La alemana se proclama campeona de Europa en la carrera más rápida de la historia con un TOP3 que ha roto todos los números previos y roza lo de Challenge Roth.
Hay pruebas y pruebas. Algunas ejercen como mero punto de control personal antes de comenzar la temporada ‘real’, otras como una medición respecto al resto de los rivales y ciertas como un aviso a navegantes antes del objetivo supremo.
Posiblemente con ese último pensamiento acudieron Laura Philipp y Katt Matthews a un Ironman Hamburgo que también era el Campeonato de Europa de la modalidad en el que ambas se jugaban mucho más que una victoria y un título continental. Lo que ahí se ha puesto sobre la mesa era el recuerdo del Mundial de Niza de 2024 en el que una fue campeona y la otra subcampeona y la fijación de un precedente que atormente o alimente la ambición de cara al Mundial de Kona en octubre. Un cara a cara que no requería de más elementos ni compañeras, pero que sí contó con una inesperada – o no tanto por la expectativa que había sobre ella – pero bienvenida invitada de lujo, Solveig Løvseth.
Y al que ellas vistieron de una magnificencia jamás vista, listas para escribir la página más gloriosa del triatlón femenino, la de un récord mundial incalificable en palabras. O mejor dicho, récords y plusmarcas en plural.
CÓNCLAVE MATTHEWS-PHILIPP: TRES NO SON MÚLTITUD
Porque sí, ellas no necesitaban de más estímulos que la presencia de la otra, ni una start list brillante llena de estrellas – que no fue así dado el complejo calendario y la división entre Ironman Pro Series y el circuito T100 – para buscar y encontrar lo que deseaban, el duelo directo, pero tampoco iban a renunciar a la compañía en un primer momento.
Una decisión que quedó palpable en el segmento de natación. Ni alemana ni británica se opusieron a contar con alguna agregada a su duelo particular, pero este era de entrada limitada como así demostraron desde las primeras brazadas. Especialmente Matthews que intentó imponer su nado a sus rivales, pero tanto Philipp como una Solveig Løvseth que se lanzaba al Binnenalster y el lago Außenalster como debutante en un full distance respondieron de inmediato en primera persona. Una primera contestación que fue mucho más que una reacción óptima por no decir perfecta a los 3’8K en el agua, sino el prefacio del segmento ciclista.
No importó que Jackie Hering saliese pisándoles los pies, ni que Johanna Arenas lo hiciese a menos de un minuto, ni mucho menos que las Marjolaine Pierre’s, Anne’s Reischmann o Els Visser lo hicieran a más de minuto o cuatro, porque ellas simplemente ya habían establecido o más bien Løvseth lo había impuesto por méritos propios que la suya era la única intromisión permitida.
LA ASTUCIA DE MATTHEWS AL PODER, PERO RENDIDAS A LØVSETH
E hizo honor a esa concesión ganada nada más comenzar la bicicleta. A Løvseth no le tembló el cuerpo, ni la cabeza ante el reto que le planteaban y ya fuera por la osadía propia de la novata o por el desconocimiento intrínseco asociada a esa misma condición, se lanzó a liderar sin temor las dos ruedas. Novel estos lares del full, pero no precisamente una inconsciente o desvalida en ese terreno, sino que lo hacía como una de las grandes ciclistas de la distancia olímpica y de esa media que el año pasado la vio en el podio del europeo de Ironman 70.3 Tallin y dejó patente el porqué de esos calificativos. Lideró hasta que su manillar aerodinámico dijo basta (hacia el 1/3) y pese a ello se las ingenió para seguir cerca de las dos titanes que en ese momento le tomaban el relevo.
Un momento aparentemente de inflexión en el que Matthews quiso demostrar de nuevo su punto a Philipps, teóricamente ligeramente mejor ciclista que la británica, y le rebasó como una forma de “aquí estoy yo”. Una actitud provocativa ante la que no quedó callada la alemana quien le devolvió el gesto. Un tira y afloja entre ambas que duraría casi hasta la T2.
HERÓICA LØVSETH
Y, mientras estas vivían en su singular burbuja, la tercera en discordia se aferraba con uñas y dientes a su bicicleta. En un esfuerzo hercúleo, Løvseth logró limitar su pérdida a un minuto escaso antes de toparse con un carpa mecánica salvadora donde reparó su cockpit antes de volver a la competición. Pero la noruega no se limitó a reintroducirse a la competición, sino que lo hizo agresivamente, consciente de que tenía ante si un tren que no deseaba perder o, al menos, iba a luchar para no quedar extraviada en tierra de nadie. Se fue en busca de Matthews y Philipp y las encontró poco después de completar la primera de las dos vueltas al circuito. Con el objetivo conseguido, y un “calentón” no contemplado inicialmente en sus piernas, la nórdica recalculó sus estrategias y visto el vis a vis que mantenían sus compañeras, optó por un rol más conservador en los siguientes kilómetros.
