo que algunos tardan en calentar un plato en el microondas o en hacerse la cama. Dos minutos, literalmente, fue el tiempo que duraron los 500 dorsales que se pusieron a la venda de la 30º edición del Triatlón de Zarautz. Una anomalía de difícil explicación, si no fuera porque esta prueba de media distancia se ha convertido, desde hace ya unos años, en una de las mejores del país.
Una pequeña villa situada en la provincia de Guipúzcoa que multiplica su afluencia de visitantes cada verano por sus excelentes virtudes pero, también, por ese mágico triatlón. Aunque, avisados quedáis, que sea tan aclamado no quiere decir que sea apto para cualquiera. Y es que el Zarauzko Triatloia está formado por un circuito exigente, especialmente el sector ciclista.
Pero Zarautz es mucho más que esos circuitos. Es la gente local que demuestra, como en otras muchas pruebas de la zona, que en el País Vasco el deporte se vive con máxima pasión; es la jugosa bolsa del corredor que se suele dar al participante; es la cena posterior a la prueba que permite a los triatletas comentar la jugada mientras saborean la gastronomía local; es una organización muy profesional que no deja cabos sueltos; y es una mezcla de populares con grandes triatletas de élite que no quieren perderse la fiesta.
Y si con todo esto aún no te he convencido, tómate unos minutos para ver el siguiente vídeo:
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