MATTHEWS ‘LA MÁS LISTA DE LA CLASE’ APROVECHÓ LAS CIRCUNSTANCIAS
Una complacencia a tres bandas que se rompió en los últimos 20K cuando la aproximación al centro de Hamburgo y la presencia de los Grupos de Edad junto a otras circunstancias provocaron un último compás más caótico y en el que, en aguas revueltas, aprovechó Matthews – que en esos instantes lo afrontó como líder – para abrir un hueco diferencial y determinante. Tanto es así que la británica se bajó en la T2 con casi un minuto de renta sobre Philipp y un minuto veinte sobre Løvseth.
Una ventaja clave antes de un maratón a priori favorable a sus intereses que incluso le permitió ser la más lenta de las tres en la transición, cediendo medio minuto con la teutona y dejar en tablas con la del norte de Europa.
UN TOP3 SIN ASIENTOS ASIGNADOS PERO SENTENCIADO
Las cuentas, le cuadraban y en otro modo también a sus ya no compañeras de ruta, sino perseguidoras, una Philipp y sobre todo a una Løvseth a la que los siete minutos que le separaban de Reischmann y más de ocho con Visser (uno y medio más para la líder) le dieron un colchón para el podio que posiblemente no imaginó ni en sus mejores cábalas. El último acto estaba a punto de comenzar.
UNA EXTRATERRESTRE LLAMADA LAURA PHILIPP
O lo que es lo mismo, el definitivo Matthews versus Philipp. No es que no Løvseth no quisiera o no la quisieran, simplemente el nivel de sus rivales, la lógica y la carga de los sacrificios realizados caían como una losa tremendamente pesada en ella nada más ponerse las zapatillas. La carrera no le dio ni opción siquiera en los primeros metros. Sin embargo, la noruega podía estar tan feliz como cauta, porque únicamente una hecatombe la podía desplazar del podio, más de siete minutos era la renta favorable que tenía que administrar para no bajarse del TOP3.
LA CALMA ANTES DE LA TORMENTA PERFECTA
Con la confirmación del día fuera de combate, el medio maratón se transformó en un pulso en el que cada round disfrazado de kilómetro se convirtió en un asalto ‘sin decisión’ en argot boxístico, en tablas dentro de esa partida de ajedrez que estaban jugando.
Así fue hasta un medio maratón en el que Matthews apretó ligeramente y ‘ganó’ una decena de segundos, a lo que respondió Philipp en esa especie de movimiento pendular que escondía la cocción de una monstruosidad bella que estaba a punto de golpear al triatlón femenino.
Cansada si se le puede decir así de ese baile que tenía de todo menos de un ritmo lento y lo detuvo de golpe. Un derechazo en la psique de Matthews que se produjo justo después comenzar la última vuelta, a algo menos de 7K de la cinta de meta. La británica trató de responder, pero el ritmo endiablado de Philipp pasó a ser diabólico y un nuevo adelantamiento parecía cada vez más y más imposible.
En cambio, lo que cada vez ganaba más y más cuerpo era la oportunidad de destrozar la historia de la franquicia IRONMAN, arrasar con el crono que hace apenas unas semanas estableció la propia Matthews en Ironman Texas (8:10:34) y soñar con un Sub’7H femenino que pronosticaron imposible.
¡8:03:13! DE PHILIPP! LA HISTORIA ESTÁ PARA REESCRIBIRLA UNA Y OTRA VEZ Y PENSAR YA CON EL SUB’7H
En ese punto, la amistosa rivalidad quedaba en un segundo, tercer o incluso cuarto plano, porque ni el diluvio que se presentó al final – aunque fuese un contratiempo – quiso perderse algo que podía ser histórico, y la alemana no decepcionó a su público.
Con ese aura legendario que crea unas condiciones meteorológicas adversas, Laura Philipp firmó la victoria en Ironman Hamburgo en un majestuoso, imperioso e infinito calificativamente hablando 8:03:13. Únicamente el 8:02:38 de Anne Haug en Challenge Roth es mejor que ese registro por apenas 35” y ya sabemos de las particularidades de ese trazado. Pero la bestialidad de Philipp no acabó ahí, arrancó de cuajo la barrera de las 2H40min en el maratón para dejarla en 2:38:27.
GIGANTESCAS Y DE RÉCORD MATTHEWS Y LØVSETH
No menos espectacular fue el rendimiento de una Kat Matthews cuyo agridulce segundo puesto no puede opacar el 8:05:13. El segundo mejor tiempo IRONMAN y el tercero de la historia, mejorando en más de cinco minutos su PB. Pero en este día para la historia, la cosa no podía quedar ahí, y Solveig Løvseth cerró el mejor debut de siempre con un 8:12:24 que también entra los anales de la historia y el TOP10 de IRONMAN.